Artículo by Fede G. Poncet en DXT Campeón el domingo 23 de febrero de 2014.
La semana pasada La Coruña vivió una autentica y genuina jornada futbolera en torno a la celebración del partido disputado entre Real Club Deportivo y Sporting de Gijón en el estadio de Riazor. Es fácil intuir que las causas que llevaron a disfrutar de la bonita y festiva jornada vinieron propiciadas por la militancia en los puestos altos de la tabla clasificatoria de ambos equipos. Dos grandes aficiones que quieren arropar incondicionalmente al equipo de sus amores en pro de postularlo y hacerlo fuerte en su objetivo por volver a la máxima categoría del fútbol nacional son la razón.
Otro detalle importante fueron las facilidades mostradas desde el consejo de administración del Deportivo para poner a disposición del equipo visitante las localidades necesarias. A ver si toman nota los del Molinón, pues en el partido de la primera vuelta mandaron las entradas a cuenta gotas, lo cual generó que parte de la parroquia blanquiazul no pudiese viajar. Aun así, viajamos unos cuatro mil seguidores a tierras del Principado.
La cercanía geográfica entre Gijón y La Coruña es fundamental para no pasarse siete horas de autobús como nos pasábamos los niños del ascenso cuando viajamos a Oviedo en los años ochenta. Al fin muchos vemos realizado el sueño de ver finalizada la autovía que nos lleva a Asturias y otros quisieron hacerlo realidad estrenando el último tramo de Mondoñedo.
La multitud de aficionados asturianos que visitaron Riazor escenificaron su jornada de fiesta al finalizar el encuentro coreando el “Asturias, Patria querida”, que cortésmente sonó por la megafonía del estadio de un equipo señor. De este detalle también pueden tomar nota los del Molinón.
A posteriori, el actual consejo de administración capitaneado por Tino Fernández ha sufrido varias críticas por obsequiar a la afición sportinguista con el himno, pues consideran que el fútbol es fútbol y al enemigo ni agua. También es cierto que muchos otros piensan que es un detalle de buen anfitrión hacer la estancia cómoda y agradable a una afición que ha dejado en las arcas de la hostelería y hospedería coruñesa muchos euros.
Las críticas por la ubicación y precios de las localidades dispensadas a los hinchas gijoneses, no se han hecho esperar pues algunos socios se han visto desplazados de su sillón habitual. En fin, se hacen buenos los dichos de “no se confunde el que no hace cosas” y “llueve pero no siempre a gusto de todos”. Lo único que les puedo recomendar a los hombres de Tino, es que se confundan con sus ideas y no con las de los demás.
Hoy despido esta columna recordando al que fue gran portero y excelente persona, el deportivista José Alonso Gantes, fallecido recientemente. Este hombre conocido popularmente por su segundo apellido jugó en el Fabril en la época de los Alvedro, Porvén, Luis Suarez, Bouza, Fefé del Río, Piñeiro, Franco, Naya, Casteleiro, y debutó en el Deportivo en el año 54 nada más y nada menos que contra el Barcelona de Ladislao Kubala. Procedía del histórico y centenario Sin Querer de San Roque y vivió en Inglaterra algún tiempo. D.E.P un buen deportivista que velará junto a otros por iluminar el camino de su querido Depor. ¡Forza Depor!