Madrugón, y de los buenos, para salir temprano del hotel, ya que eran muchas y muy interesantes las visitas programadas para mi primer día en Camboya, y
además la temperatura a esa hora superaba ya los 30 grados, con un 85% de humedad.
Mi nuevo guía se llama Khon Leak, rebautizado como Antoñito (Foto 1). Habla un español bastante aceptable,
que aprendió en clases particulares con un colega que estuvo en Cuba, y con
suma puntualidad vino a recogerme al “Tara Angkor Hotel”, cuyo amplio hall está
presidido por un gran retrato del Rey Norodon Sihanouk, sentado entre sus
viejos padres.
Siem Reap: corazón de Camboya
Siem Reap es el corazón de Camboya y el acceso natural a las legendarias y famosas ruinas de Angkor. Y por eso establecí allí mi “base de operaciones” para
visitar tan impresionante zona arqueológica.
Camboya, la antigua Kampuchea, está considerada como “El legado de los Dioses”. Este exótico país es el centro político y religioso del Imperio Jemer, una
civilización que se remonta al Siglo VI, y no me cabe la menor duda que viajar por Camboya es hacerlo a las tradiciones más ancestrales y a costumbres y
formas de vida que ya se han perdido en otros muchos lugares de Asia.
Camboya es llana en su mayor parte, y está atravesada de Norte a Sur por el Río Mekong (ya mencionado en mi relato del viaje por Vietnam). En el Norte está
el Río Siem Reap, que da su nombre a esa ciudad. En el centro del país se encuentra el Gran Lago (Tonle Sap), que visitaré dentro de un par de días.
Siem Reap no llega a 140.000 habitantes. Cuando los franceses descubrieron Angkor (Foto 2), en el Siglo XIX, comenzó su crecimiento por el
turismo, interrumpido en 1960 con la llegada de los sanguinarios Jemeres Rojos. Hasta 1990, superado ese nefasto y triste periodo guerrillero, la zona no
recuperó su pulso y el flujo turístico, basado fundamentalmente en la monumentalidad de Angkor.
Templos de Ankor
Como dije ya, salí temprano del hotel para realizar mi primera visita. Y fue ni más ni menos que a Angkor, que es Patrimonio de la Humanidad desde 1999.
Está a solo 6 kilómetros de Siem Reap, siguiendo una sinuosa y estrecha carretera con numerosos chiringuitos al borde de la misma.
Angkor es un enorme conjunto de monumentos, situados en un área de 9 kilómetros de largo por 8 kilómetros de ancho, con centenares de templos que tienen
cada uno su propio estanque para resaltar el culto al agua que los ha creado.
Angkor fue fundada en el año 889 y ha sido capital durante más de mil años de los distintos reinados Jemer. Aunque se desconoce cuándo fue abandonada,
sabemos que la última inscripción conocida data del año 1747. La selva se adueñó de todo, y los árboles clavaron sus gigantescas raíces y destruyeron muros
y monumentos hasta que fue descubierta por los exploradores franceses en la década de 1860.
Angkor es una ciudad rojiza debido al color de las piedras de sus edificios, que fueron transportadas por el río desde las canteras de Phnom Kulen,
situadas a unos 4 kilómetros de distancia.
Angkor Wat
El complejo de templos de Angkor Wat, construido bajo el mandato de Suryavarman II, en honor a Visnú, data del Siglo XII (1113 a 1150). Es el olimpo de la
fe hinduista, está considerado el mayor templo del mundo, y es una obra maestra del arte Jemer.
El Templo de Angkor (Foto 3) está edificado en forma piramidal, con tres grandes terrazas y un santuario central, largas galerías y torres
preciosamente decoradas. Cuando recorrí la Gran Calzada Central me dio la impresión de que a medida que avanzaba se me echaba materialmente encima tan
monumental edificio, y que mi vista no era capaz de abarcar tan sensacional grandeza y belleza. El conjunto está rodeado de un inmenso foso, poco profundo,
que lo convierte en una isla cuando se inunda totalmente.
La torre central tiene 55 metros de altura, y desde la bóveda parten las largas galerías orientadas a los cuatro puntos cardinales. Las terrazas están
rodeadas de laberintos muy complejos, y son de resaltar los bajorrelieves que representan epopeyas hindúes del Mahabarata y del Ramayana junto a míticos
relatos de la Dinastía Khemer. Aves sagradas, garrudas alados, el vehículo de Visnú, preciosos trabajos en piedra, y esculturas en bajorrelieve conforman
el impresionante conjunto de Angkor Wat, considerado “la madre de todos los templos” y un lugar visitado por numerosas parejas de recién casados (Foto 4) como los que me “regalaron” el ramo de su boda.
Templo de Bayón
Tras visitar el Templo de Angkor me trasladé hasta el de Bayón, que es el Templo de Buda. Es un templo de montaña que tiene forma piramidal, y está situado
en el centro de la Ciudadela. Fue edificado a finales del Siglo XII y está adornado con nada menos que 196 cabezas de Buda, de rostros gigantescos
esculpidos en la piedra, uno en cada uno de los cuatro lados de las 49 torres que representan las 49 provincias del Reino.
Bayón era el Templo del Gobierno, la representación de la Montaña de los Dioses (Meru) y el centro del Universo. Fue construida en tres niveles, en tiempos
de Jayavarmán VII (1181 a 1220), en el centro de la Ciudadela de Angkor Thom (Gran Ciudad), que era entonces la capital.
Bayón (Foto 5) es una de las grandes joyas monumentales de Camboya, y tiene 5 kilómetros de largo, con 5 entradas al recinto, de las
cuales 2 se encuentran en la parte Este. Cada una de las puertas representa la frontera con un país diferente, y la del Oeste es la principal de todas.
Los preciosos bajorrelieves del templo informan de las campañas militares de los jemeres, cuyos ejércitos tenían más de 200.000 elefantes, lo que era una
tremenda “fuerza artillera” para su época. Sion de resaltar el perfecto ensamblaje de los grandes bloques de piedra así como los bellos rostros de Buda.
Se dice que el Templo de Bayón (Foto 6) es un auténtico monumento astrológico y de predicción del futuro, tal como indican su situación y
orientación.
Templos de Banteay
Las largas caminatas de las visitas relatadas me abrieron el apetito, lo que propició que saborease con verdadera fruición una sabrosa y típica comida
camboyana en un restaurante del entorno de Angkor. El restaurante, situado en pleno campo, estaba edificado sobre pilotes, al igual que las viviendas de
los agricultores de la zona, con el fin de evitar los ataques de los tigres y de otras fieras. Por cierto que para entrar al comedor tuve que dejar mi
calzado en la puerta….
Finalizada la comida nos trasladamos al Templo Banteay Srei (Foto 7), que significa “Ciudadela de las Mujeres”. Fue edificado en el año
967, está dedicado al Dios hindú Shiva y es famoso por sus frisos tallados y por su piedra de color rosáceo.
Banteay Srei, que está a 21 kilómetros de Bayón y a 32 de mi hotel, encierra varias de las mejores tallas mundiales en piedra, y dada la delicadeza de sus
obras está generalizada la creencia de que este templo fue construido por una mujer.
De dimensiones más bien reducidas, el templo de Banteay Srei se conserva estupendamente. Su planta es cuadrada y tiene una entrada al Este (a la que accedí
por un paso elevado) y otra al Oeste. Son dignas de mencionar sus tres torres centrales, decoradas con bellos relieves afiligranados y adornadas con
divinidades masculinas y femeninas.
En el camino de regreso a Siem Reap visité el templo de Banteay Samré, construido durante el mandato de Suryavarman II, a mediados del Siglo XII. Gracias a
las obras de restauración realizadas se encuentra ahora en un estado de conservación bastante aceptable.
Banteay Samré (Foto 8) cuenta con un templo central, con cuatro alas, un vestíbulo y dos bibliotecas, una perfectamente conservada. El
conjunto monumental está rodeado de grandes paredes concéntricas y un foso exterior, actualmente sin agua.
Regreso a Siem Reap
Finalizada la interesante visita al Templo de Banteay Samré iniciamos el camino de regreso a Siem Reap, invirtiendo una hora larga en el lento pero
interesante recorrido de unos 32 kilómetros.
Cuando al fin llegamos llegué al hotel Tara Angkor subí a mi habitación para asearme. Y después repasé y puse en orden las numerosas notas y fotografías
que había tomado durante tan ajetreado día.
Rematada esa tarea, bajé al restaurante del hotel, para cenar sin prisas antes de acostarme. Tenía algo doloridos los pies y los tobillos, pero estaba muy
satisfecho de la estupenda jornada que había tenido la fortuna de disfrutar. Por cierto que mañana me espera otra intensa tanda de visitas, a cual más
interesante.
¡Buenas noches, Camboya!.
(Fotos: Lajos Spiegel)
2 comentarios en “De Siem Reap a la excepcional belleza de los Templos de Angkor Wat, Bayón y Banteay”
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La excepcional belleza de Camboya.
La excepcional belleza de Camboya.