Para quienes no me conocen, les diré que llevo prácticamente toda mi vida ligado al deporte, en sus más variadas manifestaciones, y más de 60 años al fútbol en concreto.

He practicado varios deportes, con ficha federativa, y he sido Presidente de la Federación Gallega de Hockey, de la Provincial de Tenis de Mesa y de la de Piragüismo. Formé parte de juntas directivas de otras varias disciplinas y de diversos clubes. He recibido numerosos premios y distinciones, nacionales e internacionales. Como periodista deportivo he recorrido buena parte del mundo, informando incluso de varios Juegos Olímpicos y Campeonatos del Mundo (fútbol, hockey sobre patines, judo, etc.). Realicé muchos viajes con el Deportivo, tanto por España como a América y Europa. Por ello, me considero con bagaje y conocimientos suficientes para poder juzgar (no como un forofo) muchas de las cosas importantes que acontecen en el mundo del deporte. Y aunque les duela a mis amigos madridistas Eligio Hermida y José López Rico (en la foto, con quienes suelo ver fútbol televisado), Suso Filgueira, Fede G. Poncet, Fina Vilas, Ramón Mella, Suso Pedreira, José Montes, Suso Sousa, Ana Carro, José M. Aller, César Caamaño, Carlos Moreno, Suso Boquete y su hijo Diego, Quique Sanz, Julio Sierra, Ferrando Blanco, Edel Suárez, y un largo etcétera, considero a Sergio Ramos, defensa del Madrid, un gran futbolista, pero un indeseable deportista. Tiene el perverso record histórico de tarjetas en la Liga española, y en otras competiciones europeas y mundiales. Y a él debe el Madrid más de la mitad de su 13ª Champions League, al lesionar cerebralmente al portero rival y más gravemente a Salah, delantero del Liverpool, que sigue tratando de recuperarse para el Mundial…. mientras un abogado egipcio reclama mil millones a Ramos. (Foto; Lajos Spiegel)

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