Artículo de Fede G. Poncet y publicado en DXT Campeón el domingo 14 de agosto de 2011. 

Hace unas semanas les hablé de los presupuestos y de la importancia que tenían los ingresos atípicos, especialmente lo producidos como consecuencia de los derechos de televisión.

Muy felices se las prometían los clubs cuando a mediados de los noventa se produjo el boom de las televisiones. Éstos empezaron a  ingresar por este concepto unas cifras insultantes en aquel entonces, y ahora con la perspectiva que nos da el tiempo más, si cabe, debido también  a la interminable crisis económica.

Los clubs pensaron en aquel momento que con tales ingresos, además de sanear su economía, podrían fichar a quien les diera la gana. Una especie de barra libre. Durante un tiempo se hicieron fichajes a diestro y siniestro, algunos bien es cierto, impensables para determinados equipos. Pero a medida que iba transcurriendo el tiempo, y como consecuencia de la ley de la oferta y  la demanda, los clubs fueron perdiendo poder adquisitivo. La inflación llegó a ser brutal. Como ejemplo, traspasos valorados hasta aquel entonces en 300 millones  pasaron a 1000 y fichas de 30 millones se vieron mejoradas, no necesariamente al vencimiento del contrato,  a 100. Un insulto para la sociedad.

Esta situación hizo que los clubs se fueran endeudando cada vez más porque las cantidades eran mayores y los que se iban llevando el gato al agua poco a poco, no eran otros que los jugadores que, además del incremento de su ficha, primas, etc, incrementaban la cantidad final del porcentaje de su traspaso, independientemente de la comisión de los intermediarios, que ésa es otra historia.

También se ha asumido durante estos últimos años, que cuando un jugador no está a gusto en un club (normalmente porque tiene una oferta de otro) es mejor dejarlo ir porque no va a rendir. Este verano tuvimos el caso Agüero, con reconocimiento explícito de su presidente de que la mejor solución era que se fuese. ¿Pero qué broma es ésta? Si ha firmado un contrato, su deber es cumplirlo y punto. Y el presidente de turno tiene que hacer valer dicho contrato.  ¿Acaso no cumplen los clubs los contratos cuando hay una grave lesión y el jugador va a estar parado mucho tiempo? ¿Qué opinarían los jugadores y su sindicato si el club les dijese que no los quieren porque están lesionados?  Les recuerdo los casos de Ronaldo con el Inter y de Aldana en el Deportivo. Uno forzó su marcha de Italia del club que le pagó hasta el último euro de su millonaria ficha durante la lesión; el otro, al acabar su contrato, no tuvo la más mínima consideración con un equipo que además de rehacer su vida deportiva, le pagó religiosamente mientras estuvo apartado de los terrenos de juego.

¿Por qué no hay ninguna ley que regule el bajo rendimiento de un futbolista? Hasta se les permite que salgan de juerga frecuentemente sin ningún tipo de recriminación. Incluso hay aficionados que si ven a algún jugador de noche le hacen la ola. Incomprensible si tenemos en cuenta que es un activo del club y que su valor va a depender de su estado de forma física.

¿A qué esperan los clubs para establecer topes salariales y controlar el mercado? Probablemente si lo hubiesen hecho no se hubiera llegado a lo que hemos llegado. La liga de fútbol profesional tendría que replantearse muchas cuestiones para hacerse respetar.

En Navidad, por convenio los jugadores tienen unos diez días de descanso cuando en países como Inglaterra juegan 3 partidos en ese mismo período de tiempo con el objeto de que los más pequeños disfruten. Todo esto después de haber disfrutado en verano de más de dos meses de vacaciones. Ya saben, como cualquier trabajador español.

Se ha pasado del derecho de retención que tenían los clubs sobre los jugadores en los años setenta  a la dictadura de los futbolistas, que manejan la situación a su total antojo. Si una cosa era mala, la otra probablemente sea peor. El CSD debería mediar entre las dos partes para evitar todo tipo de abusos.

En resumen,  hemos llegado a una situación muy delicada con dos partes enfrentadas: los clubs (con varios de ellos en situación concursal) y un sindicato de futbolistas de sueldos millonarios que amenaza a los primeros (y al mundo del fútbol en general) con una huelga para las dos primeras jornadas de liga por no estar de acuerdo con el fondo de garantía establecido para casos de insolvencia. Ver para creer.

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