Detenido e impresionante recorrido por la ciudad de Hoi An, Patrimonio de la Humanidad

Hoi An (Vietnam), 1 de noviembre del 2015

Por Roberto L. Moskowich

 Nada mejor para iniciar el mes de noviembre que haber tenido la oportunidad histórica, y seguramente irrepetible para mí, de realizar un detenido e impresionante recorrido a pie por la ciudad de Hoi An que, como les dije ya en mi crónica viajera de ayer, es Patrimonio de la Humanidad desde el año 1999.

El hecho de haber pernoctado en Hoi An me permitió levantarme más tarde de lo habitual, aunque a las 8 de la mañana, tras asearme, desayunar y coger mis bártulos viajeros, salí del hotel con el fin de efectuar tan atractiva visita.

Una ciudad que es un museo total 

Hoy An es una ciudad muy pintoresca y parece como salida de un cuadro. Para mí es una especie de museo total, pero vivo y cambiante. Se encuentra al sur de la ciudad de Danang, a cuyo aeropuerto llegué ayer tarde, y a orillas del río Thun Bon, que “lame” prácticamente su gran mercado tradicional.

Conocida entonces como Faifó por los occidentales, Hoi An fue uno de los principales puertos internacionales del sudeste asiático del Siglo XVII al XIX, hasta que el río se llenó de fango y dejo de ser transitable para grandes embarcaciones. Eso hizo que Hoi An decayese comercialmente, pero al mismo tiempo que se conservase tal cual era, hasta que el auge del turismo a partir de 1990 y su designación por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, la convirtió en uno de los destinos más solicitados.

Un recorrido a pie muy completo

A primera hora de la mañana se cierra al tráfico el acceso a la parte antigua de Hoi An (Foto 2), y para poder entrar al pueblo hay que adquirir un tique de esos que llevan los distintivos de control de la UNESCO, ya que como dije antes se trata de una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad. Ese tique es el que me permitió poder visitar los principales lugares de interés de Hoi An.

Para la visita de Hoi An, realizada con más de 30 grados de temperatura y una humedad que osciló entre el 80 y el 90 por ciento,  tuve la suerte de contar con un guía de español muy capacitado, llamado Hieuh Huynh, a quien sus compañeros cubanos bautizaron con el nombre español de Manuel durante los estudios universitarios que cursó en la Universidad de La Habana.

Manuel me informó que Hoi An cuenta con nada menos que 844 casas cuya antigüedad supera los 200 años, en bastante buen estado de conservación, sobre todo desde que el 4 de diciembre de 1999 la ciudad pasó a ser Patrimonio de la Humanidad.

Nuestra primera visita fue al gran Mercado Tradicional de Hoi An, un enorme edificio que ocupa una gran manzana, cuya parte posterior da al Río Thu Bon, bastante ancho y caudaloso, en el que había bastantes pescadores alternando con barcos de todo tipo transportando mercancías y pasajeros, sobre todo turistas.

El mercado es tan abigarrado, que me costó mucho trabajo transitar por unos pasillos estrechos que estaban atiborrados de gente. Allí hay de todo, desde verduras, frutas, legumbres, herramientas, puestos de comidas ropas, abonos, barberos, quincallería diversa,  a exquisitas telas de seda….y los inevitables cacos y carteristas habituales en los lugares en que se producen aglomeraciones de gente.

Pagoda china Phuoc Kien

Una vez atravesado el mercado de parte a parte, nos dirigimos a la famosa Pagoda Phuoc Kien (Foto 4), también denominado Salón de Actos, que es un templo chino construido alrededor del año 1690 y que ha sido restaurado y ampliado en el año 1900. Se trata de una construcción típica de los clanes chinos que se establecieron en Hoi An y está dedicado a Thien Hau Thanh Mau, una deidad originaria de la provincia china de Fujian y que es la Diosa del Mar, protectora de marineros y pescadores. O sea, el equivalente a la Virgen del Carmen en España. El 23 de marzo (calendario lunar), se realiza allí una impresionante ceremonia en honor de Lady Thien Hau (Diosa del Mar).

El tempo tiene dos grandes murales a ambos lados de la entrada. En uno,  está Thien Hau alumbrándose con un farol sobre un mar tormentoso, y en el otro los dirigentes de los seis clanes chinos que llegaron a Hoi An huyendo de Fu Kien en el Siglo XVII. Hay varios altares, sobresaliendo el de la estatua de Thien Hau, que tiene a la entrada las de Thuan Phong Nhi, de color rojo, y Thien Ly Nhan, de color verde, que le advierten cuando los marineros se encuentran en peligro.

Museo Arqueológico Sa Huynh

Aunque se trata de unas instalaciones museísticas de carácter arqueológico más bien reducidas, en un edificio tradicional de dos plantas, el Museo Sa Huynh  contiene varias exposiciones muy interesantes de los primeros tiempos históricos de Hoi An y su amplia zona de influencia. Alberga joyas de oro, piedra, vidrio y ágata, así como urnas funerarias de las primeras civilizaciones Dong Son y Sa Huynh, sobresaliendo una excelente colección de cerámica, sobre todo del período denominado Dei Viet, en cuyas piezas predominan los colores azul y blanco.

Capilla de la Familia Tran

Se trata de una edificación construida en 1802, mediante donaciones de los miembros de la Familia Tran con el fin de adorar a sus antepasados, quienes se trasladaron de China a Vietnam alrededor del año 1700. La encargó Tran Tu, un miembro del clan que ascendió a mandarín y que fue Embajador de China, cuyo retrato está a la derecha de la capilla. La construcción tiene influencias de los estilos chino (techo en forma de tortuga), japonés (triple viga) y local vietnamita (arcos y flechas). La puerta central está reservada a los difuntos (Foto 6), y las cajas de madera que hay sobre el altar contienen las lápidas de piedra de los antepasados Tran, junto a pertenencias personales. En el aniversario de cada uno, se abre su caja, se quema incienso y se ofrenda comida.

Puente cubierto japonés y Pagoda

El primer Puente Cubierto Japonés (Cau Nhat Ban) fue construido en 1593 por la comunidad japonesa que residía en Hoi An, con el fin de unir la ciudad con los barrios chinos que se extendían por la ribera del Río Thu Bon, y como muestra de confraternidad con los mismos. El llamado “Puente Japonés” fue provisto de un techo, para protegerse del sol y de la lluvia, y es un auténtico icono de la ciudad, hasta el punto de que ilustra los billetes bancarios de 2.000 dong.

La estructura del puente es muy sólida (Foto 7), con el fin de soportar los terremotos, y mantiene bastante bien su decoración original. Tiene un mono de piedra a cada lado de uno de sus accesos, y dos perros en la parte opuesta. El puente cuenta con una pequeña pagoda, situada en el lado norte, cuya entrada está permitida solamente a los que pagamos el tique de visitas de la UNESCO, pago al que ya me referí al principio de esta crónica.

Fábrica de seda Thangloi

Los vietnamitas está muy orgullosos de sus sedas, y en la zona de Hoi An existen varias fábricas debido a la abundancia de morera y consiguientemente de gusanos de seda. Y una de las fábricas más modernas, y más acreditadas, es la de Thangloi, que se encuentra bastante cerca del Puente Japonés aunque ya fuera de lo que es el cogollo del barrio tradicional. Aunque ya lo conocía, por haberlo visto en otros países, allí pude recrearme viendo todo el interesante proceso de producción y fabricación así como las maravillosas piezas ya terminadas de sedas multicolores.

Otros lugares de interés

De mi largo y detallado recorrido por Hoi An también debo citar, aunque sea un poco de pasada, otras cosas y lugares que me han gustado. Tal es el caso del Hotel Vinh Hung, el Templo Hoi Guan Guang, el edificio donde nació el Partido Comunista de Hoi An (una original casa de madera de más de 200 años, con un gran patio central), el Monumento a Kazimierz Kwiatkowsky (1944-1997) que fue el mayor luchador para que Hoi Ana sea hoy Patrimonio de la Humanidad, y el Restaurante Tam Tam, un excelente e histórico local con personal de categoría donde degusté una sabrosa y típica comida vietnamita.

Y así finalicé el domingo 1 de noviembre. Una vez más bastante cansado del continuo trajín, pero muy contento con lo que había tenido la suerte de poder ver y disfrutar. A descansar tocan, pues, ya que mañana me espera otro día de gran actividad.

¡Buenas noches, Vietnam!.