Hace unos días en una tertulia entre deportivistas analizábamos el actual momento del Depor. La ilusión y la confianza iba creciendo por momentos, hasta el punto de que alguno de los participantes daba al Real Club Deportivo de La Coruña por ascendido en la jornada trece. Como algunos conocemos los años complicados del Depor en segunda, segunda b y tercera somos conscientes de la dificultad que implica cualquier ascenso de categoría.
Los derroteros que tomaba la charla y algunas de las conclusiones, me hicieron reflexionar y analizar la situación. Es cierto que nuestro querido Deportivo tiene gol. La veteranía, experiencia y oficio están ahí, aunque a algunos de nuestros futbolistas se les ausentó esta virtud en las cinco expulsiones que sufrimos esta temporada. Un mal momento para los miembros de la plantilla a los que se les creía con el antídoto de la presión. Tampoco estuvieron bien algunos de los miembros del cuerpo técnico que en vez de templar los ánimos sembraron tensión con formas no muy propias de un club como el Depor. Y tampoco debemos olvidar que la fortaleza que el Depor tiene en Riazor, es debido en gran parte al alto grado de intimidación que atesora el equipo blanquiazul con su historia y magnifica afición.
Una vez dicho esto, hoy quiero incidir en la percepción que tengo y detecto hace un tiempo en el entorno de algunos deportivistas. Damos por bueno, y es cierto, que el Depor lo está haciendo bien, pero hay un pequeño detalle que creo que debemos tener en cuenta, estamos en la jornada catorce de campeonato y no hemos pisado los puestos de accenso directo a jornada vencida o completa. Esto quiere decir que hay otros clubes que lo están haciendo mejor. Es posible que tengamos una nota media de notable, pero es necesario saber que si un par de equipos la tienen de notable alto o sobresaliente nos quejarían fuera del ascenso directo.
Creo que en modo prudencia algunos deben ser más exigentes consigo mismo, lo cual les daría derecho a serlo también con los demás. El conformismo y la autocomplacencia nos puede dejar en el tercer puesto a fin de liga, que a los efectos es lo mismo que quedar en la tabla de sexto, pues nos obligaría a jugar la promoción de ascenso en las mismas condiciones que el resto de los equipos con derecho a disputarla. O sea, al entender que lo estamos haciendo bien, debemos tener en cuenta que la exigencia nos la van a marcar los demás equipos que compiten en nuestra liga.
Hace muchos años dimos por sentado un ascenso ante el Rayo Vallecano y de eso saben algo Ballesta que ese día metió un gol. También lo dimos por hecho en Oviedo con Silvi y Aranguren como testigos. Nos vimos en una final de Copa del Rey y Soriano Aladren nos desmonto la fiesta. En la promoción de ascenso ante el Tenerife, el delantero Rommel Fernández no hizo la pascua. Y también podemos acordarnos del penalti fallado por DJukic cuando todos dábamos por ganada la liga. O aquella semifinal de Champiñons League donde la amistad de Deco con Andrade fue la principal protagonista. En fin, no hay que quedar nada por hecho hasta que sea matemático. Llevamos un buen camino, e incluso podemos poner la nota de notable a este Depor de Natxo, pero debemos buscar el sobresaliente. ¡Forza Depor!