Tras muchos años “ladrando” a diestro y siniestro, sin que nadie le plantase cara de verdad, el Alcalde de Oleiros encontró la “horma de su zapato”: José-Ramón Riobóo, Alcalde de Culleredo, con quien aparezco en la fotografía durante el acto de presentación de uno de mis libros en el salón de plenos de dicho Ayuntamiento. Fogueado inicialmente en la oposición a un político de la talla de Julio Sacristán, a quien terminó sucediendo en la alcaldía desde noviembre pasado, Riobóo se ha convertido en una figura de peso en la política gallega, y cuenta ya con el apoyo del PSOE para ser su candidato al puesto en las próximas elecciones. Riobóo acertó de pleno al afirmar que no estaba dispuesto a tolerar que se utilicen fondos públicos para “maniobras políticas”, en clara alusión al taimado Geluco Seoane, Alcalde de Oleiros, y su “Alternativa dos Veciños”. También dio de lleno en la diana al denunciar públicamente el comportamiento ególatra del pseudo comunista Geluco; que, como se dice vulgarmente “pone el culo” por ser noticia y “salir en los papeles”. Es público y notorio que actúa como un Juan Palomo, ya que él se lo guisa y él se lo come. Prueba de ello es que no deja protagonismo alguno a los concejales de su cuerda. Él es el alcalde, el portavoz, el mensajero, el receptor y el intermediario. En una palabra, se cree el “Sursum corda”, y como dictadorzuelo aprendiz de Fidel Castro “Manda, dispone y hace saber” en Oleiros…. y pretende hacerlo también en el Consorcio das Mariñas. Pero con la llegada de Riobóo se destapó algo muy evidente: la falta de democracia del Geluco, que pretende pasarse por el “Arco de triunfo” el criterio de los demás integrantes de ese ente supramunicipal. También hizo muy bien Riobóo al salir al paso de las acusaciones del Geluco, que afirmó que en Culleredo “se hace contratos a dedo”. Con semejante espécimen no caben concesiones. Hay que ir a por él de frente. Está acostumbrado a “acongojar” con sus bravatas y amenazas, pero recula y se descompone cuando encuentra la “horma de su zapato”. Y, a lo que se ve, esa “horma” tiene un nombre: José-Ramón Riobóo, más joven, más formado, y más inteligente. Tal cual. (Foto: Lajos Spiegel)