Se fue Ricardo Gómez Pico, se fue a morar en otra dimensión, cómo los grandes deja tras sí una estela, cuya huella indeleble estará presente en todo el devenir del Club que fundó, hizo suyo el lema leonístico y bajo éste, aglutinó a un gran número de mujeres y hombres que hoy forman un núcleo compacto de ciudadanos dispuestos ayudar al que más lo necesita.

Mucho se lleva hecho por la ciudadanía desde aquel 1917 en que un joven de Chicago con 38 años, cargado de ilusión reunió a un grupo de amigos y fundó el primer Club de Leones.

Numerosas son las acciones solidarias que desde entonces vienen realizando, aportando su granito de arena para así conseguir un mundo mejor; entre ellos nos encontramos a Ricardo (apoyado siempre por su esposa); primero perteneció al primer Club de Leones fundado en la Coruña, seguidamente con un grupo de amigos contribuyó a la creación del 2º Club, el “Marineda”, más tarde, siempre con la ayuda inestimable de Carmiña, reunió a 20 amigos y con ellos fundó en el año 2012 el Club de Leones de Oleiros, se le entregó la carta constitutiva el 10 de Noviembre en el Salón de actos “As Torres” con la asistencia de todas las autoridades leonísticas de España.

Desde su fundación se han invertido 300,000€ en las numerosas actividades desarrolladas por este club, de ellas hablan (cómo no podría ser de otro modo, el” Hogar Sor Eusebia”, las diversas residencias de la 3ª edad a las que acude regularmente con obsequios para los residentes, Becas de estudio a jóvenes destacado de Oleiros con escasos recursos económicos, vales alimenticios, abonos de rentas habitacionales-evitando así desahucios de familias-consiguió llevar a cabo un convenio con el SERGAS para ayuda de las familias de niños con cáncer.

En fin, sería muy prolijo seguir enumerando las diversas actividades de toda índole que, bajo su dirección realiza dicha Asociación Altruista.

No me cabe duda que desde donde esté seguirá gobernando la nave y como gran timonel hará llegue a buen puerto, dejó un ramillete de mujeres y hombres dispuestos a ello, formados en el espíritu leonístico; con solidaridad rebosante que, continuaran su labor, no dando el pez, sino la caña para aprender a pescarlo.

El hombre pasa, pero su labor queda, esto es lo que hizo Ricardo en su paso por la vida.

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