La realidad, con frecuencia, y más en estos tiempos, se empeña en imitar, cuando no dejar muy atrás, a la más imaginativa de las mentes literarias. Basta abrir cualquier periódico, editado en cualquier lengua, por una de sus páginas al azar, para tener, inmediatamente, la sensación de haber traspasado, como Alicia, la interfaz del espejo, y encontrarnos en el mundo más disparatado que la mente humana pueda concebir.
La lucha contra el absurdo encuentra, ha encontrado siempre, en el humor, su arma más prodigiosa, y en la sátira su ejecución más eficiente.
El pasado día 5 de julio, en el Sporting Club Casino de A Coruña, el Grupo de Arte Dramático María Casares, y su esforzado, y valioso, grupo de actrices y actores, pusieron es escena el estreno de la obra titulada “Blues for S of P.I.G.S.”, una sátira en tres actos con la mejor de las intenciones, salida de la pluma de Loís F. R. Vázquez, a la sazón también director y escenógrafo del grupo.
Plasmado, Delaorilla, Mitauro, Renacido, Sisepodría, Ledplasmic, Masquejuntas, Deskamisado, Delacoladera, Autóritas y Gens Cantorum, personajes imaginados, extraordinariamente reales, interpretados por A. Font, M. A. Madrid, V. Carbonell, F. Folgueiras, A. Roquet, M. Torreira, D. Bello, M. T. Cotrofe, E. López, E. Fernández, M. Carnota y el propio autor, dieron vida en escena a una historia en la que, en un territorio “S”, perteneciente al país de PIGSlandia, con motivo de la reivindicación de su singularidad, se propone la convocatoria de un referéndum para aprobar democráticamente la inversión del sentido de la caída del agua de lluvia, aprobando un proceso de “desconexión meteorológica” para que, a partir de su aprobación, en aquel territorio comience a “llover para arriba”. Todo se puede decidir, defenderán ardientemente, sin argumentación alguna, los promotores de tal propuesta. La acción transcurre en un tiempo, “imaginario” también, en el que la opinión ha sustituido al conocimiento y la sofística ha acabado con la filosofía. Un tiempo de un absurdo tal que, desde las posiciones más recalcitrantes, se ha vislumbrado que la última pirueta, ellos dirán recurso, en la delirante situación es establecer una mesa de negociación, con representantes al más alto nivel de cada una de las partes enfrentadas que, sin ser capaces de ponerse de acuerdo, ni mostrar el más mínimo interés por conseguirlo, sin ceder ni un ápice en ninguna de sus pretensiones, no admitiendo como sedes de la reunión ni el centro ni la periferia de PIGSlandia, y para evitar el acoso de la prensa, deciden reunirse en una pequeña fonda, de una pequeña ciudad en un territorio intermedio. Las delegaciones se reúnen por separado en dos actos y, conjuntamente, en un tercer acto en el que el absurdo crece exponencialmente hasta lo sublime.
Una tarde de teatro que, a juicio de los asistentes, se recordará. Una tarde de teatro que esperemos se convierta en otras muchas tardes de teatro en el panorama cultural coruñes.
Y recuerden, como insiste el autor que: “La literatura es ficción, sin ficción no hay literatura, lo diga quién lo diga, y que todo cuanto real crean ver… es, naturalmente, fruto de su imaginación”.