Qué difícil es concentrarse en lo estrictamente futbolístico cuando desde hoy mismo empieza un mes decisivo para el Deportivo. Presumiblemente hoy se celebrará la Junta de Accionistas donde se aprobarán –si procede- las cuentas del ejercicio anterior. El próximo día 10 de enero es la fecha prevista para la aprobación del convenio que regirá la economía del Club durante bastantes años, menos de dos semanas después se nombrará el nuevo Consejo de Administración… Muchos acontecimientos en apenas un mes y todos ellos clave para el futuro más inmediato del Club.

Y en medio de todo esto tenemos el último partido de liga de este año. Y no es por caer en el tópico, pero qué bueno sería despedir el año con una victoria. Nos iríamos de “vacaciones futboleras” en lo más alto de la tabla, con el optimismo en su punto álgido, con el convencimiento de que el ascenso es posible y con tiempo para analizar lo que llevamos y lo que queda de temporada. Y, por supuesto, pasaríamos este difícil mes que nos espera con otra mentalidad, con el convencimiento de que la situación del Deportivo tiene solución.

Nos visita el Numancia. Ese equipo que allá por 1996 se dedicó a cargarse equipos grandes en la Copa del Rey y que el Barcelona despertó de su sueño en cuartos de final. Ese mismo Numancia que en 1999 se plantó en Primera División y se llevó los 3 puntos de Riazor al inicio de temporada y que nos enseñó que si queríamos hacer algo grande en la liga había que pelear en todos los partidos. Y algo debimos aprender porque fue el año que ganamos el Campeonato. Como anécdota, comentar que ese día nos marcó el 0-2 que resolvió el partido un pequeño delantero llamado Morales que fue una de nuestras pesadillas cada vez que jugaba contra el Deportivo. Y es que el bueno de José Luis Morales nos marcó goles con el Madrid –el día que debutó- con el Sporting de Gijón y con el Numancia. Se puede decir que fue junto con Javi Guerrero (Racing, Recreativo, entre otros) y Víctor (Valladolid, entre otros equipos) una de nuestras particulares “bestias negras” de su época.

Hace dos años también jugamos contra el Numancia casi al final del año. Fue un partido típico de aquel curso en Segunda División: el Deportivo que se muestra muy superior a su adversario, los goles que van cayendo, el equipo que se relaja, te cae un gol en un despiste tonto y a sufrir hasta que acaba el partido. En ese encuentro, y tras ponernos 2-0 con relativa facilidad, el Numancia acortó distancias y a punto estuvo de empatar si no fuera porque Julio Álvarez mandó un penalti a la grada de Marathon. Poco después, Juan Domínguez hizo el tercer gol que cerraba el partido y acababa con el sufrimiento. Fue, en definitiva, un partido muy parecido al que vivimos hace dos semanas en Riazor contra el Alavés: dominio del Deportivo en juego y en el marcador y en una jugada tonta –corner cedido absurdamente y penalti de los que no se pitan- gol del equipo rival y a sufrir hasta el final. Veremos lo que ocurre en esta ocasión, pero vaya, que si hay que firmar un partido como estos que he comentado yo lo firmo ahora mismo. Aún a cuenta de sufrir.

Una gran ocasión para cerrar el año como líderes de nuestra categoría. Cuando comience el partido es muy posible que la asamblea de accionistas ya se haya celebrado. Pero no será momento de hablar de ello ni de hacerse reproches. Será el momento del equipo, de animar todos juntos para llevar a los jugadores a la victoria igual que hace dos años cuando un Numancia muerto casi nos empata. El convenio y las elecciones ya vendrán a la vuelta de la Navidad. Pero todo se verá muy diferente si cuando estemos brindando en fin de año podamos decir que el RC Deportivo va de primero en la liga ¿A que sí?

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