Este comienzo de liga nos está ofreciendo el reencuentro con viejos conocidos. Días pasados vimos a Munúa y a Luque con el Málaga, a Verdú con el Español y el pasado miércoles comprobamos que Emilio Viqueira, Momo, Alex Bergantiños y Aythami militan como jugadores del Jerez. Ahora y después de la amplia victoria conseguida en el estadio de Chapín, confío en una nueva victoria del Deportivo de La Coruña. Esta vez nos enfrentamos al Villareal, un hueso difícil de roer que no ha ganado ningún partido hasta el momento en la actual liga. Tengo la curiosidad de ver jugar al exdeportivista e internacional Capdevila. Me viene a la memoria el ansiado ascenso del año 90-91 al saber que Aspiazu, componente de aquella plantilla, es hoy en día el segundo entrenador de los amarillos. Evidencio que da igual jugar un sábado a las 6 de la tarde que un domingo a las 9 de la noche, de camino al estadio las caras en días de fútbol son prácticamente las mismas.
Llego antes del pitido inicial a mi asiento, como marcan los cánones del buen aficionado para que el equipo esté arropado cuando salte al campo. Comienza el partido y a los 7 minutos Juca marca un gol de falta directa, muy parecido al que le hiciese al Jerez, y al mejor estilo Bernd Schuster. Buen primer tiempo del Dépor que pudo rematar la primera parte con un 2-0 a su favor, de haber culminado Lassad en gol la genial jugada de Filipe y Guardado. Parece como si el Changurri Valverde cambiase el rumbo del submarino hacia otras aguas diferentes a las que lo llevaba Pellegrini.
Llegamos al descanso ganando, esperando que los Senna, Pires, Cazorla no despierten y nos compliquen las cosas. Comento el partido en el ambigú con el entrenador nacional de fútbol Fernando Blanco, el cual también confía en la victoria blanquiazul.
Comienza el segundo tiempo. El Villareal despierta y aprieta a raíz de un extraordinario cabezazo de Llorente. Aranzubía hace la parada del campeonato y recibe la felicitación del delantero. En la grada surgen los clásicos comentarios:”ya empieza el sufrimiento” “tiene que cambiar a Lassad”, “tiene que entrar Riki”, “debería jugar Valerón”. Lotina escucha y decide hacer los cambios necesarios para ganar el partido. El público pide la hora. El Villareal es peligroso y más vale pájaro en mano que ciento volando. Y más aún tratándose de una buena pieza. Acaba el partido y ganamos. Estamos en el puesto quinto de la clasificación y soñamos con entrar en Europa. Quién lo diría. Buena hora para tomar un refrigerio con los amigos y comentar la jornada de fútbol.
Ahora cuidadín en el próximo partido con el recién ascendido, Tenerife, un rival que, después de aquel gol en Riazor de Eduardo Ramos a pase del Chapi Ferrer, en la promoción en junio del 90, no me gusta nada. Una anécdota para los más veteranos: en aquel partido Manolo Hierro hizo el calentamiento con una sudadera diferente a la del resto de sus compañeros para provocar al público de Riazor. Stoyanov jugó ese partido con una prótesis en la nariz por un codazo suyo en la ida y unos meses antes su hermano Fernando había presentado su tarjeta de visita en Riazor a Fran y compañía en la semifinal de copa. Espero que los tiempos hayan cambiado.