Siem Reap (Camboya), 6 de noviembre del 2015
Con el fin de poder visitar detenidamente los famosos e intrincados Túneles de Cu Chi, también me tocó madrugar el undécimo día de mi viaje, que fue el último de mi interesantísima y enriquecedora estancia en Vietnam.
Antes de salir del hotel cerré mi maleta y la dejé en la consigna del mismo, ya que hasta la tarde no regresaría para recogerla y trasladarme al aeropuerto internacional de Saigón, donde tomaría un vuelo directo con destino a Siem Reap, que es la capital del vecino Reino de Camboya.
Cambio de guía y grupo español
Como mi guía habitual sufrió un problema de salud, hoy me ha tocado como acompañante una mujer joven y bastante bien parecida, que demostró ser una excelente profesional turística y desenvolverse con soltura en la lengua de Cervantes Su complicado nombre es Nguym My Vinh, a la que los cubamos rebautizaron como Gloria durante los estudios que realizó en la Universidad de La Habana.
Gloria me informó que viajaríamos con un pequeño grupo de españoles, pero como eran solamente tres parejas y relativamente jóvenes no entorpecieron lo más mínimo mi irrenunciable y siempre buscada libertad de movimientos. Y aunque todos me cayeron muy bien, con quien hice mejores migas fue con María y Manuel, los primeros a la derecha en la fotografía en la que “presido” la mesa, dos médicos residentes en Logroño, ciudad en la que desarrollan su actividad en la Sanidad Pública. Completan la instantánea, de izquierda a derecha: Carlos, Enriqueta, Fernando e Isabel.
Construcciones típicas e idioma
En los barrios periféricos que vi al salir de Saigón abundan las típicas casas altas y estrechas, que ya había visto en otras ciudades y pueblos y a las que me referí ya en crónicas anteriores. En el recorrido hasta Cu Chi he visto muchos negocios, de todo tipo, cuyas mercancías ocupaban casi completamente las aceras y los bordes de la carretera, y chiringuitos de comida en total mezcolanza con puestos de venta de abonos, aperos de labranza o muebles.
Por lo que atañe al idioma, les diré que el vietnamita es una de las lenguas más complicadas que he conocido en mi vida. Es tan extraordinariamente complejo que, según el acento o los acentos utilizados, una misma palabra puede significar nada menos que seis cosas totalmente diferentes. Tal es el caso de la palabra MA. Sin acentuar, significa fantasma. Si lleva acento agudo, significa madre. Si el acento es grave, significa pero. Con acento ondulado, significa caballo. Si el acento tiene forma de interrogación, significa tumba. Y si lleva un punto debajo de la letra A, significa planta de arroz joven. Y si esto pasa con una palabra que tiene una sola sílaba, ya me dirán lo que puede ocurrir con los vocablos que tienen media docena de sílabas, o más….
Desplazamiento muy lento
A pesar de que los Túneles de Cu Chi están solamente a 75 kilómetro de Saigón (Ho Chi Minh), se tarda hora y media larga en llegar desde la capital vietnamita. La mayor parte del recorrido lo realizamos por estrechas carreteras de segundo y tercer orden, atravesando campos de cultivo y aldeas de ganaderos y agricultores. En la mayoría de los casos no pasamos de 40 kilómetros por hora, y en más de una ocasión tuvimos incluso que detenernos para posibilitar el cruce con otros vehículos.
Como nuestra salida de la ciudad coincidió con la hora punta del trabajo, el tráfico era caótico y nuestra marcha extraordinariamente lenta. Salimos en dirección aeropuerto, sorteando miles y miles de motos, dato que justifica que los accidentes de tráfico sean la segunda causa de muerte en Vietnam. Por cierto que la mayoría de las mujeres que van, a pie, en moto o en bicicleta, con la cara tapada no lo hacen para protegerse de la contaminación, sino para conservar el color pálido de su cara. Pura coquetería femenina, vamos.
Caucho, perros, ratas y cerdos
Atravesamos una gran llanura en la que comienzan a verse árboles jóvenes, ya que durante bastantes años no podían crecer debido a la abundancia de restos de carcasas de bombas y de productos químicos utilizados en la cruel Guerra de Vietnam. Abundan los árboles de caucho, que trabajan de noche para incrementar su producción.
Vi muchas motos con jaulas en su parte posterior, en las que transportan los perros que venden para comer, y que en las tiendas ofrecen ya pelados y sin cabeza. Y en toda la vieja Conchinchina comen también grandes ratas, que viven en los arrozales.
Los cerdos los ceban con piensos y medicamentos que les hacen dormir seguido. Sólo despiertan al olor de la comida, y a los tres meses ya van al matadero. Por cierto que a causa de la poca higiene culinaria abundan las hepatitis A, B y C.
Secuelas de la guerra
A pesar de que la nunca justificada ni justificable Guerra de Vietnam terminó hace unos 40 años, según mi guía cada día mueren tres personas a causa de las innumerables minas dejadas por las tropas americanas, y en cada metro cuadrado de la zona de Cu Chi había por lo menos 14 kilos de restos de bombas.
Según una película de 1967 miles y miles de bombas asolaron Cu Chi, una muy extensa zona en la que, además, los enormes bombarderos de Estados Unidos descargaban las bombas “sobrantes” antes de regresar a sus bases.
Los Túneles de Cu Chi
Los Túneles de Cu Chi tienen una longitud total de 250 kilómetros y su construcción se inició durante las guerras con los ocupantes franceses, que dejaron Vietnam en 1954. Durante un tiempo fueron usados por los campesinos, que los agrandaron, aunque la mayor ampliación la realizaron los soldados del Vietcong, que establecieron allí su Cuartel General durante la denominada Guerra de Vietnam contra los estadounidenses.
Se trata de un intrincado y complejo sistema de comunicación subterránea, con tres pisos principales y muchas salas secundarias, y con puertas secretas para compartimentar. El piso más profundo está a 10 metros, donde no llegaban las potentes bombas de los americanos.
Los túneles tienen 70 centímetros de ancho por 80 centímetros de alto, lo que hace extremadamente incómodo transitar por ellos, ya que hay que ir continuamente encorvado y, además, con el incordio de la bolsa-mochila de viaje. Yo caminé por un tramo de 100 metros, dotado de salidas cada 20 metros, y me cansé de darme golpes en el techo y en los laterales antes de poder salir. Pero hay que pensar que fueron hechos para los vietnamitas, que son mucho más bajos y delgados que los occidentales.
La ventilación es a través de grandes cañas de bambú, y hay una amplia zona de evacuación y escape hacia el río. En la superficie contaban con numerosas trincheras y trampas, y también miles de agujeros camuflados en el bosque, para un solo guerrillero , que tras disparar a los soldados enemigos o a sus tanques se agachaba y dejaba caer sobre su cabeza la trampilla cubierta de hojarasca o de ramas.
En el interior, además del Cuartel General del Vietcong había talleres de costura, búnkeres para reciclar el material robado a los americanos, cocinas, aseos, etc.
Arrasados por las bombas USA
Hasta que un sargento americano descubrió casualmente uno de los huecos de ventilación, los guerrilleros del Vietcong no solamente mataban impunemente a los americanos sino que incluso les robaban en sus almacenes, ya que algunas bases estaban apenas a un centenar de metros del acceso a los túneles. Pero como el sargento era bastante fornido no pudo entrar ni haciendo hueco con su machete, por lo que decidió echar en el interior botes de humo de colores. Y fue así, y con la ayuda de perros pastores alemanes, como descubrieron los ventiladeros y las entradas de los túneles.
La extensa área de Cu Chi fue bombardeada día y noche, muriendo 44.000 vietnamitas y destruyendo la mayor parte de los túneles del Vietcong, que de unos años a esta parte se han convertido en un lugar de visita “obligada” para viajeros y turistas y que el buen tiempo reinante me permitió recorrer detenidamente.
Rumbo a Camboya
Antes de salir hacia el aeropuerto aún tuve tiempo para dar un paseo por el centro de Saigón, comer una sabrosa torta fina de arroz que me ofreció una vendedora ambulante y tomar un estupendo y reconfortante té verde.
A las 20,20 horas, tras recorrer la terminal de punta a punta por un cambio en la puerta de salida, en un Airbus A-321 de la Vietnam Airlines dejé el aeropuerto internacional de Saigón poniendo rumbo al de Siem Reap, capital de Camboya. El 90% del pasaje éramos extranjeros y el vuelo, que duró apenas una hora, fue muy placentero ya que el avión solo se movió un poco cuando sobrevolamos Phon Penh.
Pero si el vuelo fue rápido no puedo decir lo mismo de los farragosos trámites policiales camboyanos. Pero eso se lo contaré mañana, ya que ahora apenas tengo tiempo para tomar algo antes de que cierren el restaurante, e irme a la cama.
¡Buenas noches, Camboya!. (Fotos: Lajos Spiegel)
2 comentarios en “De los Túneles de Cu Chi (Vietnam) a la ciudad de Siem Reap, que es la capital de Camboya”
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Sensacional despedida de Vietnam.
Sensacional despedida de Vietnam.