En “Sucedió en Marineda” hoy nos ocuparemos de la celebración de nuestra noche mágica.
Galicia ya no llora… Menos lo hace La Coruña ciudad alegre por antonomasia, atrás quedan la tristeza y el desconcierto, si hubo un tiempo en que los hados se habían confabulado -disfrazándose de coronavirus -y nos prohibieron celebrar nuestra noche meiga.
Hoy vencidos,-los hados maléficos- los gallegos y como no, los coruñeses, salimos en tropel a celebrar nuestra noche, esa noche cargada de lirismo en la que la luna brilla de forma inusual y, picarona hace guiños a las estrellas que, cómplices nos dejan ver el juego voluptuoso de las sirenas sobre las olas del mar, acompañadas de un canto melodioso, el revoloteo de juguetones duendecillos anunciando la visión del Dios que emerge de las profundidades marinas, precedido del dulce sonido procedente de numerosas caracolas portadas por una pléyade de Caballitos de mar que rodean al Mágico ser.
Esto sucede en la noche sanjuanera celebrada en las playas gallegas, tierra de por sí poseedora de múltiples leyendas, en Galicia el fuego; ese regalo que Prometeo hizo a los hombres ( por lo que fue cruelmente castigado), tiene en nosotros, los gallegos, su propia leyenda, cuyo protagonista es un mítico pájaro, nuestro ”PAPO RUBIO” que, generosamente no le importó quemarse el bello plumaje de su pecho con el fin de traer a los habitantes de esta tierra el purificador fuego, las demás aves le premiaron por tan heroica acción entregándole cada uno una pluma, menos la lechuza, desde entonces esta-la lechuza-no puede volar de día, está condenada a hacerlo de noche…
El fuego, presente en infinidad de celebraciones, no podía faltar en esta noche, en torno a él se canta, se danza, a la hoguera se entrega el ramo de finas hierbas que el año anterior adornó nuestro balcón y que este año es substituido por otro con nuevas flores (con él intentamos ahuyentar a los malos espíritus).
El agua tiene suma importancia en la celebración del rito ancestral, en torno a ella se desarrolla todo un ritual mágico, así tenemos la tradición de beber la flor del agua la mañanita de S. Juan, lavar nuestro rostro con el agua que durante la noche maceró las flores silvestres introducidas en ella.
Galicia es tierra vieja, noble y sabia como sus montañas, su alma y su historia.
Esta noche mágica los gallegos salimos a nuestras calles, plazas y playas a celebrar nuestras tradiciones, es la noche de las hadas, de las meigas, bruxas, trasnos y tantos otros ritos; en torno a la hoguera danzamos, comemos, hacemos comunión con ellos.
En La Coruña se llenan las calles de sus gentes que salen a celebrar, la llegada del verano y que mejor que hacerlo alrededor de la hoguera con buenas sardinas asadas sobre un mejor pan.
Sus calles se llenan de fogatas y sus playas, lucen numerosas hogueras, entre todas ellas destaca la ya famosa falla que conmemora hechos acaecidos durante el año en la ciudad. Hoy el barco que llega a Riazor lucia como mascarón de proa la efigie da nuestra alcaldesa Inés Rey, honraba al deporte en la figura del fallecido Arsenio Iglesias y las peñas deportivistas, rindió tributo a Picasso el universal pintor, (tan vinculado a la ciudad), en la celebración de su centenario y él orgulloso pilotaba el barco que arribaba a nuestra playa, portando sobre su hombro la paloma que lo hizo famoso, símbolo de la paz de la que todos deseamos disfrutar.
Todo ello después de los fuegos de artificio anunciando la hora meiga, fue pasto de las llamas, cuya carcasa no fue encendida-como en otros tiempos- por las meigas mayores de las hogueras, sino por la viuda de Arsenio Iglesias.
Los socios del Casino herculino no son ajenos a estas celebraciones, acudieron en gran número a celebrar el San Juan, lo hicieron en la terraza de su magnífica sede de la Calle
real, allí, en su 11ª planta, disfrutaron de una tarde veraniega, no faltaron sardinas asadas y otras viandas, que gustosamente fueron consumidas por los asistentes, acompañado todo ello por música muy del agrado de los socios que abandonaron las instalaciones ya de madrugada.
Desde Fedellando deseamos se pueda celebrar el s. Juan como la festividad se merece.
