Correspondiendo a la amble invitación que me remitió mi buena amiga Bea Pardo Pérez, magnífica y creativa directora de la reputada galería coruñesa “Arte Imagen”, el pasado viernes asistí a un acto cultural y artístico, celebrado con motivo de la inauguración de la soberbia exposición de pintura que nos ofrece la destacada artista coruñesa Lucía López, quien protagonizó además un magnífico concierto, cantando muy bien, estupendamente acompañada por el magnífico pianista Víctor Varela. La exposición, denominada “Automatismos voluntarios”, incluye un total de 39 llamativas y logradas obras, de todos los tamaños y formas, con unos precios que oscilan entre los 70 euros y los 1.800 euros. Por cierto que una de las cosas que más me llamaron la atención en las originales creaciones de Lucía es la total ausencia del color verde así como el escaso uso del azul. Lucía se pregunta: “¿Por qué pinto? O mejor dicho: ¿por qué pinto lo que pinto?” Y contesta: “Mi relación con el arte comenzó en la infancia y se manifestó en términos de negación: mis padres eran artistas y siempre había vivido rodeada de cuadros, dibujos y esculturas. Pensé que ya eran suficientes y yo me dedicaría a otra cosa. Primero quise ser médico, después arqueóloga y acabé estudiando Derecho y luego acabé matriculándome en Historia, carrera que no finalicé pero que me hizo descubrir la historia del Arte. Ahí es cuando pensé que yo también podía hacer algo de eso que veía en los libros….”. «Automatismos voluntarios» es una aproximación a su obra abstracta más reciente. El título hace referencia a su proceso de creación que toma como punto de partida el trazo espontáneo y automático, que después es sometido a un sistema de equilibrado de planos cromáticos con una simbología propia que se desarrolla a partir del trazo original. ¿El resultado?: magnífico. (Foto: Lajos Spiegel)