Lago Inle (Birmania), 13 de noviembre del 2015
A pesar de que el primer día que pasé en el maravilloso Lago Inle resultó muy ameno, altamente ilustrativo y muy tranquilo y reconfortante, no puedo decir lo mismo de esta noche pasada.
A pesar del enorme “déficit de sueño” que había acumulado en las dos noches precedentes, en las que como les comenté tuve que levantarme a las tres y media de la madrugada, para poder realizar los desplazamientos ya las intensas visitas programadas, apenas dormí en esta primera noche en el Lago Inle.
Como dije ya, el “Hotel Paramount” está edificado sobre pilares, en una zona de intenso y ruidoso tráfico de barcazas de todo tipo: pescadores, turistas, carga, etc., procedentes o en dirección al Gran Canal, cuyos rústicos y contaminantes motores montan una bronca endemoniada, además de producir un continuo oleaje.
Y como las embarcaciones transitan casi pegadas a la base del hotel, a partir de las cinco de la mañana no pegué ojo, por lo que la noche no me resultó nada placentera. Menos mal que me había acostado temprano, y por lo menos pude dormir casi media docena de horas….
Contaminación ambiental y acústica
Cuando llegó la guía a recogernos, para realizar las visitas correspondientes a nuestra estancia en el Lago Inle, le comenté lo del tremendo ruido que había tenido que soportar, y me explicó que el gran flujo de barcos registrado desde muy tempranas horas de la mañana se debía a que hoy había un gran mercado, al que precisamente dedicaríamos nuestra primera visita.
Por cierto que Sandar se ofreció para cambiarme de habitación, pero habida cuenta lo de la circunstancialidad de los ruidos soportados, preferí seguir en la que estoy, ya que se encuentra en primera línea del lago.
Lo que más me sorprende es que siendo el Lago Inle una “Reserva de la Biosfera”, permitan esos motores tan ruidosos y tan contaminantes, que atentan contra la flora, la fauna, y las personas. Y nada digamos del insoportable olor que produce el combustible que utilizan….
Gran mercado flotante
Nuestra rápida y larga barca nos trasladó a un gran mercado flotante, que se encuentra a unos diez kilómetros del hotel, y que estaba materialmente atiborrado de embarcaciones, normalmente a cargo de mujeres, que venden todo tipo de objetos y mercancías.
El mercado es muy grande, y en él hay de todo. Pero lo que más me llamó la atención fue un grupo de “mujeres jirafa” , pertenecientes a las etnias Pa-Dung y Ka-Yaung. Según me comentó mi guía, los collares que lucen son de cobre, y las de las mujeres mayores pesan nada menos que 8 kilos. Se los colocan a los 13 o 14 años, y ya no se los quitan nunca, ni siquiera para dormir, pues se morirían. Cuando comienzan les ponen 13 anillos, y los van aumentando a lo largo de los años, hasta llegar a 25….
Por cierto que estas “mujeres jirafa” son muy hábiles tejedoras, y confeccionan unas telas de lino maravillosas, con muy llamativos colores, que gozan de gran aceptación entre los pobladores y turistas.
Inn Dein: una maravilla en recuperación
Como quiera que mi siguiente visita está en medio de la intrincada selva birmana, y que el único acceso es por un estrecho canal y siguiendo el curso del arroyo Inn Thein, recorrimos unos ocho kilómetros en nuestra barca, dotada de 5 sillas movibles colocadas en fila india, protegiéndonos con paraguas y chubasqueros del agua y del fuerte viento que se colaba a través de la densa maleza de las orillas.
Al llegar al pueblo de Inn Thein (o Inn Dein), nos esperaba una auténtica legión de vendedores, entre ellos muchos niños de la etnia Paó. Al borde del río, en el que se estaban bañando varios jóvenes, hay varias tiendas y restaurantes.
Tras desembarcar, cruzamos un precioso bosque de bambú y bordeamos un estrecho canal atravesado por pequeños puentes hechos con varios troncos gruesos de bambú colocados uno al lado de otro, pero sin sujeción alguna.
Entre las varias etnias que conviven en ese pueblo la más numerosa es la Paó, con sus dos ramas: rojo y blanco. Son famosos por recolectar hojas de té para hacer puros, fabricar bellas telas de colores, y por sus delicadas tallas de madera.
Nyaung Ohak
Los impresionantes restos arqueológicos de Inn Dein, algunos del Siglo XIII, se encuentran en la parte occidental del Lago Inle, junto al pueblo de su mismo nombre. En la actualidad sus habitantes viven fundamentalmente del turismo, de la pesca, de la confección de tejidos y de la artesanía.
En los alrededores del pueblo hay dos zonas arqueológicas, perfectamente diferenciadas, que ocupan un kilómetro cuadrado y contienen unas 1.200 pagodas, estupas y templos entre las ruinas, los restaurados y los modernos. En la primera, Nyaung Ohak, que está en la parte baja de la ladera montañosa, justo detrás del pueblo y bastante cerca del embarcadero, había varios grupos de voluntarios internacionales trabajando en la recuperación del lugar.
En este recinto se encuentran las pagodas, gran parte de ellas derruidas, que los birmanos denominan “grupo de higueras”, decoradas con tallas de estuco. Muchas están adornadas con animales míticos, con seres celestiales (Deva) y con leones míticos (Chinthe), y algunas tienen imágenes de Buda.
Shwe Inn Thein
La segunda zona arqueológica es la de Shwe Inn Thein, que está situada muy cerca. Para acceder a ella tuve que subir una larga aunque poco empinada escalera, cubierta y decorada. A ambos lados hay cientos de estupas, templos, pagodas y las bellas y blancas tumbas de los monjes. El recorrido es sencillamente impresionante.
La mayoría de las edificaciones, muchas en ruinas y otras perfectamente restauradas, datan de los Siglos XVII y XVIII. Dicen que este lugar sagrado se remonta al emperador indio Ashoka, que en el Siglo III antes de Cristo había enviado a los monjes a difundir el budismo a través de Asia. Muchas centurias después, fueron los reyes del imperio Bagán, Narapatisithu y Anawratha los que ordenaron edificar en ese lugar las pagodas, estupas y templos existentes.
En la parte alta de la colina, desde donde se contempla una bella vista del pueblo y la selva, en medio de todas esas edificaciones, se encuentra un santuario que tiene en su altar principal una gran imagen de Buda, que según la tradición fue hecha por el propio emperador Ashoka….
Inn Paw Khone
Tras almorzar al borde del río, en el “Golden Kite”, una ¡comida italiana!, la barca nos llevó al pueblo de Inn Paw Khone, situado a media hora en dirección sur. La visita resultó muy interesante, ya que pude ver como fabrican bellas prendas con loto y con seda. De los largos tallos de la flor de loto extraen unas fibras muy finas y resistentes, con las que hacen un tejido que tiene la virtud de refrescar cuando hace calor y de abrigar cuando hace frío. Tal cual.
Y antes de que se hiciese de noche, pues es muy peligroso navegar por esos sinuosos y estrechos canales, regresamos al hotel. Frente a nosotros, hacia el Este, se perfilaban las montañas ya en el ocaso del día, mientras a nuestras espaldas se producía una bellísima puesta de sol.
Tras media hora de viaje llegamos al “Paramount”. Antes de pasar al restaurante puse en orden papeles y fotografías, y tras la cena me acosté, bastante cansado pero muy satisfecho por todo lo que había tenido la fortuna de ver y fotografiar.
¡Buenas noches, Birmania!. (Fotos: Lajos Spiegel)
2 comentarios en “Lago Inle: visitas a las estupas, pagodas y templos de Inn Dein, y al pueblo de Inn Paw Khone”
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Miles de maravillas en la selva de Birmania.
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