Aunque, por fortuna, cada vez son más los afectados por el maldito Coronavirus que reciben el alta, siguen produciéndose bajas en nuestro entorno vital a causa del “bicho”. Entre las últimas altas producidas se encuentra mi buen amigo Xosé-Antonio Perozo, escritor y periodista, que lo pasó bastante mal y tuvo que estar internado en el “CHUS”. Peor suerte han tenido: Antonio Pardo Fabeiro, Abogado y Procurador, que falleció a los 77 años de edad; José-Joaquín Moya Escrivá, ex Senador y Diputado; Teresa Pérez de Juan; y el Dr. José-Manuel Pérez Vázquez. DEP.
Ayer traté de animar un poco el cotarro con dos jocosos relatos que, sobre el humor en el mundo de la Justicia, me remitió mi buen amigo José-Manuel Liaño Flores, ex Alcalde de La Coruña, próximo a cumplir los cien años de edad, y prometí publicar otros dos relatos que guardé para hoy, promesa que cumplo a renglón seguido:
“En un proceso civil sobre linderos de fincas colindantes por demanda de un vecino contra el Cura Párroco del lugar, propietario de una de las fincas, solicité como Abogado y así fue acordado por el Juzgado, la citación de aquel como demandado, para “confesión en juicio” bajo juramento indecisorio, (lo que hoy se llama interrogatorio de parte); y al recibir esa notificación, el bueno del sacerdote manifestó al agente judicial que “él no iba a confesar al Juzgado”, añadiendo “que no tenía inconveniente en recibir al Juez para confesión, en la Iglesia de su Parroquia”.
“En otra ocasión, con motivo de un pleito de divorcio, al haberse llegado en el Juzgado a un acuerdo entre las partes en lo relativo a la vivienda familiar, a la custodia de los hijos, y a la pensión por alimentos, intento como Letrado de la esposa conseguir también solución amistosa en la división de los bienes gananciales, y me dirijo al cónyuge preguntándole “cuál es el régimen matrimonial”, sorprendiéndome éste con la respuesta inesperada de “tres veces a la semana”. Como es natural la pregunta no iba por esos derroteros, pero como se trataba de un hombre maduro, mereció la felicitación de los que allí estábamos presentes.
“Frente a este “activista” se me dio el caso contrario de la esposa de un cliente que vino sola al despacho toda indignada porque el pleito no acababa de fallarse, manifestándome su disgusto porque desde que se había iniciado el proceso, su marido “no funcionaba” por el estado de nerviosismo, estando dispuesta ella a hacer lo que fuese necesario para que el pleito se terminara y su marido volviera a la “normalidad”. José Manuel Liaño Flores. Abogado, Juez jubilado y Académico”. Muchas gracias, amigo Liaño.
También hay personas que tratan, desde su encierro, de amenizar y hacer más llevadero el de sus vecinos. Tal es el caso del gran tenor coruñés Enrique Paz (foto 1), que todos los días se asoma a la ventana de su casa y canta. Pero como enfrente no tiene vecinos, ya que da al Puerto de La Coruña, canta en el patio trasero, que da a Federico Tapia, siendo muy aplaudido. Lleva 27 mini-conciertos, con obras operísticas, zarzuela, canciones napolitanas, y canciones líricas españolas. ¡Casi nada, vamos!.
Sigo recibiendo numerosos mensajes y correos de mis queridos lectores (h-m), algunos de los cuales reproduzco a continuación. Asiduo lector de mis “Partes de Guerra”, el Dr. Manuel Mourelle de Lema, nativo de la Costa da Morte Catedrático, escritor y Académico de Historia, residente en Madrid, me escribe: “A ver cuando das el golpe final, en la Torre de Hércules. Eso sería guay. Manuel”. Mary Carmen Sixto, Directora de “TodoOído”, me remitió el pasado día 8 un escueto “guasapo”, con el siguiente texto: “Hoy salen las mascarillas para Liaño”. Se refería a las mascarillas que hace ella misma, en su casa, cuando regresa de trabajar, y que dona desinteresadamente. El beneficiado, en este caso, fue el mencionado José-Manuel Liaño Flores.
Y sigo contactando con personas de nuestro entorno que están incluidas en el denominado “Grupo de Riesgo”, en el que, como saben por las gripes comunes, estamos todos los mayores de 65 años de edad. Y en relación con la cuarentena forzosa, provocada por el maldito Coronavirus, hoy les ofrezco más historias personales.
Comienzo por mi amigo Eligio Hermida (foto 2), que es uno de los “fijos” en las celebraciones de mis “dos cumpleaños”. Eligio-Luis Hermida García nació en Rodeiro-Lalín (Pontevedra) el 7 de abril de 1944, o sea que el pasado día 7 cumplió 76 años de edad. Según me confesó, es la primera vez que no “hizo fiesta” con su mujer, para protegerse mutuamente. Por cierto, su esposa, que es médico, solamente bajó un día al cercano “Gadis”, y llevan el encierro tan a rajatabla que no ven a su hijos y nietos.
Titulado por la Escuela de Ingenieros Industriales de Vigo (Pontevedra), y ex compañero en el Club de Leones La Coruña-Marineda, trabajó como Delegado Regional, Presidente y Consejero Delegado en Radiotrónica, Incosa, Macotel y Tobe 2000. Eligio vivió en el Departamento de León (Nicaragua), Ourense y Vigo, antes de residir en La Coruña. Vive, con su esposa, en la Playa de Santa Cristina, y como buen ciudadano permanece en casa. Cuando sale a llevar las bolsas y las botellas a sus cubos, ve las calles vacías, prueba de que la gente está muy concienciada con el Coronavirus.
Se levanta temprano, lee, escucha música, y hace videos comentados y con música. Está en plena recuperación fotográfica, pues en su ordenador tiene de 8.000 a 9.000 fotos de su autoría. Como está en una fase que aún no domina, las subirá a Google. Cree que nos favorece estar cerca del mar, que ve desde su terraza. Hace un par de kilómetros diarios por la casa, y sube y baja de su dúplex. Tal cual, se lo cuento.
Turno ahora para otra buena amiga: Amparo Roquer Seoane (foto 3: entre Alberto Martí y yo), ex Presidenta del Club de Leones La Coruña Marineda y ex empleada de la Fábrica de Tabacos de La Coruña, factoría de la que, por cierto, mi madre, Otilia, fue Maestra. Nacida en La Coruña el 3 de junio de 1945, Amparo siempre mostró grandes inquietudes sociales, lo que la llevó a ingresar en el Leonismo el 5 de octubre del 2007, amadrinada por su amiga y vecina, Victoria Gutiérrez. Más tarde, se trasladó al Club de Leones La Coruña Teresa Herrera, del que también fue Presidenta.
Tras la muerte de su madre y sus tías, Amparo vive sola en su casa, de cuatro plantas, en La Coruña. Bueno, sola del todo no vive, ya que tiene nada menos que cinco gatos siameses. Llegó a tener nada menos que 9 felinos, distribuidos por las cuatro viviendas. Me dice que están esterilizados, son muy tranquilos y duermen mucho. Tienen comida abundante, por lo que no precisa salir a comprarla. Tampoco ella precisa hacer grandes compras, ya que, como de costumbre y antes de la Cuarentena, tiene comida en los congeladores para un par de meses. Lo que precisa, lo compra en el cercano “Mercadona” con solo bajar las escaleras de la antigua calle Papagayo.
Lleva muy bien el encierro. Lee mucho, escucha música y habla con sus amistades. Le encanta escuchar a Frank Pourcel (Only you, Morir de amor, Bésame mucho, Una bella historia….) mientras arregla la casa y cocina. Lee a García Lorca, Shakespeare, Platón (un pequeño libro. que era de su madre)…. y mis libros de viajes. Le encantan mis “Partes de Guerra”, porque soy “un periodista a pie de calle”, e imprime y archiva mis “fedellos”. Se despide reiterando que lleva el encierro como si estuviese “de vacaciones”. Lo malo, digo yo, es que estas “vacaciones” van para largo.
Y finalizo por hoy. Prometo seguir dándoles más “Partes de Guerra”. Mientras el cuerpo aguante…. ¡¡¡Saludos y salud!!!. (Fotos: Lajos Spiegel)