Una fecha maldita para el deportivismo. Quizá una de las más malditas para los que hemos superado –al menos- la cuarta década de vida y que jamás olvidaremos por mucho tiempo que pase y por muchas vivencias que hayamos tenido posteriormente. En los últimos 30 años hemos celebrado 3 ascensos, hemos sufrido 2 descensos, hemos reinado en la Liga, en la Copa, hemos ganado en todas partes, hemos sufrido dolorosas derrotas de todo tipo… pero nada hará olvidar lo que vivimos aquella tarde de mayo en 1983.
Y al igual que a nadie se le olvida lo que estaba haciendo el famoso 11-S o el 11-M o el día en que España ganó el Mundial ni –por descontado- el día en que el Deportivo ganó la Liga o cualquiera de las dos Copas, estoy seguro que muchos no olvidamos donde estábamos aquel fatídico 22 de mayo de 1983.
Esa temporada, la 82-83, y con Arsenio en el banquillo, el Deportivo se mostró intratable en casa, ganando todos los partidos que jugó en Riazor. Una racha que se cortó en la jornada 23 cuando el ínclito Caetano Bueno apareció por La Coruña dispuesto a hacerse un hueco en la historia negra de los arbitrajes al Deportivo. Posteriormente, sólo el Murcia repitió victoria en Riazor contándose los otros 16 partidos por victorias. Fuera de casa el equipo iba arañando puntos que le permitieron llegar a la última jornada dependiendo de un simple empate en casa ante un Rayo Vallecano perdido en la mitad de la tabla y sin nada que jugarse. Salvo una suculenta prima procedente de otras latitudes…
Por aquel entonces, el que esto escribe residía en Pontevedra. Era mi primer año en aquella ciudad y me encontraba finalizando el último curso de la EGB. En mi clase del colegio bastantes madridistas en aquel año en que se dejaron la liga en Valencia y también bastantes azulgranas que vibraban con Schuster, Quini y Maradona. Había también algunos del Celta, pero aquel año les tocaba pasarlo mal. Hay que reconocer que por aquella época solían ascender a Primera en algunas ocasiones, no como el Deportivo, que no lo conseguía nunca. Pero claro, el problema es que bajaban al año siguiente, con lo que un año celebraban ascensos y luego les tocaba ver derrotas seguidas desde el primer día. Y, por supuesto, todos eran fieles a su “Pontevedriña”, que al igual que ahora, se debatía entre la 2ºB y la 3ª División y esperando tiempos mejores, que dicho sea de paso, yo también lo espero porque realmente lo merece.
El caso es que me tocaba escuchar el partido del Deportivo a través del Carrusel Deportivo de Joaquín Prat y José Joaquín Brotons. Empezaba el partido narrado en Riazor por el recordado José María Guimaráens. Cada 5-10 minutos iban dando los provisionales ascendidos a Primera, estando el Deportivo entre ellos al ir empatado su partido. Todo iba bien… hasta que se llegó casi al descanso.
Fue entonces cuando un tal Pozo nos metió el primer gol que nos llevó al final del primer tiempo. No me lo podía creer, se nos escapaba el ascenso. No importa, me voy a hacer la merienda mientras dura el descanso y seguro que en el segundo tiempo empatamos.
Pero no fue así, a los 5 minutos nos metieron el segundo y solo casi al final el incombustible Ballesta acortaba distancias. No hubo tiempo para más. Apagué el transistor y me quedé un buen rato en silencio intentando entenderlo, pero no había manera. Aquel día aprendí lo que era quedarse en estado de shock.
No me acordaba de si tenía los deberes del colegio hechos para el día siguiente, me importaba un bledo si alguien me decía algo para vacilarme, me traía sin cuidado todo. Para un chico de apenas 14 años el fútbol le acababa de dar su primer palo gordo. Un palo de esos que ya no duelen porque han pasado muchas cosas en este tiempo, pero que si aprietas un poco todavía molesta.
Este domingo el Depor-Rayo no se parecerá en nada al de hace 31 años. Pero bien nos valdría ir sumando puntos para no tener que llegar a las últimas jornadas y nos tengamos que llevar otro disgusto parecido. Esperemos que no sea así.
9 comentarios en “¿Dónde estabas tú el 22 de mayo de 1983?”
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Uno de los momentos más tristes de la historia que yo conozc fue precisamnet este partido que nos privó del ascenso a la división de honor en la temporada 83 ante el del Rayo Vallecano y que enmudeció el estadio de Riazor durante por moito tempo. Pese al paso de los años, muchas generaciones la nuestra incluida tienen en la memoria aquella triste pérdida del ascenso a primera división ante los de Vallecas en Riazor, cuando el Deportiviño capitaneado por el grandísimo José Luis Vara Olveira y el bruxo de Arteixo Arsenio Iglesias se llevaba uno de los varapalos más duros que recibió la afición coruñesa hasta la fecha. La precipitación y ansiedad tuvieron mucho que ver en aquellas fechas.
Uno de los momentos más tristes de la historia que yo conozc fue precisamnet este partido que nos privó del ascenso a la división de honor en la temporada 83 ante el del Rayo Vallecano y que enmudeció el estadio de Riazor durante por moito tempo. Pese al paso de los años, muchas generaciones la nuestra incluida tienen en la memoria aquella triste pérdida del ascenso a primera división ante los de Vallecas en Riazor, cuando el Deportiviño capitaneado por el grandísimo José Luis Vara Olveira y el bruxo de Arteixo Arsenio Iglesias se llevaba uno de los varapalos más duros que recibió la afición coruñesa hasta la fecha. La precipitación y ansiedad tuvieron mucho que ver en aquellas fechas.
Para muchos que estábamos en Riazor, como yo, fue un tremendo varapalo. Por aquel entonces colaboraba con el Ideal Gallego y recuerdo la tarde con una tristeza sin igual. Las ilusiones quebradas tras muchos años de sufrimiento, con descensos a Tercera División incluido, y un Rayo que no se jugaba nada nos arrebató un ascenso que hubiese sido más que merecido. Un final de Liga como en 1970, cuando Beci, con su cabezazo, acompañado de once "jabatos" blanquiazules nos daba el ascenso. No pudo ser y tuvimos que esperar una década más para lograr el salto a Primera División, donde ahora estamos y de donde no debemos salir.
Para muchos que estábamos en Riazor, como yo, fue un tremendo varapalo. Por aquel entonces colaboraba con el Ideal Gallego y recuerdo la tarde con una tristeza sin igual. Las ilusiones quebradas tras muchos años de sufrimiento, con descensos a Tercera División incluido, y un Rayo que no se jugaba nada nos arrebató un ascenso que hubiese sido más que merecido. Un final de Liga como en 1970, cuando Beci, con su cabezazo, acompañado de once «jabatos» blanquiazules nos daba el ascenso. No pudo ser y tuvimos que esperar una década más para lograr el salto a Primera División, donde ahora estamos y de donde no debemos salir.
Ufff que recuerdos!!!!!
¡Yo estaba en el Estadio! Menudo varapalo, no recuerdo quien ascendió en su lugar, el Murcia?
Ese día ascendieron el Cádiz y el Mallorca. El Murcia ya estaba ascendido varias jornadas antes. Curiosamente, a la temporada siguiente, tanto el Cádiz como el Mallorca descendieron nuevamente a Segunda. Y es que la venganza es un plato que se sirve frío…
Uno de los momentos más tristes de la historia que yo conozc fue precisamnet este partido que nos privó del ascenso a la división de honor en la temporada 83 ante el del Rayo Vallecano y que enmudeció el estadio de Riazor durante por moito tempo. Pese al paso de los años, muchas generaciones la nuestra incluida tienen en la memoria aquella triste pérdida del ascenso a primera división ante los de Vallecas en Riazor, cuando el Deportiviño capitaneado por el grandísimo José Luis Vara Olveira y el bruxo de Arteixo Arsenio Iglesias se llevaba uno de los varapalos más duros que recibió la afición coruñesa hasta la fecha. La precipitación y ansiedad tuvieron mucho que ver en aquellas fechas.
yo estaba en el estadio,, en marathon, tenía 7-8 años y todavía no tenía capacidad para entender lo ansiosa que estaba la gente y lo mucho que estaba en juego. Sobre todo recuerdo eso, la barbaridad de gente que había apelotonada por todos lados, recuerdo ver a gente subiendo a los pibotes que sostenían el techo para ver el partido desde allí alto, gente por todos lados, abalanchas para entrar, una pasada. Del partido recuerdo poco, el recibimiento impresionante, el partido sin ocasiones salvo un tiro lejano de José Luis y finalmente una falta en la frontal del área al filo de la primera parte, que marcaron a la izquierda de Jorge (creo). Y el segundo gol un contragolpe en el que un tío se quedó solo batiendo a Jorge, ya en nuestra portería. El resto recuerdo que se jugó en el campo del Rayo, con Jorge casi en medio campo y alguna contra ocasional. Y el gol de Ballesta, en el que el estadio saltó. Finalmente recuerdo el silencio que se hizo al terminar el partido, y a los jugadores del Rayo corriendo como locos para salir del estadio por especial niños, allí les tiraron de todo, banderas y lo que había.