Una vez más, arrasó. De ello damos fe la gran cantidad de público y colegas que acudimos a la convocatoria de la galería coruñesa “Monty4”, comandada por esos dos grandes organizadores que son Jesús Montero (Monty) y Valle García. Y el que arrasó, pero de verdad, es ese polifacético artista coruñés que responde al nombre de Alfonso Abelenda, un “personaje total” como reza en el precioso tarjetón que anuncia la muestra que, desde el pasado viernes y hasta el 28 de este mes, nos ofrecen en la acogedora sala de arte de la calle Montroig, en pleno barrio de Monte Alto. Abrió el acto inaugural Valle García, quien dijo que el sentido de esa exposición era continuar la línea de la anterior, de Correa Corredoira, destacando las numerosas actividades desarrolladas por Alfonso Abelenda, y que la muestra acoge obras del artista (pintura y cerámica) que van desde 1940 hasta un cuadro terminado esa misma mañana (que está detrás de nosotros, en la fotografía). Ánxeles Penas destacó la gran importancia de Alfonso como artista. Dijo que era “un personaje de leyenda, y lo va a ser más”. Tuvo un recuerdo especial de los años 60-80, con Pucho Ortíz y la bohemia de La Coruña, y también de un viaje a Venezuela (en el que yo participé, y en el que “se perdieron ambos varios días en la selva”…), y terminó diciendo: “Alfonso no es un pintamonas. Es un auténtico fuera de serie”. Cerró el acto Abelenda, que nos hizo reír de lo lindo. Contó numerosas anécdotas de su azarosa vida, de su paso por el cine y del citado viaje a Venezuela. Se explayó casi media hora, con recuerdos de su infancia, y nos mostró sus “autorretratos favorecidos”. Se notaba a gusto, e inspirado. Se refirió al cuadro recién terminado diciendo que era “La Coruña vista de una forma romántica”, y remató afirmando: “Necesito seguir pintando. Es vital para mí”. ¡Chapó, maestro!. (Foto: Lajos Spiegel)