Santa Cruz (Bolivia), 21 de octubre del 2018
Hoy, 21 de octubre del 2018, hace justamente un año que llegaba a Guatemala City, para iniciar un largo recorrido por Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica, inolvidable e interesante periplo del que informé diariamente en los periódicos digitales «Fedellando.com» y «21Noticias.com», además de publicarlo en «Facebook » (donde tengo 5.000 contactos en todo el mundo) y enviarlo directamente a más de medio centenar de personas. Posteriormente, publiqué un libro relatando el viaje, con muchas fotografías.
Y ahora, tras un largo y agotador viaje, he llegado al fin a Santa Cruz (Bolivia), después de unas 19 horas. Recuerdo que salí de mi casa de Santa Cristina (La Coruña) a las 18.45 de la tarde de ayer y que no llegué al Hotel Cortez, de Santa Cruz (Bolivia), hasta las 7.30 horas de hoy. Les aclaro que la diferencia horaria con España es de 6 horas, circunstancia que me perjudicará a la hora de enviar la información diaria de mi viaje; ya que, cuando remita un artículo a las 10 de la noche de aquí ahi serán las 4 de la mañana del día siguiente. Y peor aún lo tendré en Colombia y Ecuador, cuya diferencia es de 7 horas. Fueron 19 horas en total de viaje, de las cuales más de 13 corresponden a vuelos, esperas en las distintas conexiones y traslados a\desde los aeropuertos y al Hotel.
El trayecto entre La Coruña y Madrid lo realicé en un avión «Embraer 190» de «Air Europa», en apenas una hora. Por cierto, había bastante gente en Alvedro, debido a que faltaban aún por operar las salidas de «Vueling » a Barcelona, «Iberia » a Madrid, e «Iberia » a Barcelona, el nuestro de «Air Europa» a Madrid, además de los correspondientes vuelos de llegada.
Salimos con suma puntualidad de La Coruña, a las 20.45 horas, y llegamos a Madrid a las 21.50. Tras unas 2 horas de espera, que aproveché para pasear por el aeropuerto y ordenar mis papeles, a las 23.55 dejé Barajas en un avión «Airbus 330-200», también de «Air Europa», de nombre Ángel Nieto, en honor del que fue 13+1 veces campeón del mundo de motociclismo, con sus 299 plazas ocupadas, que me trasladó a mi primer destino: Santa Cruz, en Bolivia.
Mi compañera de viaje fue una monja de 80 años, de la Orden de las Misioneras del Convento boliviano de Santa Cruz. María Victoria Mendoza, natural de Cochabamba (Bolivia) y descendiente de españoles, regresaba de Roma con unas compañeras después de una visita oficial al Papa. Tras charlar un buen rato, se dedicó a rezar con un gran rosario de cuentas blancas de nacar, y a dormir, tras renunciar a la cena….
Tras sobrevolar España, dejamos atrás la Península Ibérica por arriba de Coimbra (Portugal) y nos adentramos en el impresionante Océano Atlántico. Alcanzamos los 1.055 km hora, los 11.600 m de altura, y una temperatura exterior de 51 grados bajo cero.
Cenamos a la una y media de la mañana, hora española (las 7.30 de la tarde en Bolivia) una exquisita carne con arroz, regada con un buen Rioja, postre y café.
Entramos en el Continente Americano por Venezuela, momento en el que lucía una preciosa luna llena (mi Luna) y sobrevolamos Brasil. Faltando una hora y 50 minutos para llegar a nuestro destino (las 9 de la mañana en España) nos dieron un desayuno que se agradeció después de una noche tan larga.
Debido a la gran velocidad desarrollada, llegamos al Aeropuerto Internacional «Viru Viru» de Santa Cruz a las 5 de la mañana (las 11 en España), con medía hora de adelanto sobre el horario previsto. Allí me esperaba, con un gran cartel con mi nombre, Cynthia Otalora, una encantadora guia boliviana, de La Paz, que lleva unos 30 años residiendo en Santa Cruz de la Sierra, que tal es el nombre que puso el descubridor español Ñuflo de Chaves a Santa Cruz.
En mi información de ayer, dedicado a este viaje de 25 días por América del Sur, olvidé comentarles que, para conseguir ajustarlo a mi ambicioso y personal proyecto, requirió una encomiable y paciente tarea por parte de Agustín Vázquez, de «Viajes RAI» en La Coruña, y Pily Sobrado, responsable regional de «Bivestour». Aunque, como es lógico y natural, cobran por su trabajo, considero de justicia dejar constancia de su profesionalidad y buen hacer. Dicho queda, pues.
Y ya sin más demora les dedico esta primera crónica de alcance de mi largo (y espero que muy feliz e ilustrativo) periplo por América Central. ¡Saludos y salud!. (Fotos: Lajos Spiegel)