No sé lo que pasará hoy. Tal como se desarrolló la temporada puede pasar cualquier cosa. Me refiero al partido de esta tarde, en el Estadio de Riazor, entre el Real Club Deportivo de La Coruña y la Unión Deportiva Las Palmas, encuentro con el que ambos equipos cierran la temporada 2016-2017. Tal como está la clasificación, ninguno de los dos se juega nada trascendente a esos efectos. Pero si en lo que al terreno deportivo y social se refiere. Tras una serie de partidos en los que el Deportivo no fue capaz a certificar su permanencia, al fin consiguió ese objetivo en su visita al siempre difícil campo del “europeo” Villarreal. Fue un partido jugado a cara de perro, ya que si al equipo coruñés le iba “casi la vida” en ese encuentro, a los castellonenses se les escapaba el tren europeo. Y, al igual que sucedió en la temporada anterior, el Deportivo logró certificar su permanencia en la élite del fútbol español, y por ende europeo, en el penúltimo partido y también en la cancha del Villarreal, equipo en el que por cierto Fernando Roig (con quien aparezco en la fotografía el día del último Trofeo Teresa Herrera) cumple 20 años como presidente. Roig, un hombre que procede del baloncesto, es el dueño y señor del equipo levantino desde que en mayo de 1997 le compró por 72 millones de pesetas (unos 432.000 euros) las acciones a Pascual Font de Mora, que fue el anterior presidente del Villarreal. Hoy, repito, el Deportivo cierra una temporada que en lo económico ha sido estupenda, lo mismo que en el aspecto social, y que en el meramente deportivo ha logrado lo más importante: permanecer en Primera. Con mucho sufrimiento y con más sombras que luces, de acuerdo, pero se logró. Creo de justicia felicitar a la gran familia blanquiazul, con su presidente Tino Fernández al frente. Un triunfo esta tarde sería balsámico. ¡Aúpa Dépor!. (Foto: Lajos Spiegel)