Cuando Mecano publicó su exitoso disco “Aidalai” allá por 1991, incluyó un tema que comenzaba así: “ Ese día algún día llegará / no será pronto ni tarde/ cuando no queda cerilla ya / es el dedo lo que arde”. Era una canción que decía que todo en esta vida tiene un final, y que, aunque sepamos que va a suceder, nos resistimos a que llegue ese día. Pero al final llega. Como todo. Y entonces es cuando nos llevamos el disgusto y nos entra la añoranza. Como si no supiéramos que eso iba a acabar sucediendo.
Juan Carlos Valerón anunció que abandonaba el Deportivo tras consumarse el descenso a Segunda. La noticia, ya de por sí triste, venía sonando desde hacía tiempo en los corrillos deportivistas y en la prensa. Era un rumor que no sabíamos si finalmente sería realidad. Estábamos tan pendientes de la marcha liguera, de la remontada en la clasificación, de la ilusión por salvarnos tras estar casi sentenciados, que no tuvimos ni tiempo en valorar ese rumor. El caso es que la noticia se confirmó y una parte importantísima de la historia del RC Deportivo se bajaba del barco. No sabíamos si para retirarse, si para enrolarse en algún proyecto con petrodólares o si para empezar a entrenar a chavales.
Valerón parecía –y perdónenme la expresión masculina- la mujer de nuestra vida. La chica que iba a estar siempre a nuestro lado. Era el futbolista que, tras un montón de años en el césped, iba a seguir en el club en otras facetas. La renovación que firmó con 36 años por 5 temporadas así parecía certificarlo. Por fin un exjugador de la época más gloriosa del Deportivo iba a quedar vinculado al Club indefinidamente. Iba a ser lo que Rummenigge o Beckenbauer en el Bayern.
El caso es que, es muy probable que en enero de 2014 vuelva a La Coruña. Pero esta vez llevará una camiseta amarilla jugando en Riazor. Han sido tantos años viéndolo de blanquiazul, con las rayas delgadas, gruesas, con un triángulo azul, con una raya horizontal, con publicidad de Dreamcast, de Estrella Galicia, de Fadesa… pero siempre con el escudo del Deportivo en el pecho. Me va a resultar muy extraño verle así. Ya no esperaré un toque de magia que arregle el partido. Esperaré a que no tenga su día. Tendré miedo cuando el balón caiga en sus pies porque sé de lo que es capaz de hacer si le dejan pensar un segundo… Por momentos pensaré que ese 21 que juega con ellos se le parece mucho, pero que no es él. Que no puede ser él, que Valerón es del Depor y ese día no juega.
Ha habido muchos futbolistas que llegaron a ser auténticos ídolos en Riazor y que volvieron posteriormente a La Coruña con otras camisetas: Bebeto dejó el club tras 4 años y al año siguiente ya pisó Riazor con la elástica del entonces inestable Sevilla en una eliminatoria de Copa. Lionel Scaloni, cuyo deportivismo está fuera de duda, también vistió otras camisetas en Riazor. Makaay nos visitó ya en el ocaso de su carrera con el Feyenoord. Otros jugadores menos trascendentales hicieron lo mismo… No sé, pero pienso que el caso de Valerón sólo podría haberlo igualado Mauro Silva si hubiese fichado por otro equipo de la Liga en 2005. Afortunadamente no fue así y nunca le tuvimos enfrente.
Ha firmado por la UD Las Palmas por una temporada con opción a otra. Supongo que será para ver como se encuentra en junio de 2014 cuando ya tenga 39 años. Nosotros lo veremos ahora como un rival que juega en un equipo que luchará por el mismo objetivo que el Deportivo: el ascenso. Luego el devenir de la temporada ya irá definiendo los objetivos, pero a priori, será uno de nuestros rivales. Nuestro mejor amigo será nuestro enemigo más temible.
La chica que iba a estar a nuestro lado toda la vida nos ha dejado cuando más la necesitábamos. Con ella nos hemos ido a Londres, a Munich, a Milán, a Manchester… y hemos vuelto muy contentos del viaje. Fuimos a Madrid en 2002 a una celebración y al final la fiesta la celebramos nosotros que éramos los invitados. Hace dos años íbamos a Soria, a Guadalajara, a Huesca… y también volvimos muy contentos. Pero nada de todo eso lo volveremos a repetir juntos. Ella se ha ido a su casa, con los suyos. Y tenemos que comprenderlo. A todos nos gusta volver a casa. Lo que pasa es que la vamos a echar mucho de menos.
En enero de 2014 Valerón volverá a pisar Riazor. Yo seré de los que me levante y le aplauda hasta agotarme. Estoy seguro de que todo el estadio le aplaudirá. Y supongo que él devolverá los aplausos a toda la grada. Porque nosotros le queremos. Y él también nos va a seguir queriendo.
Y es que, como decía Mecano, “hay llamas que ni con el mar”…