En los artículos anteriores les comenté lo más sobresaliente del excelente e inolvidable viaje que realicé, con el grupo encabezado por Fray Rosendo, a diversos lugares de Argentina y Brasil.
Les hablé de Buenos Aires, de la enorme Pampa, de la Fiesta Gaucha, de la Tierra del Fuego, de La Patagonia, de Ushuaia (el “Finisterre” y la ciudad más austral del mundo), del “Tren de los presos”, del Paso Garibaldi, del Lago Escondido, de El Calafate, del Lago Argentino (con los grandes glaciares Perito Moreno y Upsala, entre otros), de San Carlos de Bariloche, del Lago Nahuel Huapi, de Cerro Campanario, de la Capilla de San Eduardo, de Trelew, de Puerto Madryn, de la Península Valdés y sus enormes lobos marinos y ballenas, de Puerto Pirámide, de Punta Delgada y sus gigantescos elefantes marinos, de Punta Tombo y sus millares de pingüinos magallánicos, de Rawson, de Galman y la visita de la famosa Lady Di, y del largo y bellísimo recorrido realizado hasta llegar al territorio brasileño del Iguaçu(Foto 1), que es donde continúo ahora mi relato.
De ese inolvidable y largo periplo les ofrezco la parte final, en un relato condensado como siempre, pues como dije ya el espacio es quien manda.
Las mayores Termas del mundo
Como les comenté, en Iguaçu me alojé en el excelente “Hotel Mabu”, y según una certificación oficial que figura en la zona deportiva, las Termas (Foto 2) de este hotel son la mayor fuente de aguas termales del planeta. Están localizadas en el acuífero de Botucatu, que es la mayor reserva de agua subterránea del mundo. Son nada menos que 30.000 kilómetros cúbicos.
De su impresionante magnitud da idea el hecho de que ese volumen de agua podría atender a 150 millones de personas (una población equivalente a la de Brasil) durante la friolera de 2.500 años. Se trata de una gran cantidad de agua, de excelente calidad, que aflora espontáneamente en las fuentes de Mabu, a 36 grados de temperatura, curiosamente igual a la del cuerpo humano.
Foz do Iguaçu
La mañana del penúltimo día del viaje la dediqué a visitar la ciudad brasileña de Foz do Iguaçu, que cuenta con una población de 310.000 habitantes y que me causó una gratísima impresión. Por cierto que las únicas personas del grupo que se animaron a acompañarme fueron Mary Carmen Pérez, Manolita y Pilar, que quedaron francamente encantadas con la extensa y detalladas visita realizada.
Tuvimos además la suerte de contar con un taxista nativo que resultó ser un sensacional guía turístico. Y merced a unas adecuadas propinas, conseguimos ver todo lo que yo llevaba anotado en mi agenda.
Foz do Iguaçu cuenta con amplias y arboladas avenidas, logrando una armoniosa “confraternización” entre los edificios tradicionales y los abundantes pero espaciados rascacielos. Hicimos una visita especial a su gran Mezquita (en la que entraron las mujeres tras vestirse con ropajes musulmanes), a la Catedral (Foto 3), al Ayuntamiento, a la Plaza de la Paz (adornada con un busto del primer presidente de Brasil, Getulio Vargas), al Instituto Bartolomé Mitre (construcción de la época colonial que ocupa toda una manzana), la Avenida Brasil (que es su principal arteria comercial), la zona de los restaurantes (prácticamente los hay de todas las naciones) y también el popular Barrio Yolanda (llamado de ese modo en recuerdo de la que fuera propietaria de todos esos enormes terrenos).
Salida de Iguazú
De regreso al hotel, el autocar nos llevó al aeropuerto argentino de Iguazú, tras los consabidos trámites del paso de las fronteras brasileña y argentina.
Por cierto que la salida del avión de “Austral” con destino a Buenos Aires “recuperó los vicios perdidos”, ya que partimos con 20 minutos de retraso; y el servicio de a bordo estaba formado por tres azafatos y una sola azafata, que era la jefa. El vuelo resultó realmente estupendo, y llegamos sin novedad al Aeroparque.
Recorrido por Buenos Aires
Como la salida del vuelo para Madrid estaba prevista para las tres de la madrugada, desde el aeropuerto internacional de Ezeiza, el autocar nos dejó en la zona comercial de las calles Florida, Corrientes, Tucumán, etc., por las que anduvimos deambulando y “fisgando”, tras comer en las famosas y renovadas “Galerías Pacífico” (Foto 4). ¡Que tremendo contraste con las cercanas y abandonadas Galerías Harrods!.
Por aquella animadísima zona anduvimos hasta que a las 20,30 nos recogió el autocar, en la calle Córdoba, y nos fuimos a cenar al “Sorrento”, un magnífico restaurante de la exclusiva zona de Puerto Madero, cuya recuperación se hizo tomando como modelo la zona portuaria de la Villa Olímpica de Barcelona; y que, como dije ya, puede ser un excelente ejemplo de lo que se debe hacer en el Puerto de La Coruña.
La estupenda cena se regó con un buen vino, e incluso brindamos con champán por gentileza de “Viajes Sireica” y de Fray Rosendo, su eficaz representante.
Regreso a España
Tras la animada cena, nos trasladamos al aeropuerto internacional de Ezeiza(Foto 5), donde nos enteramos que en lugar de viajar con “Aerolíneas Argentinas” lo haríamos con la compañía española “Air Europa”, y que el vuelo a Madrid se retrasaría 25 minutos. ¡Por no variar, vamos….!.
A las 3,30 de la madrugada despegó de Buenos Aires el enorme “Boeing 757-200”, que tras once horas y quince minutos de un bastante incómodo viaje, debido a lo apretado de los asientos (con el fin de ganar más plazas), tomó tierra en el aeropuerto de Madrid-Barajas, cumpliéndose ya el décimo octavo día de nuestro sensacional periplo sudamericano.
Llegada a La Coruña
En el aeropuerto de Barajas tuvimos que esperar un par de horas para tomar el reactor de la compañía española “Spanair” que nos trasladó cómodamente a La Coruña, llegando al aeropuerto de Alvedro a las 10,25 horas.
Tras un rápido despacho de equipajes, y las afectuosas despedidas de mis compañeros de viaje, a las 11,05 entraba en mi casa de la Plaza de Pontevedra, después de nada menos que 27 horas y media de viaje….
Estaba muy cansado (y también muy dolorido por el forúnculo de mi posadera izquierda, que me dio la lata desde el segundo día de viaje y que aún no me había curado), pero a la vez muy satisfecho por el sensacional e inolvidable periplo que había realizado “Rumbo al Polo Sur”.
¡¡Hasta el próximo viaje!!.(Fotos: Lajos Spiegel).
2 comentarios en “Recorridos por Foz do Iguaçu (Brasil) y Buenos Aires, con feliz regreso a La Coruña”
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Mi inolvidable viaje hacia el Polo Sur, que les recomiendo.
Mi inolvidable viaje hacia el Polo Sur, que les recomiendo.