El pasado día 1, festividad de Todos los Santos, se cumplieron 42 años de la aprobación pontificia del “Instituto Secular de la Natividad de María” (Grande Obra de Atocha) esa gran creación del recordado y ejemplar “cura” Baltasar Pardal Vidal, a quien tuve el honor de tratar personalmente, y del que conozco al menos un par de monumentos que lo recuerdan: una gran estatua frente a la “Grande Obra” de la coruñesa Plaza de España, y un monolito en el atrio de la iglesia de Belén (La Coruña). La directora del centro coruñés, mi buena amiga Pastora Vega Delgado, publicó en “Facebook” lo siguiente: “Un día como hoy, hace 42 años, nuestro instituto, «I. S. de la Natividad de María», recibió el decreto de «Aprobación pontificia», que fue emitido el día 1 de noviembre de 1977 y firmado por el Papa Pablo VI. ¡Que todas podamos seguir transmitiendo con alegría, el caminito de dulce y sencilla seriedad, el caminito de la «infancia espiritual» y llegar a ser niñas de corazón!. ¡¡¡Felicidades a todas las «Hijas de la Natividad de María” de cualquier parte del mundo donde nos hallamos trabajando por sembrar el «amor», la «paz» y por ayudar a los «desheredados de la tierra»!!!. ¡¡¡Una felicitación muy especial a nuestro «padre fundador”, el venerable Baltasar Pardal Vidal que desde el cielo sigue velando por sus «hijas»!!!. Entre las numerosas adhesiones recibidas figura ésta, de Julián Barrio, Arzobispo de Compostela: “Principio del formulario
En la entrañable solemnidad de Todos los Santos, la Iglesia honra la memoria de sus mejores hijos e hijas; han escuchado la llamada universal a la santidad y su vida se convierte en modelo cercano para seguir a Cristo”. Y esta fue la respuesta de Pastora Vega a mi cordial y sincera felicitación: “¡Mil gracias, Roberto! ¡que el Señor te bendiga y bendiga a los tuyos!. Besiños”.
Tal cual, se lo cuento. (Foto: Lajos Spiegel)