Unos días antes de mi viaje a Bolivia, Colombia y Ecuador, contactó conmigo el fotógrafo José-Manuel Buño. Me dijo que su hija Núria y tres compañeros de cuarto de Periodismo querían realizar un documental sobre el accidente aéreo de Montrove (Oleiros-La Coruña), y solicitó mi colaboración. Se la di, diciéndole que tendríamos que grabar a la vuelta, y lo hicimos el pasado domingo. En un acogedor local, cedido por el restaurante “El Rincón de Ger”, en la coruñesa Playa de Santa Cristina (con fuego de chimenea y todo), tuvo lugar la larga entrevista en torno a ese desastre aéreo ocurrido hace 45 años. La entrevista corrió a cargo de Núria Buño, mientras Judit Beceiro controlaba el sonido, y Toni Ferrera (de la Universidad de La Laguna) y Branca Ansia la cámara. Además de cederles la película que grabé, con el avión aún humeante en el Pazo do Río, les conté que sucedió el 13 de agosto de 1973, con una niebla que no permitía ver más allá de 6 metros. En esa época, yo cubría la información del Aeropuerto en “La Voz de Galicia”, y nada más caer el avión me avisaron. Como estaba en Santa Cristina, apenas tardé 5 minutos en llegar. Lo que más me impresionó fue el fuerte olor dulzón de la carne humana quemada. Quiso el destino que Carmen Quintáns, de Vimianzo, hermana de José el dueño de “La Forja”, su esposo y su hija, que venían de Venezuela, perdiesen el enlace, y se salvasen. Una de esas plazas la ocupó una chica, que quería dar una sorpresa a su padre, que estaba trabajando en una finca y vio caer el avión, sin saber que ella iba a bordo. Fue un 13 y martes…. Desde Santiago cargaron contra Alvedro, tratando de “cerrarlo”, cuando la culpa, según se demostró, fue del piloto. Hoy, Alvedro, suma cifras récord de pasajeros…. (Foto: Lajos Spiegel)