Es curioso, pero me encontraba yo el lunes pasado abriendo mi Facebook cuando, de repente, me salió un aviso de esos que aparecen ahora que me decía “tienes un recuerdo de 2011”. El caso es que me pongo a mirar cual era el tal recuerdo y me encuentro con que era mi primera colaboración con Fedellando. El asunto no tendría más trascendencia si no fuese porque aquel primer artículo iba precisamente referido a un Deportivo-Celta. A un derbi como el que se juega este mismo sábado. Y cuantas cosas han pasado desde entonces, ¿verdad?
Siguen Laure, Alex y Juan Domínguez, pero ya no están Riki ni Aranzubía ni Guardado ni tampoco está Colotto para tener sus más y sus menos con Aspas. Por no estar, ya ni siquiera Naya queda como speaker de Riazor. Muchas cosas han cambiado…
Recuerdo que aquel partido fue algo especial. De los derbis que dejan poso y que con el tiempo son recordados con cariño. Primero porque ganamos, claro está, pero también por lo que rodeó a aquel encuentro: llegábamos de 7º en la clasificación, a 3 puntos de nuestros eternos rivales y a 8 del en aquel momento intratable líder, el Hércules que en la segunda vuelta se desfondaría. Ganamos y les restamos esos 3 puntos de diferencia, les superamos una semana más tarde y antes de acabar la primera vuelta ya nos pusimos de primeros hasta acabar la liga con el récord de puntos.
Fue también una jornada en la que el partido acaparó toda la atención de la jornada. No había liga por causa de un amistoso de la selección y el derbi gallego pasó a ser el partido que los canales de pago retransmitieron el domingo por la noche. Para completar el panorama, un ambiente de los que no se recordaban desde la época de los partidos de Champions. Y es que la temporada del descenso hizo mella en el ánimo de la afición…
Y eso, que ganamos. Dicen que fueron ellos superiores, pero lo cierto es que el partido tuvo un dominio visitante por el hecho de haber marcado Riki el primer gol nada más empezar el partido. Luego vino ya casi al final el empate de Orellana y, cuando todo parecía abocado a un empate que más de uno firmaba por cómo se estaban poniendo las cosas, llegó el delirio: dos minutos después del tanto celeste, el goleador Orellana que se hace un lío absurdo en el centro del campo, Laure que le roba la pelota, que le llega a Lassad, que se la prepara, que mira a portería y que engancha un cañonazo desde fuera del área que se cuela en la portería viguesa y que provocó que al que esto escribe le durara la afonía dos días seguidos. Pero mereció la pena. Vaya si la mereció.
Pues nada, que cuatro años después volvemos a jugar otro derbi, tras ese, tras el 3-1 del año siguiente y tras el 0-2 de la temporada pasada. De momento ya no tendrá la repercusión que tuvo en 2011 al jugarse el R.Madrid-Barcelona unas horas antes. Da igual como queden en el partido que nos interesa, que el domingo las portadas estarán copadas en su totalidad por lo que haya sucedido en el Bernabéu. Da igual que haya sido un tostón y que en Riazor hayamos quedado 7-5, el Clásico es el Clásico y para ello será el protagonismo.
Mientras tanto, otros seguimos contando las horas que faltan para nuestro Clásico. Y que gane el Depor, por supuesto.