La pasada semana almorcé con Manolo Souto presidente de la “Peña Manolito”. El principal tema de conversación, como no podía ser de otra manera con un coruñés y deportivista como Manolito, fue el fútbol. Me narró los dos fantásticos desplazamientos que su Peña realizó esta temporada al Bernabéu y Zorrilla y anunció un próximo desplazamiento a Santander donde espera conseguir mejor resultado que los logrados en aquellos campos. Comentamos los grandes beneficios que la Mareona deja en nuestra ciudad y nos viene al recuerdo la semifinal de la Copa del Rey del año 95 cuando eliminamos al Sporting y posteriormente ganamos la final del diluvio ante el Valencia.

Estoy seguro que los Maceda, Joaquín, Ferrero (¡qué gran extremo!), Ablanedo, Luis Enrique, Eloy y Manjarín estarán orgullosos de la afición asturiana. Un año más, unos 8000 aficionados del Sporting apoyaron desde las gradas de Riazor a su equipo ante el Deportivo. Aprovecharon que el lunes era festivo en el Principado para pasar el fin de semana visitando, además de nuestra ciudad, otras villas de nuestra provincia como Betanzos, Sada y Santiago de Compostela e ir programando su visita en año Santo. Estaba claro que el partido ante el Sporting de Gijón era un partido difícil, pues los rojiblancos estaban obligados a darlo todo ante semejante marea humana llegada desde Gijón.

A los pocos minutos de comenzar el partido, el colegiado se come un penalti de libro sobre Riki. Juan Rodríguez y Lassad disponen de buenas ocasiones para marcar, Riki de gran disparo a media vuelta mandando un balón al travesaño y Lassad no materializando dentro del aérea una gran oportunidad. Pero por fin se hace justicia. Juan Rodríguez remata de cabeza un centro de Sergio y después de pegar en el larguero Lassad, muy atento, marca el primer gol.

En el descanso los comentarios del buen juego deportivista y la caras alegres de Fernado Vidal, expresidente del OAR de balonmano, y de Pancho Peleteiro, cónsul de Turquía en Galicia, hacen confiar en una victoria coruñesa al más pesimista.

Comienza la segunda parte y el Gijón, alentado por sus seguidores, despierta. El partido entra en una fase de velocidad, con el clásico “tuya -mía”, y después de varios remates de los gijoneses, el gallego Diego Castro marca un gol que a la postre serviría para repartir los puntos entre gallegos y asturianos como buenos primos hermanos. La Mareona celebra el punto conseguido cantando el “Asturias patria querida” y con cánticos en honor al Brujo Enrique Castro “Quini”. Por cierto, un poco antes del empate el brujo había saludado entrañablemente en la banda a nuestro delegado Barros Botana con el que seguro coincidió a finales de los setenta y principios de los ochenta en algún partido cuando el coruñés auxiliaba en la banda a García de Loza.

Después de este partido siento envidia sana y me viene al recuerdo los desplazamientos masivos que los aficionados deportivistas realizamos, entre otros muchos, a Oporto, Logroño, Madrid y Oviedo (donde los famosos niños del ascenso no consiguieron el objetivo del equipo de Chuchi Aranguren, que curiosamente también fue entrenador del Sporting). Ojala sigamos el ejemplo y Santander pueda ser el punto de partida para que la afición deportivista se deje ver de forma masiva en un desplazamiento.

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