Artículo de Federico García Poncet publicado en DXT Campeón el domingo 11 de septiebre de 2011
Los deportivistas en los últimos días hemos pasado por diferentes estados emocionales. El pasado domingo lo cerramos resignados por la derrota ante el Hércules C.F; el miércoles desayunamos estupefactos con la noticia de que el míster José Luís Oltra no podía sentarse en el banquillo blanquiazul; el mismo día disfrutamos de la magia de Juan Carlos Valerón y del estado de gracia de Lassad, y gracias a ellos conseguimos una importantísima victoria ante el Girona F.C que nos permite disputar la siguiente eliminatoria de la Copa de S.M el Rey; hoy domingo que jugamos con el Barcelona B, el estado de ánimo de la afición blanquiazul que siempre piensa en positivo es de confianza, pues inteligentemente recordamos los cinco goles ante el Gerona y no la sorprendente derrota ante el Hércules.
Hablando de confianza podemos apuntar que las nuevas incorporaciones de la plantilla están animando a la afición que ve un futuro interesante en jugadores como Bruno Gama, Diogo Salomao o en el canterano Juan Carlos. Otros canteranos como Lassad, Laure y Alex Bergantiños parece que están consolidándose como jugadores necesarios para este proyecto, mientras otros como Diego Seoane, David Rochela y Juan Domínguez aun tiene que ganarse el puesto. Las últimas lesiones de Pablo Álvarez, Colotto, Manuel Pablo, Riki, Xisco o Borja son uno de los problemas que más preocupa a la familia blanquiazul.
Y a mí personalmente una de las cosas que me preocupa son las cagadas de paloma cuando el Dépor juega en La Coruña. Pues cuando el Dépor marca un gol en Riazor las palomas cagan en mi asiento. No es broma, les cuento, encima de mi asiento en la grada de tribuna inferior existe habitado un nido de palomas. No es raro ver diferentes nidos a lo largo de la tribuna inferior, lo que sí que es raro, por lo memos para mí, es comprobar la reacción que produce en estas aves la algarabía que se monta en el estadio cada vez que el Dépor marca un gol. No deja de llamarme poderosamente la atención el comprobar cómo me torpedean a cagadas cada vez que marcamos un gol. No todos los disparos impactan en mi, unos en la silla delantera, otros en la trasera o en el suelo. Pueden imaginarse lo que sufrí el pasado miércoles con los cinco goles que el Dépor marco al Girona, en una ocasión acertaron y justo en la cabeza, sin lugar a dudas estoy más tranquilo en un partido sin goles.
Ante la previsible buena marcha del Dépor en la liga y ante la más que segura llegada de goles llamé al club, donde por cierto fui muy bien atendió por Mª del Carmen, y le notifique la incidencia. Ahora estoy a la espera de que el responsable de mantenimiento del estadio medie en el conflicto para que mis compañeros de grada entre los cuales están mi querida madre, Augusto Pérez-Cepeda y Javier Cerqueiro no tengan la misma mala suerte que tuve yo días pasados. Quizás mi buen amigo Javier Ramírez, maestro en el tema ornitológico, me explique algún día semejante fenómeno.
Otra cosa que me agrada mucho, es ver como el alcalde de nuestra ciudad, Carlos Negreira, asiste semanalmente a los partidos que disputa el Deportivo en el estadio de Riazor acompañado por un nutrido grupo de concejales. Creo que el máximo mandatario municipal tiene claro que todos tenemos que apoyar el proyecto deportivista y así lo hace ver con su presencia jornada a jornada. Es muy importante el apoyo incondicional de todos para conseguir un Dépor de primera. Forza Dépor y Viva La Coruña.