Mañana se cumplirán 18 años de la muerte del famoso escritor Camilo-José Cela, único “Premio Nobel” con que cuenta Galicia, al que tuve el honor de tratar personalmente. Nuestra amistad se forjó en mis tiempos de Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de La Coruña, sobre todo durante los intensos preparativos para el Hermanamiento de La Coruña con la ciudad de Recife, que es la famosa capital del Estado de Pernambuco (Brasil), y luego en la citada ciudad brasileña.

Nuestro citado Premio Nobel tuvo una brillante participación en los actos celebrados en la mencionada capital brasileña, sobre todo en las soberbias conferencias dictadas en la Universidad de Pernambuco, en las que también intervino Juan Naya, quien por aquellas calendas era el Secretario de la Real Academia Gallega y estimado compañero mío en “La Voz de Galicia”.

Esa amistad se vio reforzada posteriormente cuando Don Camilo se casó con mi buena amiga Marina Castaño, que era hija de Gerardo Castaño Barca, un empleado que tuve bajo mi mando durante mi etapa de Director de la antigua oficina principal del Banco de Bilbao en Rúa Nueva, esquina con la Calle Real, en La Coruña.

Y por mediación de mi excelente amigo José-Manuel Liaño Flores, ex Alcalde de La Coruña, a quien solicité la foto que publiqué en la que se le veía entregando la placa de la coruñesa y “pecaminosa” Calle del Papagayo a Camilo-José Cela, recibí también la de su sepulcro en Iria Flavia (segunda fotografía), que publico hoy con el correo que me envió Liaño:

“Querido Moskowich: Te envío lo que me solicitas de la entrega de la placa de la calle del Papagayo en su mejor momento histórico, a Camilo José Cela, con ocasión de darle también su nombre a una calle en el Barrio de las Flores, de la que te puedo enviar alguna foto si quieres también. En cambio, te mando dos fotos del nicho donde se halla depositado el cuerpo de nuestro Ilustre Premio Nobel en Iria Flavia por si quieres hacer uso de las mismas. Un fuerte abrazo”.

Hace unos días falleció en La Coruña María Luisa Ansorena, de 94 años de edad y madre de mi buena amiga Pilar López-Riobóo, Subdelegada del Gobierno. Entre las grandes tareas en favor de la sociedad realizadas por María-Luisa destaca su labor al frente de la Unión de Pensionistas (UDP). Y entre los numerosos testimonios de pesar por su fallecimiento está el de Antonio Abeijón, ex Presidente Provincial de Cruz Roja Española, quienes escribió lo siguiente:

“Yo no suelo salir de casa hasta la tarde. Y lo hago sobre las cinco, para atravesar la calle y pasar un rato en la cafetería de enfrente. Allí me tomo un café, y leo la Prensa. Todo iba dentro de la normalidad, hasta que llegué a la página en la que, complementando la fotografía, venía la noticia del fallecimiento de mi buena amiga María Luisa Ansorena.

“Para mí, la inesperada información fue como un tremendo escopetazo. Yo, por mi falta de movilidad y dada la hora en que me enteré, no podía estar presente en el Tanatorio. Lo siento, porque el mutuo afecto lo requería. Fueron muchos años de colaboración en la recién nacida Unión de Pensionistas UDP los que marcaron una gran amistad que, rebasando los límites de gestión, llegó a convertirse en un encuentro familiar.

“A su hija Pilar, a la que me une una buena amistad y al resto de la Familia, quiero desde aquí expresar mi sentimiento, ya que no pude hacerlo en su lugar y en su hora. ¡María Luisa, descansa en Paz!”.

Debido al maldito Coronavirus, ayer entraron en vigor las duras normas impuestas por la Xunta de Galicia para tratar de frenar el exponencial incremento de contagiados por la Covid-19, disposiciones legales que obligan a la hostelería gallega a cerrar a las 18 horas y a no servir nada en el interior de sus locales. Solamente podrán atender a sus clientes en las terrazas, si las tienen, o preparar comida para llevar….

Previendo esa lamentable circunstancia, yo tuve la suerte de celebrar el día anterior un soberbio cocido en “La Forja”, popular y acreditado mesón situado en la coruñesa Playa de Santa Cristina. Magníficamente preparado por Sole Quintáns, lo degusté en compañía de mis amigos Quique Sanz, Ramón Mella, Félix Menéndez y el Dr. Facal (hermano del cura que me casó). Tan excelente “papatoria” estuvo acompañada de dos tandas de sabrosas filloas, un buen vino tinto, café de pota y aguardiente, acto al que corresponde la segunda fotografía. ¡Que nos quiten lo comido!.

Mi excelente amiga y destacada pintora Manuela Castro ha iniciado con fuerza este recién estrenado 2021, a juzgar por lo que me dice en el guasapo que reproduzco: “Querido Roberto: muchas gracias por mencionarme. Has escrito la verdad de un comentario que yo te había hecho referente a tus interesantes libros. Me gustan. Hoy he salido todo el día, pero siempre con prudencia. El Coronavirus no nos deja. Estoy pintando mucho. BESOS”.

El miércoles publiqué un artículo tituladoEn recuerdo de una gran poetisa”, y en relación con dicha publicación recibí este guasapo de Basilio Rodríguez Cañada, que es el Presidente de la editorial ‘Sial Pigmalión’: “Buenos días, amigo Roberto: Sigo tus crónicas con mucho interés. Gracias por publicar la nota sobre Lupe Grande. Un fuerte abrazo”.

Finalizo por hoy. Prometo seguir publicando más crónicas de este “Estado de Alarma-Toque de queda”. ¡¡¡Mientras el cuerpo aguante!!!. (Fotos: Lajos Spiegel)

 

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