Hué (Vietnam), 3 de noviembre del 2015
El octavo día de mi viaje por Vietnam lo dediqué íntegramente a visitar las numerosas maravillas que encierra la ciudad de Hué, que como comenté en mi relato de ayer es Patrimonio de la Humanidad. Dicen que Hué, capital del país de 1802 a 1945, es la ciudad más bella de Vietnam, y además es el mayor centro cultural, educativo y religioso de la región, con incontable pagodas, mausoleos, templos, tumbas y palacios, junto a bellas colinas y estanques de flores de loto.
Como el programa era muy denso, no me quedó más remedio que repetir el madrugón, con lo que también evité algunas horas el tremendo calor reinante. Tras un buen desayuno y recoger mis pertrechos viajeros, salí del hotel en compañía de mi guía, Nghia Phan, para visitar el impresionante recinto de la Tumba del Emperador Tu Duc y otros lugares de sumo interés histórico y artístico.
Tumba del Emperador Tu Duc
De todas las tumbas de la Dinastía Nguyen, construidas en las riberas del Río del Perfume, la del Emperador Tu Duc es la más impresionante. El Emperador Tu Duc gobernó el país, desde Hué, hace más de un siglo, y construyó en vida su sepulcro entre los años 1864 y 1867. La tumba está integrada en un enorme conjunto residencial y de ocio, que se encuentra en una zona muy tranquila, rodeadas de colinas, bosques y lagos. Tu Duc fue el Emperador vietnamita que tuvo el reinado más largo (1848-1881), y disfrutó de una vida llena de lujos y diversiones.
La zona amurallada, en la que hay incluso una tumba falsa , cuenta con la tumba original, un bello Palacio de Verano, un pequeño lago, un pabellón para la meditación y la lectura, al borde del lago, al que solamente accedían el Emperador y sus mujeres (se cuenta que tuvo 500 mujeres y 142 hijos, por lo que hay un popular licor que lleva su nombre), con un símbolo fálico de la fertilidad en el exterior, e incluso había representaciones teatrales.
Crucero por el Río del Perfume
Finalizada la detallada visita a la Tumba del Emperador Tu Duc, subí nuevamente al coche y nos trasladamos a un muy elemental embarcadero, en el que accedí a bordo del “Pájaro azul”, una pequeña embarcación dotada de una docena de sillas de plástico, sin sujeción alguna al suelo ni a los laterales, como las que hay en las terrazas de nuestras cafeterías y bares.
En tan elemental embarcación realizamos un excelente crucero por el ya mencionado Río del Perfume (Huong Giang), llamado así, según me explicó el guía, porque antiguamente olía a perfume debido a que atravesaba bosques y campos con muchas flores y tenía abundantes lotos. La verdad es que hoy en día no huele precisamente a flores ni a perfume….Y a bordo de ese barco arribé a la empinada y larga escalinata que hace de muelle fluvial y da acceso a la icónica Pagoda Thien Mu.
Pagoda de Thien Mu
La Pagoda Thien Mu , del Siglo XIX, el monumento más conocido de Hué, es una elegante torre octogonal de siete pisos que me recuerda a la de la Gran Oca que vi en mi viaje a China. En la década de 1960, incrementó su fama por haberse convertido en un centro de protesta contra el gobierno vietnamita y ser donde en 1963 se prendió fuego el monje budista Thich Quang Duc, dando lugar a la palabra “bonzo”.
El amplio recinto de la pagoda es muy tranquilo y acogedor, a pesar de la gran cantidad de gente que lo visita, y contiene diversas cosas de interés, entre las que se encuentra una pequeña edificación anexa con la gran campana de bronce de la pagoda, las figuras de los dos guardianes del templo, la Pagoda Antigua ( Siglo XVII), la tumba del monje-jefe Tich Don Hau, etc.
La Ciudad Púrpura Prohibida
Rematada la visita a la Pagoda Thien Mu nos trasladamos a la Ciudadela Imperial o “Ciudad Purpura Prohibida”, que se encuentra en el centro mismo de la ciudad de Hué y albergó la fascinante vida palaciega de la Dinastía Nguyen. Es un enorme complejo de edificaciones construidas entre 1804 y 1833, modelo de la Ciudad Prohibida de Pekín, a cuya visita dediqué más de tres horas de incesante caminata.
La Ciudadela Imperial contiene tres recintos amurallados, siendo de resaltar que en el último solamente podía entrar el Rey. El muro original exterior tiene una extensión de 10 kilómetros de largo y 2 metros de ancho. Está rodeado de un gran foso lleno de agua, de 30 m. de ancho y 4 de profundidad, con abundantes lotos y peces, y cuenta con 10 puertas de acceso.
Torre de la Bandera y Puerta Ngo Mon
Tras salvar el ancho foso exterior, por medio de un puente de piedra, muy amplio y bien conservado, dejé agrás los muros exteriores de la Ciudadela Imperial, en los que destaca la Torre de la Bandera, llamada así porque en su parte superior tiene una gigantesca bandera vietnamita. Cerca están los nueve cañones sagrados, de 1804, nunca utilizados pues son unos protectores simbólicos del palacio y el reino.
Un generoso espacio separa ese muro exterior del siguiente, en el que se encuentra la imponente Puerta Ngo Mon, que es la entrada principal al recinto imperial y lugar de tránsito obligado para poder acceder a un área de patios muy amplios y cuidados estanques de lotos. La parte central, de puertas amarillas, estaba reservada al Emperador, lo mismo que el puente sobre el estanque de las flores de loto.
Antes de traspasar la segunda y gruesa muralla, en una sala lateral que hay a la izquierda del acceso, tuve oportunidad de ver un video muy ilustrativo en el que se ofrecen detallados aspectos y películas antiguas que nos muestran cómo era toda esa impresionante zona antes de que las bombas norteamericanas destruyesen gran parte de tan incomparable riqueza arquitectónica y artística.
Los Palacios Reales
Aunque gran parte de los edificios, sobre todo los de la zona reservada al Rey (tras la tercera muralla), fueron destruidos por los bombardeos de la lamentable e inútil Guerra de Vietnam, los monumentos que quedan, y algunos ya restaurados, nos ofrecen una visión fascinante de la vida cortesana de la Dinastía Nguyen.
Dentro de la zona de los Palacios Reales cabe destacar el Palacio de la Suprema Armonía (Thai Hoa), un espacioso conjunto artístico del año 1803 con techo de madera y columnas talladas y lacadas, que cuenta a su entrada con un gran dragón guardián del recinto real. Aquí se celebraban las recepciones oficiales, con el Emperador sentado en el elevado trono, y también las ceremonias importantes.
Salas de los Mandarines y las 9 Urnas Dinásticas
Detrás del Palacio Thai Hoa, y a ambos lados del mismo, están las Salas de los Mandarines, que éstos utilizaban como oficinas y también para preparase con el fin de participar en las ceremonias cortesanas.
En la esquina suroeste del recinto imperial está el Complejo del Templo de Thai To Mieu, muy bien restaurado por cierto, con el imponente Pabellón Hiem Lam, de 1824, de tres plantas, y el Templo To Mieu, con las tumbas de cada uno de los emperadores. Entre ambos templos hay nueve grandes Urnas Dinásticas, de 2 metros de alto y que pesan entre 1.900 y 2.600 kilos, creadas entre 1835 y 1837. Son como gigantescos potes gallegos, que simbolizan el poder y la permanencia de la Dinastía Nguyen. La urna central es la más grande, y está dedicada al Emperador Gia Long, fundador de dicha Dinastía.
La asolada “Ciudad Prohibida”
Antes de dejar la Ciudad Imperial visité el Palacio Dien Tho, residencia de la reina madre, y por la Puerta Hien Nhon accedí a la nada en que las bombas americanas dejaron convertida la Ciudad Prohibida, saliendo del otrora espectacular y bello recinto con una sensación de enorme rabia y tremenda tristeza….
Luego, después de un detenido recorrido por el enorme Mercado de Dong Ba, que ocupa nada menos que 20.000 metros cuadrados en un gran edificio de dos plantas, de 100×100 metros, y tras cenar en el Restaurante “Y Thao Garden”, me fui a dormir, ya que al día siguiente tenía que volar rumbo a la capital del país, Saigón, rebautizada como Ho Chi Minh City.
¡Buenas noches, Vietnam!.
2 comentarios en “Inolvidable e impresionante visita a la ciudad de Hué, que es Patrimonio de la Humanidad”
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Un legado histórico y artístico realmente maravilloso.
Un legado histórico y artístico realmente maravilloso.