Cuando todos en el Partido Popular, Partido Socialista, Ciudadanos y la versión catalana de Podemos/Colau estaban convencidos de la convocatoria de una nueva cita electoral en Cataluña, llegó in extremis un acuerdo por el que mediante un paso atrás y el dedazo mesiánico de Artur Mas, situaba como futuro sucesor al frente del Gobierno de la Generalitat, al envalentonado exalcalde de Gerona, Carles Puigdemont.
Un dedazo y un acuerdo/pacto entre de Junts Pel Sí y la CUP que se logró, como nos han contado, “por la negociación” -durante tres meses- contraviniendo lo que las urnas no dieron y que superaba los planteamientos más imaginativos. Un acuerdo/pacto alcanzado justo antes del pitido final del partido y que no es más que un fraude a los votantes catalanes, un adulteramiento de la política parlamentaria con un clamoroso movimiento de transfuguismo político escenificado por los antisistema y anticapitalistas de la CUP con la incorporación rotatoria de dos de sus diputados a la formación Junts Pel Sí, para así garantizar la gobernabilidad del nuevo mesías del “procés”. Un movimiento ya bautizado como CUPonazo, recordando lo sucedido en la Comunidad de Madrid con el famoso Tamayazo.
Una formación, del dimisionario y últimamente mudo Antonio Baños que por el momento no ha entregado su acta de diputado, que ha asumido el acuerdo/pacto en “petit comité” traicionando a sus bases y pasándose por el arco del triunfo todas las consultas y acuerdos asamblearios alcanzados por sus militantes y renunciando a todo su programa político y social que con tanta beligerancia defendían en campaña electoral, -salvo la independencia, claro está-. Una CUP entregada en cuerpo y alma a la disciplina de Junts Pel Sí, desistiendo así a su autonomía de partido y a su papel político al renunciar a hacer oposición al nuevo gobierno. Una claudicación de la CUP, cuyos dirigentes en múltiples ocasiones manifestaron que no investirían nunca al partido del 3% y que sin lugar a dudas traerá en próximas semanas una división de la formación antisistema.
Un nuevo presidente que se compromete con una minoría de los catalanes a culminar el proceso soberanista y que con el calentón del momento se encuentra envalentonado y muy desafiante con todo y todos aquellos que avisan que el “procés” hacia la desconexión y ruptura con España no será posible por su manifiesta ilegalidad, así como de las consecuencias legales que acarreará cualquier acto contrario a las leyes y resoluciones de los más altos tribunales del Estado español.
Un presidente investido que el pasado domingo en la sesión de investidura leyó un discurso que no era más que una copia de los que, el humillado y trilero de Artur Mas, presentó en las dos sesiones anteriores. Las mismas ideas englobadas en una hoja de ruta disparatada, absurda e ilegal hacia la ruptura con España, a saber si en un plazo de 18 meses, para lo que mesiánicamente promete la construcción de estructuras de Estado, Hacienda propia y un Banco central de Cataluña, entre otras disparatadas ocurrencias. Para nada habló del pago a farmacias, hospitales, residencias, colegios públicos, bajada de impuestos, políticas sociales……..Eso sí, todo con el pensamiento de que ésta fiesta independentista será pagada con el dinero de todos los invasores españoles.
No se puede seguir consintiendo por más tiempo este desafío disparatado en el que se han instalado desde hace años algunos políticos, que huyendo de los escándalos de corrupción y de la nefasta gestión desarrollada al frente de los distintos gobiernos, solo persiguen la República catalana, acompañados por muchos aprovechados que desde distintas instituciones subvencionadas con fondos públicos, se han aplicado en manipular y dividir a la sociedad catalana generando enfrentamiento, crispación y división.
Y esta nueva tormenta independentista llega con un gobierno interino, un Parlamento de España recién constituido y con un escenario muy abierto de posibles alianzas, pactos y abstenciones para la investidura de un nuevo Presidente. -habrá que estar muy atentos a los movimientos de todos los actores políticos-.El gobierno en funciones del Partido Popular será quien tendrá que ir tomando en las próximas semanas las decisiones oportunas para que el Estado adopte las medidas necesarias ante las decisiones que desde Cataluña se vayan adoptando y vulneren nuestro Estado de Derecho. Ojalá todos los que dicen considerarse constitucionalistas estén a la altura ante la pretensión de unos pocos de romper la unidad de España. Es hora de acabar con todo este esperpento e ilegalidad manifiesta del “procés” de independencia.