A las 6 de la mañana inicié el séptimo día del viaje, dedicado a una excursión lacustre y glacial de día completo. El autobús nos llevó hasta Puerto Bandera, a unos tres cuartos de hora del hotel. Allí iniciaríamos la travesía del grandioso Lago Argentino, dirigiéndonos a los inmensos campos de glaciares.
La Garganta del Diablo
Atravesamos la denominada “Garganta del Diablo”, nombre que le dieron a una angostura que hay al comienzo del lago, y numerosos témpanos gigantes (icebergs) aparecieron ya ante nosotros.
Nos adentramos por el llamado Brazo Norte y, dejando a nuestra derecha el Glaciar Seco y la Bahía Cristina, navegamos por el Brazo Spegazini, a cuyo final se encuentra el glaciar del mismo nombre, que es el más alto de los que aportan al citado Lago Argentino.
El gigantesco Glaciar Upsala
Tras una larga parada cerca de tan impresionante glaciar, retrocedimos para entrar en el Brazo Upsala, y siguiendo su largo curso llegamos al majestuoso y gigantesco Glaciar Upsala (Foto 1), llamado así en honor de la Universidad sueca del mismo nombre). Nos aproximamos lo más posible, y permanecimos allí largo rato haciendo fotografías y vídeos, deleitándonos con semejante maravilla de la naturaleza.
Retrocedimos por el Brazo Upsala, y tras 45 minutos de navegación entramos en la bellísima Bahía Onelli, donde descendimos a tierra. Tras recorrer un sinuoso sendero, entre un tupido bosque de lengas (árbol protegido, de madera preciosa), llegamos al restaurante en el que degustamos un menú típico patagónico.
Al terminar la comida, nos adentramos en el gran bosque del Parque Nacional de los Glaciares (Foto 2), atravesado por un único y no muy ancho sendero.
El Lago Onelli
Tras caminar unos 800 metros, llegamos al impactante Lago Onelli (Foto 3), producto de un glaciar desaparecido hace miles de años. El lago está repleto de témpanos procedentes de los 4 glaciares que lo nutren, cuyas aguas llegan al Lago Argentino a través del Río Onelli.
Tras una relajante parada, una completísima sesión fotográfica, y las doctas explicaciones de nuestro guía, Lucas, retornamos a la Bahía Onelli, con sus centenares de grandes témpanos. Allí embarcamos rumbo a Puerto Bandera, donde nos esperaba el autobús que nos dejaría en el hotel tras casi doce horas de inolvidable excursión.
Regreso a El Calafate
Después de un breve descanso, bajamos a la ciudad de El Calafate. Mientras la mayoría fue a Misa de 8, a la Parroquia de Santa Teresita del Niño Jesús, que coofició Fray Rosendo con el párroco Salesiano, yo me dediqué a recorrer la ciudad.
Luego nos reunimos todos en la “Parrillada Casimiro”, donde disfrutamos de una estupenda cena antes de regresar al hotel, literalmente “mallados” pero muy satisfechos de la gran jornada que habíamos tenido la suerte de disfrutar…y pensando que al día siguiente visitaríamos ni más ni menos que el mítico Glaciar Perito Moreno.
Glaciar Perito Moreno
El octavo día lo dedicamos a la visita del hiperfamoso Glaciar Perito Moreno (uno de los grandes motivos de mi viaje), con safari náutico y comida en el restaurante típico “Los Nativos”, única construcción de ese tipo en el Parque Nacional.
En autobús recorrimos los 75 kilómetros hasta nuestro destino, con una única parada para deleitarnos con la vista de la Cara Sur de tan imponente glaciar. Los 50 km. iniciales de recorrido los hicimos por un terreno desértico, hasta llega al Parque Nacional, totalmente cubierto de árboles y tupida vegetación.
Tras dejar a nuestra derecha el Lago Argentino, nos adentramos bordeando las montañas hasta tomar contacto con el inicio del Brazo Rico del mencionado lago, que fuimos dejando a nuestra izquierda hasta divisar la cara Sur del Glaciar Perito Moreno.
Tras la parada citada antes, continuamos viaje hasta llegar al Puerto Perito Moreno, (Foto 4) donde subimos a un barco que nos aproximó bastante a las impresionantes paredes de hielo del Glaciar, de unos 60 metros de altura sobre las aguas (Foto 5), con un ancho de 4 kilómetros y una profundidad de 600 metros.
El Glaciar avanza impetuoso, a razón de dos metros diarios, hasta chocar contra la Península de Magallanes y bloquear por completo el Brazo Rico, brazo que ve subir día a día el nivel de sus aguas, llegando a alcanzar una altura tal que incluso anega la elevada carretera de acceso.
Las aguas suben y suben, hasta que su tremenda presión origina la fractura de tan gigantesca masa de hielo, abriendo un gran hueco que libera las aguas del Brazo Rico (alimentado por varios ríos y glaciares) que se unen con tremenda fuerza y enorme estruendo a las del Lago Argentino. Eso sucede más o menos cada cuatro años, por lo que es probable que ocurra en este 2008 ya que la última vez que sucedió fue en 2004.
Es de resaltar que el gigantesco Glaciar Perito Moreno tiene nada menos que 30 kilómetros de largo, 4 kilómetros de ancho, y 195 kilómetros cuadrados de superficie. Como dije ya, avanza dos metros diarios, y es de resaltar que su conservación es perfecta hasta el punto de que se ha comprobado que en los últimos 100 años no perdió superficie.
Ello se debe a que los continuos desprendimientos que producen en sus altas paredes (de los que logré captar varios en la película que hice del viaje) se ven compensados con los también continuos aportes de nieve de las montañas que nutren al Glaciar.
Podría hablarles muchísimo más sobre el Glaciar Perito Moreno, que por cierto lleva este nombre en honor de Francisco Pascasio Moreno, el perito que delimitó la frontera con Chile y el que más hizo por toda esta impresionante zona andina, donando incluso las tierras que fueron el inicio del gran Parque Nacional.
Pero, creo que mis palabras no serían capaces de reflejar la impresionante realidad de esta auténtica maravilla de la Naturaleza. Solamente viéndola, se puede captar su inconmensurable grandiosidad. Por eso, les deseo que algún día puedan ustedes tener la fortuna de contemplarlo “in situ”.
“Las Terrazas”
Después de varios detenidos recorridos por todo lo ancho del frente del Glaciar, regresamos a puerto y el autocar nos llevó hasta la cima de la montaña, para iniciar allí el descenso a pie a “Las Terrazas”, unos miradores situados a diversas alturas y latitudes que permiten apreciar el Glaciar en su imponente dimensión, su enorme “campo” y sus tremendas caras Norte y Sur, realizando un completísimo reportaje fotográfico y videográfico. ¡¡¡Inenarrable, de verdad!!!.
Volví sobre mis pasos e inicié la dura subida, no pudiendo evitar detenerme cada dos por tres y volver la vista atrás para seguir contemplando la grandiosidad del Glaciar, lo que hizo que me retrase un poco para tomar el autobús que nos llevó al restaurante “Los Nativos”, en plena naturaleza, donde disfrutamos de una típica comida de la rica y potente cocina patagónica.
A media tarde, muy cansados, pero a la vez muy satisfechos por lo visto y vivido, regresamos al hotel. Allí me repondría con un excelente baño en la piscina climatizada y con sus variados y fuertes chorros de agua.
Y como cenamos en el mismo hotel, al fin pude acostarme algo más temprano de lo habitual. ¡Mañana, será otro día!.(Fotos: Lajos Spiegel).
2 comentarios en “El Lago Argentino y los impresionantes Glaciares Spegazini, Upsala, Onelli y Perito Moreno”
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Un maravilloso viaje hacia el Polo Sur, que les recomiendo.
Un maravilloso viaje hacia el Polo Sur, que les recomiendo.