A estas alturas de mí ya larga y ajetreada vida, tras haber recorrido medio mundo y parte de la otra mitad, hay muy pocas cosas que logren sorprenderme o llamarme la atención. Pero, por fortuna, hace unos días tuve la oportunidad de volver al estudio-taller del gran escultor internacional Pancho Castelo (con quien aparezco en la fotografía) y deleitarme con las obras que está realizando para la gran exposición que el 5 de mayo inaugurará en el impresionante Castillo de Santa Cruz, que es una de las antiguas fortalezas (con los Castillos de San Antón, San Diego y San Amaro) que defendían el Puerto de La Coruña. Recuerdo que hace más de cinco años tuve el honor de prologar el catálogo de su impactante y exitosa exposición “Tiempo relativo”, y presentarla el 2 de diciembre del 2011 en la Capilla de San Roque, en la ciudad de Sada (La Coruña), muestra que luego recorrería medio mundo, con mi citado prólogo traducido al Inglés. Era un sensacional conjunto de obras realizadas en pizarras de todo el mundo (especialmente de Galicia), mármol, granito, joyas, areniscas y metales varios. Y en esa presentación cité, de pasada, los trabajos que estaba desarrollando con raíces y maderas nobles y centenarias, que el propio Pancho busca por los montes, rescata de naufragios, o recoge en ríos, buques viejos y playas. Y ahora, en mi reciente visita a su “base de operaciones” he disfrutado de uno de esos escasos momentos sorprendentes e impactantes de mi existencia. Allí, en el “Sancta Sanctórum” que Pancho tiene en “O Casteliño”, en una colina sadense desde la que se divisa la grandiosidad y belleza de la Ría de La Coruña, gocé de lo lindo contemplando el abundante acopio de materia prima, los trabajos en curso, y las bellísimas obras que conformarán la exposición del 5 de mayo y que lleva por nombre “Metamorfosis del Bosque Atlántico”. (Foto: Lajos Spiegel)