El Deportivo es un equipo de segunda. Ya no hay más finales. Esta temporada nos hemos ganado a pulso el descenso de categoría. Llega el momento de depurar responsabilidades, asumir culpas, detectar errores y en consecuencia buscar soluciones. No valen las excusas y no tienen lugar este tipo de pretextos si queremos aprender de los fallos cometidos. Es tiempo de hacer autocrítica dentro del seno del Club, y esa misión sin lugar a duda corresponde al consejo de administración, secretaria técnica, cuerpo técnico y jugadores donde todos son señalados como responsables de la nefasta temporada.
También llegó el momento en que la parroquia blanquiazul llena de razón y con pleno derecho debe ejercer el siempre sano ejercicio de la crítica responsable. Es cierto que todos estamos desolados y tristes por el descenso, pero estoy seguro de que nos vamos a reponer y voltaremos con más fuerza. Los que no estén preparados para asumir la crítica o hacer autocrítica con el objetivo subsanar errores deben echarse a un lado y abandonar la primera línea de responsabilidad deportivista.
Esta temporada a diferencia de lo ocurrido con los últimos dos descensos, hemos conseguido hacerlo en tiempo récord y cuando aún quedaban por disputarse tres partidos. Desde hace tiempo se veía venir lo que ha ocurrido, los más animosos quisimos creer hasta el final, pero nos pudo ser. Al fin y al cabo, esta es la consecuencia de año tras año sin modelo deportivo.
Las malas decisiones adoptadas en el área deportiva y la mala temporada realizada han despertado a un grupo de accionistas que están recabando firmas para convocar elecciones. Hay que apuntar que este derecho que recoge el Real Club Deportivo de La Coruña en sus estatutos legitima a los mismo para hacerlo, al igual que legitimaria a Tino Fernández su derecho a tratar de agotar el mandato de los cinco años. En fin, creo que lo importante es prever las consecuencias que tiene cualquiera de las decisiones que unos y otros puedan tomar. Lo que está claro es que la consecución de las firmas necesarias para convocar elecciones obligaría a presentar candidaturas, programas y al accionista a decidir en quien va a depositar su confianza. Pase lo que pase la familia blanquiazul debe seguir más unida que nunca con el propósito de volver a la máxima categoría nacional.
En mi opinión, y con el máximo de los respetos he decirle a Tino que la confianza que ha mostrado y depositado en su grupo de asesores deportivos debe tener fecha de caducidad. A alguno de ellos se le debía caer la cara de vergüenza por la desfeita realizada. Quizás la caducidad de Tino como presidente esté ligado precisamente a la salida de estos iluminados que de futbol saben muy, pero que muy poco. Algunos piensan que la figura del director deportivo nos va a salvar la vida. Y creo con toda sinceridad que lo principal es un modelo de trabajo y una hoja de ruta con una estructura deportiva dirigida por un equipo experimentado con lugar de privilegio para el talento. ¡Forza Depor!