El domingo en Balaídos tenemos la próxima entrega del Derby gallego por excelencia: Celta-Depor. Saltarán al campo los dos equipos escocidos tras las goleadas sufridas en sus últimos desplazamientos sabiendo que las aficiones esperan bastante más de este partido que de los disputados el resto de la temporada.
Si hay algo que flota en el ambiente de este clásico es la posibilidad más que factible de que un grupo chino tome las riendas del equipo vigués. La llegada a la presidencia de Carlos Mouriño fue considerada en su momento un bálsamo para las maltrechas cuentas del Celta. Arriesgo su dinero y negoció un concurso de acreedores muy ventajoso para los celestes. En menos tiempo del esperado consiguió saldar la deuda y situar al equipo en competiciones europeas haciendo un buen fútbol.
Pues bien, saneado el Club, el presidente legítimamente quiere recuperar su dinero y rentabilizar su gestión colocando su paquete accionarial a un grupo inversor asiático. Todo correcto ya que los estatutos del club olívico permiten este tipo de situaciones en las que un socio puede tener el control de mayoría accionarial.
Independientemente de la conveniencia o no de esta operación, si esta se produce, lo cierto es que el equipo va a desplazar su centro de decisiones a otro país, a otras personas cuyos intereses no siempre caminan de la mano de afición celeste. En definitiva, una lástima.
Quizás por estas situaciones debemos de agradecer a Augusto César Lendoiro que en su momento haya “amarrado” al Club a la ciudad mediante un reparto del capital social que hace inviable que un socio o un grupo empresarial tenga el gobierno del RCD. Un camino que ha seguido de manera inequívoca el Consejo presidido por Tino Fernández, blindando al Depor de aventuras peligrosas pese a la obligada ampliación de capital que exigen los acuerdos aceptados en el concurso de acreedores.
No está demás repetir la amenaza que supone el desembarco de inversores ajenos al futbol, a la ciudad y a la afición que terminan por agrietar los vínculos emocionales de la masa social con su club. Sencillamente porque sus intereses suelen alejados del alma del club.
@pgarcia_ramos21
