Dio gusto ver como asistieron la pasada jornada al estadio de Riazor los alegres alumnos del equipo de fútbol del tercer curso de educación primaria del colegio Santa María del Mar (Jesuitas). El pasado sábado, muy orgullosos, todos los miembros del equipo lucían una camiseta en la que se podía leer: «1 gol por la educación». Se trata de una campaña que reivindica el derecho a la educación de todos los niños y niñas del mundo. Esta iniciativa forma parte de la Campaña Mundial por la Educación, que en España está representada por Educación Sin Fronteras, Ayuda en Acción y Entreculturas. Cada año se reivindica el derecho a la educación de todos los niños y niñas del mundo. El deportivista Filipe Luis se sumó al acto en el descanso del partido contra el Zaragoza saltando al césped de Riazor para lanzar un simbólico penalty.
Por otro lado también es digno destacar y aplaudir como los niños del Colegio Torrente Ballester de Cambre camino al estadio de Riazor cantaban y animaban al equipo blanquiazul. Creo que es la primera vez que asisten a Riazor y el equipo pierde el partido. Tendremos que pedirle al director del centro escolar, Lois Bartolomé Brizuela, que hable con el presidente deportivista Augusto César Lendoiro para que lo tenga en cuenta la hora de emitir las invitaciones escolares. Después de ver estos dos casos, podemos considerar que el fútbol es un extraordinario canal de transmisión de valores al resto del mundo.
La cruz a tan dignos hechos es ver como un mocoso e impresentable chico de unos 15 años se enfrenaba de malos modos y ademanes agresivos a varios espectadores de la tribuna inferior de Riazor el pasado sábado después de que éstos le hubiesen llamado la atención por su comportamiento con el mobiliario de la grada. Debería haber tolerancia cero con este tipo de individuos y de comportamientos.
La próxima jornada en Riazor se disputará el sábado, esta vez a las nueve de la noche, contra un Real Mallorca que puede presumir de ser el único equipo que junto a los dos grandes, FC Barcelona y Real Madrid, ha estado 35 jornadas en puestos europeos, o lo que es lo mismo, todas las jornadas de liga. Prueba evidente de que no quiere dejar pasar el tren de la Champions League, es el tremendo golpe encima de la mesa que el pasado domingo dio en San Mames, donde dejó sin opciones a un rival directo por estos puestos europeos. La verdad es que está ahí por méritos propios. «El año que viene… Mallorca Champions League”, pues ojalá que sí, pero nunca a costa de una victoria en Riazor.
Esperemos que se corte la mala racha que va camino de récord negativo, aunque lo que realmente me preocupa es la temporada que viene. Los dirigentes y técnicos blanquiazules ya pueden trabajar duro (ahora es el momento) e ir de la mano planificando la próxima temporada que a buen seguro, va a ser dura.
Forza Dépor.