¡Ya estoy aquí de nuevo!. Tras una exitosa operación de cataratas, y las mini-vacaciones de Semana Santa, reinicio la publicación de mis “fedellos” diarios recordando que una de las peores noticias que recibí en el 2016 fue la de la muerte de mi gran amigo Eduardo Fernández Rivas, sin duda uno de los mejores pintores que dio Galicia.
No resulta fácil escribir sobre un amigo, cuando ya no está entre nosotros. A lo largo de mi dilatada vida periodística he tenido la suerte de publicar muchos artículos en torno a las muy diversas actividades que Eduardo realizaba. Y aunque tengo por costumbre “ser generoso en el elogio y parco en la crítica”, en el caso de Rivas no precisé echar mano de esa norma de conducta personal e informativa, ya que todos sus trabajos y creaciones eran dignas de las más altas calificaciones. A lo largo de los años tuve el honor de presentar más de media docena de sus brillantes exposiciones de pintura, incluida la de la celebración de sus “Bodas de Oro” con el Arte de Apeles, acontecimiento singular al que la Diputación Provincial de La Coruña dedicó un soberbio libro sobre la ingente y valiosa obra de Rivas, además de un estupendo catálogo de la muestra mencionada. También realicé hasta media docena de presentaciones de sus exitosos libros, en los que demostró sus conocimientos como egiptólogo. Poco antes de morir había rematado la corrección de su libro “En las ruinas de Egipto”, que se ha convertido en obra póstuma y está editado por “La Regla de Oro”.
Y desde hace unos meses, su hermano “Farruco”, compositor y empresario, y Paco Pita, presidente de la “Asociación Irmáns Suárez Picallo” y del “Orfeón Herculino” (con quienes aparezco en la fotografía), están preparando una publicación que recordará y honrará como es debido a Eduardo. Mi más cordial felicitación por tan feliz iniciativa. (Foto: Lajos Spiegel)