El municipio de Coristanco (La Coruña), tiene bien ganada fama de producir unas de las mejores patatas de España “y del mundo mundial”, en reñida pugna con la localidad de A Limia (Ourense). Y el pasado domingo, atendiendo la sugerencia de mi buena amiga la pintora Lolecha Fernández España, coristanqueña de pro, asistí a la celebración de su exitosa “Festa da Pataca”, que ha llegado ya a su 39 edición. Recuerdo que la única vez que estuve en tan singular evento fue el 20 de septiembre del 2015, y que lo que más me llamó la atención fueron los monumentos y creaciones artísticas hechas con patatas, concurso en el que, por cierto, compiten un buen número de carrozas. Las fiestas de este año, celebradas el viernes, sábado y domingo, incluyeron el desfile de tractores engalanados, concursos, exposiciones, Misa cantada, animación con “A troupa do Dr. Milagre”, conciertos, stands de venta de productos locales, juegos infantiles, charangas y pasacalles durante todo el día, pregón de Juan-José Vila, juegos populares, monólogo de Luis Zahera, concurso de habilidades con maquinaria, y degustaciones varias. Tras cumplir con el rito de comer un delicioso “pulpo a feira”, además de unos sabrosos chorizos asados y unas roscas caseras, en compañía de José Quintáns y Berta Cuiñas, en la gran carpa del pulpeiro García, nos desplazamos al precioso paraje natural de Verdes, al borde del Río Anllóns, para gozar del paisaje que rodea el cauce fluvial y ver los tres viejos molinos que allí hay. Es un acogedor lugar, muy frecuentado por turistas y lugareños, y creo que el Ayuntamiento debería reparar el tejado de uno de ellos, ya que se ha hundido casi por completo. Por cierto, entre Coristanco y Verdes tuvimos oportunidad de gozar con la vista de una gran plantación de girasoles, que estaban “saludando” gozosos al astro rey. Tal cual, se lo cuento. (Foto: Lajos Spiegel)