El pasado miércoles, día 15, tras varios intentos frustrados a lo largo del día, al fin pude felicitar a mi querido y admirado amigo José-Manuel Liaño Flores, abogado en ejercicio y ex alcalde de La Coruña. Era cerca de la medianoche cuando logré escuchar al otro lado de la línea telefónica su voz clara y animosa, como de costumbre. Estaba a punto de finalizar la jornada que iniciaba sus 96 años de edad, llenos de vitalidad. Me comentó que había tenido una jornada muy movida, ya que ese día celebraron el 50 Aniversario de la Academia Gallega de Jurisprudencia, en el salón de plenos del Ayuntamiento de La Coruña, que por asuntos de agenda el Alcalde había fijado para ese día. Me dijo que fue un acto muy simpático, en el que le tocó pronunciar un discurso ya que es el único superviviente de los 40 fundadores de dicha Academia. Curiosamente, coincidió con la hora justa en que había nacido, las seis de la tarde, por lo que sus 96 años fueron recibidos con una auténtica salva de aplausos (los que premiaron su docto discurso). A lo largo de nuestra amena conversación me dijo que estaba muy feliz, ya que ese día cumplía “años eróticos: 69”, un número que si se gira como una rueda tiene la virtud de que nunca pierde “su compostura”. Pero ese número 69, invertido (en el buen sentido de la palabra) forma el 96, dígito que marca con exactitud los años que Liaño acaba de cumplir. Por cierto que, hace unos días, refiriéndose a una de las crónicas diarias de mi reciente viaje por Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica, nuestro común amigo y también abogado Manolo Estévez escribió: “Es admirable que una persona a tu edad tenga esa ansia de conocer y esa vitalidad para hacerlo., Solo conozco un caso igual, Liaño a sus 95 años. Mi admiración para los dos. Un abrazo y cuídate de los mapaches y demás congéneres”. Tal cual, se lo cuento. (Foto: Lajos Spiegel)