En el mundo de los negocios es frecuente la coincidencia de varias generaciones familiares trabajando en los mismos. Incluso los expertos opinan que en las empresas de carácter familiar suele fallar la eficacia de la transmisión del mando operativo en la tercera generación. Esa fue una de las cuestiones abordadas durante el “X Encuentro de ex alumnos del IESE”, celebrado el pasado mes de junio en La Coruña, al que asistí por invitación de mi gran amigo Fana Quiroga, responsable en Galicia de la institución citada y organizador del exitoso evento. El asunto cobró especial interés al tomar parte en las ponencias Ignacio Rivera, consejero delegado de la Corporación Hijos de Rivera, fabricantes de la acreditada cerveza “Estrella Galicia” en sus magníficas instalaciones de la ciudad herculina. Ignacio pertenece nada menos que a la cuarta generación de la empresa creada en el año 1906, curiosamente el mismo año en que se fundó el Real Club Deportivo de La Coruña. Pero lo que no es frecuente es que tres generaciones trabajen al mismo tiempo en una empresa. Y máxime si ninguno de los integrantes de esas tres generaciones es propietario del negocio. Donde más se produce la presencia de hasta tres generaciones es en el sector de la hostelería. Pero, repito, cuando se trata de los propietarios de la empresa. ¡Ah!, y una puntualización muy importante: cuando hablo de tres generaciones me refiero a que se sean en línea directa: abuelos, hijos y nietos. Pero que esa rara circunstancia se produzca en tres generaciones de asalariados es un hecho realmente insólito. Pues bien, ese caso se da en el acreditado “Mesón La Forja”, sito en la coruñesa Playa de Santa Cristina, donde trabajan actualmente Carmen Naya, Bea Seoane y Bea Arranz (en la foto), abuela, hija y nieta…. Y a veces también trabaja Ricky, hermano de la joven Bea. Tal cual, se lo cuento. (Foto: Lajos Spiegel)