Todo lo bueno que se diga de la popular y más que centenaria Cocina Económica de La Coruña es poco, en comparación con la abnegada y ejemplar tarea que realizan en ayuda de los más necesitados. Yo tuve la suerte de conocer, hace muchos años, su extraordinaria labor, cuando mi jefe máximo en el desaparecido Banco de La Coruña era Andrés Vilariño, que desempeñó un gran papel al frente de esa entidad benéfica. También conocí y traté al Dr. Luis Rodríguez (padre del campeón del mundo de rallies Luis Rodríguez Moya), Fernando Suárez (querido compañero en el Club de Leones La Coruña-Marineda), Alberto Martí (con quien coincidí muchos años en “La Voz de Galicia”) hasta llegar al presidente actual, Jacinto Torres, ex presidente del Circo de Artesanos. Y también recuerdo al popular practicante Luis García del Río, un “fijo” con Cruz Roja en los partidos de Riazor y abuelo de Inés Rey, actual Alcaldesa de La Coruña, que fue tesorero de esa entidad benéfica. Sin olvidar a Oscar Castro, su eficaz gerente. La Cocina Económica, fundada en el año 1886 (que me honró con un “Diploma de Reconocimiento”, en la fotografía), se supera año tras año en sus prestaciones a los más necesitados. Los últimos años han sido muy duros, a causa de la gran crisis económica cuyos coletazos seguimos sufriendo. Como bien dice su lema “alimentando la esperanza”. Pero la Cocina Económica no se limita a dar de comer a los necesitados, ya que también les ayudan a pagar la vivienda, adquirir medicamentos, facilitan ropas, e incluso tienen como “domicilio” el de la entidad, con el fin de empadronarse y acceder a diversas prestaciones sociales. Según la excelente “Memoria” del año 2018, obra del trabajador social Pablo Sánchez, continúa el aumento de nuevos usuarios de la Cocina Económica…. Tal cual, se lo cuento. (Foto: Lajos Spiegel)