Ciudad del Cabo (Sudáfrica), 20 de Octubre del 2016
Antes de comenzar mi actividad de hoy debo aclarar un error de bulto en mi información de ayer, ya que al referirme a la extensión del Parque Kruger puse 20.000 y 26.000 metros cuadrados cuando realmente son kilómetros cuadrados. ¡Casi nada vamos!….Hoy, al fin conseguí levantarme a una hora normal, ya que lo hice a las 7.30, pues a las 9 salí para Pretoria. Amaneció con una espesa niebla que no tardó en disiparse, dejando paso a un día soleado a medida que avanzó la mañana. La salida de la ciudad de White River, que debe su nombre al río en el que abundan los cocodrilos, fue muy rápida. Se trata de una urbe fundada en el Siglo XIX, muy limpia y ordenada en la que fijaron su residencia muchos jubilados, rentastas y pensionistas. Viven fundamentalmente de la agricultura, con abundancia de cítricos y miel. Al poco de salir de White River entramos en la autopista, pero la dejamos pronto para tomar una excelente carretera que nos llevó por el interior, pasando una zona montañosa a más de 2.000 metros de altura. En tan bonito recorrido pude ver muchos cultivos y ganado, especialmente bovino. También varias explotaciones mineras, y ya cerca de Pretoria una muy importante mina de diamantes. Tras recorrer 400 kilómetros llegamos a Pretoria, que es la capital administrativa de Sudáfrica, ya que este país tiene otras tres capitales: Johannesburgo (financiera), Ciudad del Cabo (política, Parlamento) y Bluefontaine (judicial, Corte Suprema). Pretoria tiene 3.000.000 de habitantes y combina tradición y modernidad. Es una ciudad bastante segura, aunque el paro es bastante elevado. Mucha gente que trabaja en Johannesburgo, que está a 70 kilómetros, prefiero vivir aquí. Tiene varias Universidades, museos, grandes parques y muy bellos edificios victorianos y de la época de los holandeses. Destacan el Palacio del Gobierno, Union»s Buildings, la Casa de Paul Kruger, la Plaza de la Iglesia, Palacio de la Opera, Teatro Nacional, Plaza de la República, etc. Por cierto que la comida la hice en el Restaurante Magnolia Dell, que está en un bonito parque llamado Magnolia. Hay pocos edificios altos ya que ahora solamente permiten 6 alturas. Antes de salir para el aeropuerto subí a una colina desde la que hay una magnífica vista de la ciudad. Y después de un feliz vuelo heme aquí en Ciudad del Cabo. Muy baquetado pero satisfecho. Hasta mañana. (Foto: Lajos Spiegel)