Con mi participación en el “Libro del Amor” (“De las sogas de la felicidad, el amor, por ejemplo: para no vencernos nunca”, según aparece la cubierta en la primera fotografía), al que he aportado mi relato “El desvirgue de una ingenua”, he recorrido un camino diametralmente opuesto al realizado por la inmensa mayoría de los creadores (pintores, poetas, escultores, escritores, etc.), quienes suelen iniciar su andadura de cara al público apoyándose o integrándose en colectivos o en grupos afines.

Pero yo, tras más de medio siglo publicando en solitario, es la primera vez que lo hago de forma colectiva, y estoy encantado de haber aceptado la amable invitación de su coordinador, Antonino Nieto. Confieso, además, que supone para mí un auténtico honor, a la vez que un privilegio, que mi firma aparezca junto a la más de un centenar de reconocidos escritores de ambos sexos.

Ese texto, que ahora forma parte del mencionado “Libro del Amor”, está integrado en una obra mía titulada “Relatos Relativamente Relacionados”, cuya característica principal es que todos los que figuran en la misma responden a hechos y situaciones acaecidas realmente, con la destacable particularidad de que han llegado a mí a través de sus protagonistas directos o indirectos.

A todas esas historias les di forma adecuada, aunque quizás sean más periodísticas que literarias, debido seguramente a la influencia de mis más de sesenta años escribiendo en “La Voz de Galicia”, “El Ideal Gallego”, “El Faro Coruñés”, “21Noticias.com”, “Fedellando.com”, etc. Como es natural, he cambiado nombres, lugares y profesiones, ya que varias de esas personas viven todavía.

Y en esa línea de realidad y autenticidad, “El desvirgue de una ingenua” responde a hechos y acontecimientos reales, que me contó la propia protagonista de la historia. Curiosamente, cuando yo conocí a Mary Conchy Perales, personaje central de la historia, ya no era tan ingenua, pero a pesar de estar casada y ser madre de varios hijos, doy fe de que era muy inexperta en la realización y práctica de “tareas amatorias”.ç

Recuerdo que me costó bastante trabajo, y muchas dosis de persuasión, para conseguir que practicase algún método más que el “misionero”. Incluso para vencer sus carpetovetónicas reticencias, propias de su formación en un colegio de monjas, la animaba y estimulaba dándole “calificaciones” cada vez que hacíamos el amor, en todas y cada una de las diferentes formas en que lo realizábamos. Puedo dar fe, en honor a la verdad, que en muy poco tiempo llegó a alcanzar un “Sobresaliente” más que merecido.

Hoy, pasados los años, la vida nos ha llevado por muy distintos derroteros. Pero, a fuer de sincero, tengo que reconocer que me encantó ser el “profesor amatorio” de Mary Conchy Perales. Y estoy plenamente seguro de que algún amante posterior ha salido muy beneficiado con los conocimientos adquiridos conmigo por la protagonista de “El desvirgue de una ingenua”. Tal cual, se lo cuento. ¡¡¡Saludos y salud!!!.

En relación con un comentario publicado por Loly Germade en “Facebook”, sobre la centenaria y laureada Coral Polifónica “El Eco” de La Coruña, Cristina de Sab escribió lo siguiente: “Dios que diferencia. Con Mosko todo mucho mejor funcionaba. Desde que Mosko no está es una cueva de Ali Babá, de vergüenza, con la panda de churrascos criollos que hay ahora. “El Eco” nunca volverá a ser lo que fue, porque los que están ahora a cargo se lo están comiendo totalmente hasta dejarlo en los restos ?”.

Por medio de Jaime Blanco, ex integrante de la citada Coral Polifónica “El Eco”, supe que el día 12 falleció en La Coruña, donde residía hacía años, Enrique Lombardía Cayeiro (segundo a la izquierda, en la segunda fotografía), de 97 años de edad, querido ex compañero en el Banco de La Coruña y en el Banco de Bilbao. Lombardía era una gran persona, un excelente profesional, y estaba dotado de un fino sentido del humor y galaica socarronería, de lo que sabemos muy bien sus compañeros y los contertulios del bar “Punta del Este, en la herculina calle Médico Durán. Su entierro tuvo lugar el sábado, en su natal Mondoñedo, y hoy, a las 7 de la tarde, habrá una Misa en la coruñesa Iglesia de Santa Lucía. Mi más sentida condolencia a sus hijos Enrique-José, Jesús, Rafael y María del Carmen, y demás familiares y amigos. DEP

Y como, por fortuna, “La vida sigue”, es por lo que me complace felicitar a las personas que cumplieron años en la primera quincena de este mes, aún dentro del “Estado de Alarma”, entre los que se encuentran: Xosé M. Martínez Oca, escritor; José-Antonio Quiroga Lage, empresario; Alicia Abeledo, ama de casa; Xosé-Luis Barreiro Rivas, ex Vicepresidente de la Xunta de Galicia; Darío Villanueva, Presidente de la “RAE”; Augusto Cesar Lendoiro, ex Presidente del RC Deportivo de La Coruña; José-Manuel Seijas, Presidente de la Federación Gallega de Remo: Fernando Cobián, Presidente del R. C. Náutico de La Coruña; Maruja Carreira, pensionista; Cristina Goás, Profesora de Música; Manuel Couto Ulloa, terapias alternativas; Lola Catalá, pintora; Belén Deus, diseñadora gráfica; Manoli Devesa, cartomántica; Marta Rivera, escritora; José de Cora, periodista y escritor; Pastor Lorenzo, periodista; Silvia Jato, actriz; Ana Castro Liz, psicóloga y sexóloga; Luis Fraga, docente y comunicador; José-Antonio Sánchez Penas, ex Concejal del Ayuntamiento de La Coruña; Antonio Prado, secretario del Club de Leones La Coruña-Marineda; y Armando Requeixo, investigador.

Turno para el “Grupo de Riesgo” del Coronavirus. Y hoy se asoma a esta ventana informativa Ángel Castiñeira Purriños (en la 3ª foto acompañamos a la poetisa Esther López Castro), con el que coincidí durante mi larga estancia en “La Voz de Galicia” (30 años nada menos), y al que he visto, con gran satisfacción por mi parte, crecer física y profesionalmente, hasta que se jubiló siendo su Delegado en Carballo.

Ángel, con el que siempre he sintonizado muy bien y que cumplirá pasado mañana 69 años de edad, aunque aparenta bastante menos, nació el 18 de junio del año 1951. Me dijo que ha llevado muy bien el encierro forzoso, sobre todo porque residen en la aldea de Piadela (Betanzos), muy cerca del Pazo de los Etcheverría.

Vive solo con su mujer, ya que sus dos hijos y sus dos nietos (ambos de su hijo, ya que la hija de momento no quiere tener descendencia) viven en la ciudad de Betanzos. Aunque tuvieron dos perros, en la actualidad carecen de animal alguno de compañía; pero, según me contó, ya hay un chucho en lontananza.

Durante gran parte de la cuarentena hizo dos cosas que antes no hacía por falta de tiempo: leer mucho (siempre le encantó), y tocar el piano, instrumento musical que compró a su hija cuando tenía 10 años de edad. Como hizo 2 cursos de solfeo, habló con un profesor que le orientó para seguir tocando y estudiando solfeo. Además, dado que sus vecinos están lejos y la cristalera es blindada, no molestaba a nadie.

Al no poder jugar las partidas de dominó después de comer, apenas salió a la calle y me dice que casi se acostumbró a estar en casa. Pues ahora, ya con la “Nueva normalidad” en Galicia, podrás hacer casi todo lo que quieras, querido Ángel.

Y finalizo por hoy. Prometo seguir dándoles más “Partes de Guerra”. Mientras el cuerpo aguante…. ¡¡¡Saludos y salud!!!. (Fotos: Lajos Spiegel)

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