Riazor

Ayer pudimos ver el estadio de Riazor ataviado y vestido para la ocasión con una gala ideal que acicalaba y acogía el Depor-Celta. Este derbi gallego es uno de los momentos más dulces que un deportivista puede vivir a lo largo de la temporada. Esa tensión que a modo de hormiguillo pulula por nuestras entrañas va in crescendo con el paso de los días a la espera de la llegada del día “D” y la hora “H”. Esta sensación la mar de placentera que siente nuestro interior es lo más estimulante que puede sentir un hincha con sangre blanquiazul. Los que han vivido o noso derbi saben a lo que me refiero, los que no han tenido la suerte de probarlo, hacerlo, animaros y poneros en situación de vivir el gran momento.

Para disfrutar a tope de este día es importante ir vestido por dentro y por fuera para la ocasión y tener como punto de encuentro recuerdos, anécdotas y algunas bromas a modo de vacile con algún amigo celeste. Las bromas cariñosas y sanas no deben faltar.

Todo esto sin contar con el resultado, si además gana el Deportivo, la sensación sube proporcionalmente pasando por emociones do noso orgullo hasta llegar al súmmum. A partir de aquí todo vale, fanfarronadas vaciles, bromas todo con tal de alargar el éxtasis general. En este partido vale todo, jugar mal, marcar en fuera de juego, que les anulen un gol legal, incluso lo que más nos gusta puede ser esa victoria en el último minuto y de penalti que provoca el delirio de la grada. Si el penalti es injusto también vale. Aquí es cuando parece que lo hemos vivido todo, que no hay nada más grandioso, a partir de este momento solo queda recordar, añorar y esperar el siguiente Depor-Celta para conseguir los tres puntos más importantes de toda la temporada. Evidentemente lo más importantes son los tres puntos, pero en el interior lo que verdaderamente nos vale es ser los ganadores de derbi.

En fin, todo con tal de ganar al eterno rival. Con el paso del tiempo esa relación amor-odio y contigo pero sin ti, nos hacen pareja para la eternidad. Lucir las mejores galas y decorar Riazor de bufandas y banderas con un telón de fondo que cante al unisonó el forza Depor es algo que te mete tan de lleno en el partido que incluso te crees que juegas. Y lo cierto, es que juegas, pues esa fuerza que le inyectas desde la grada a los de rayas blanquiazules es lo que marca la diferencia.

Como veréis vale casi todo en un derbi, la fiesta es la fiesta, y si es de gala pues mejor. Algunos pensareis que estoy de resaca, que se me ha ido la pinza pero la realidad verdadera es que estas son las consecuencias de vivir el súmmum en una noche de «Fiesta de gala en Riazor«.

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