El domingo pasado tras disfrutar un placentero momento deportivo viendo la multitudinaria y bonita carrera Coruña 10, y de ver participar a tantos niños en el evento gastroinfantil Chococoruña organizado en la plaza de Azcarraga, esperaba con ganas el pitido inicial del Sevilla-Deportivo en el estadio Sánchez Pizjuán. El dulce que tenía como maestros de ceremonia a los grandes cocineros de nuestra ciudad en la estampa de Pablo Gallego, Luis Veira, Chisco Jiménez de Llano, Gorka Fernández, Iván Domínguez, Diego Bello, Ángeles Marzoa y Paco Moar contrastó con el amargo que nos dejo la actuación de nuestro querido Depor en la ciudad andaluza. Si bien es cierto que en ocasiones el contraste frio-calor y dulce-salado en diferentes texturas es muy apreciado en la cocina, tengo que decir, que a mi particularmente me dejo una triste y pesada digestión. La resignación y el paso del tiempo me hicieron un poco más llevadera la indisposición que también se suavizó el asistir a la ya habitual Romería del Rosario que organiza la RSD Hípica en honor a la patrona de nuestra ciudad.
Pasados unos días hago memoria de los comentarios oídos tras el partido entre sevillanos y coruñeses, al cual dicho sea de paso nos presentamos con la etiqueta de colistas. Alguno se acordaba de un tal Fernando Vázquez; se hacían apuestas de quien sería el primer entrenador cesado de la temporada; se ponía en alza la actitud como principal valor para remontar puestos y dejar el farolillo rojo; se hacía memoria de los graves errores defensivos cometidos desde principio de temporada: la intensidad y sistema de juego; la mala suerte de jornadas pasadas; la cantidad de goles encajados; alguna y otra duda sobre los máximos mandatarios; rezos, plegarias, meigas y gafes; soluciones en la fuerza y garra del equipo; ceses y dimisiones; esperanza en estos días sin competición; recuperación de los lesionados; miedos a nuestro próximo rival; muchos goles en contra en siete partidos; milagros aparte de mucho curro; casi tres goles en contra de media. En definida, desesperación, tristeza y la esperanza por bandera si queremos salir de este jaleo.
Viendo el triste escenario en el que nos encontramos los blanquiazules y no olvidando que la Ley de Murphy no excluye a los deportivistas de su aplicación y consiguientes daños colaterales, debemos hacernos fuertes contra una sus leyes más conocidas. Pues bien, solución, crear un antídoto como fórmula magistral en botica que nos lleve a estar unidos y en consecuencia a confiar en nuestras posibilidades. Estamos en un momento difícil y debemos estar más unidos que nunca, lo mejor para empezar a salir de este mal sueño pasa por ganar al Valencia en Riazor en la próxima jornada. A partir de este momento y en el supuesto de que sumemos los tres puntos ante los valencianos, se verá todo de otro color, pasaremos de la tristeza y resignación a la calma colectiva. Para ganar el equipo levantino debemos llenar Riazor ataviados y engalanados con nuestras mejores galas como en los mejores momentos. El Club tiene la obligación de intentar llenar el estadio cueste lo que cueste, los aficionados deben arrimar el hombro apoyando desde la grada pues todos sabemos lo que significa para los jugadores el jugador titular por excelencia que no es otro que el doce. Y la plantilla y cuerpo técnico deben trabajar duro y mucho confiando en sus posibilidades. Todos juntos seremos mucho más fuertes. ¿Forza Depor!
Artículo by Federico G. Poncet en DXT Campeón el domingo 12 de octubre de 2014