Lejos de entrar en controversias sobre la idoneidad de dejar escapar a Lucas Pérez del Depor, deberíamos reflexionar sobre varios aspectos de la operación. El jugador ha fichado por uno de los grandes equipos del Premier, una oportunidad que no pasa dos veces por su puerta. Jugará la Copa de Europa al lado de primeras figuras del futbol mundial, con una ficha que supera ampliamente la cifra que cobraba en La Coruña y en una ciudad en donde se vive el fútbol de manera muy especial. A pesar de su autoproclamado deportivismo, estamos ante una decisión personal legítima y respetable.
El Depor no lo ha vendido sino que el Arsenal ha abonado la totalidad de la cláusula de rescisión, algo distinto a las ofertas que se rechazaron desde la Plaza de Pontevedra donde se pedía rebajar esa cantidad incorporando jugadores para cerrar la operación. Queda la duda si se podía haber mejorado la ficha del delantero para retenerlo pero las restricciones que impone la situación concursal del Club han podido pesar en esa decisión.
Sin embargo la fecha en la que se ha cerrado la marcha del futbolista ha sido determinante. Si hacemos caso a las exigencias del nuevo entrenador que reclama un nuevo delantero para cerrar la plantilla, el Consejo se ha quedado sin tiempo para buscar un recambio. Bien es cierto que el Club recibe una importante suma de dinero que sin duda servirá para reducir la deuda pero se encuentra con la presión de rebuscar, sin apenas tiempo, un jugador que sustituya con garantías la ausencia del goleador coruñés en un mercado muy trillado donde quedan pocas gangas.
Y quizás ahí resida el error que no es otro que tratar de buscar otro Lucas. Soy más partidario de tener en una plantilla tres jugadores que promedian entre 6 y 8 goles por temporada que fiar toda la faceta goleadora a uno solo, aunque éste sea capaz de marcar 17. Las ventajas son evidentes. Restaría la dependencia de un solo goleador que hemos vivido la pasada campaña y posibilitaría la rotación en la delantera.
Tratar de comparar al delantero que aterrice en Riazor con Lucas Pérez sería absurdo. Sólo hay que echar un vistazo a llegada de LP hace dos años en donde las lesiones y la mala marcha del equipo no dejaron que luciera ni la calidad ni la eficacia que el delantero coruñés mostró la temporada siguiente. Tuvo que esperar un año para que triunfara en el RCD. Y aquí es justo reconocer el acierto de la directiva blanquiazul en su apuesta firme para traer a LP de tierras griegas y conseguir que su cesión derivase en un contrato.
Se ha puesto en macha la temporada 2016/2017 con un equipo renovado y creo que mejorado (el tiempo dirá) con el objetivo de conseguir aquello que marcan los actuales tiempos blanquiazules: mantener la categoría. Confío en que se conseguirá, incluso sin Lucas, pero también estoy seguro de que con el delantero de Monelos tampoco se iba a conseguir clasificar al Depor para la Champions.
@pgarcia_ramos