Para progresar hay que ser exigente con uno mismo. El Deportivo debe tener claro que el objetivo de esta temporada es el ascenso directo a la primera división. La dirección deportiva debería fijarse la máxima de conseguir superar el récord de 91 puntos en 42 jornadas obtenido en el año 2012. Las cuatro plazas que dan derecho a jugarse el ascenso son un consuelo a la vez que un riesgo, estos encuentros jugados a cara o cruz son algo que debemos evitar. Como mal menor tampoco hacemos ascos a conseguir el necesario ascenso de esta manera. Es bueno hacer lo deberes y no dejarlos para última hora, con lo cual evitaríamos sorpresas desagradables.

Hoy no estamos ni en puesto de promoción, el buen juego del equipo brilla por su ausencia y la falta de talento en el equipo se empieza a notar. Pero es pronto para evaluar el trabajo realizado por el binomio Carmelo del Pozo y Natxo González, yo esperaré a la décima jornada de liga, que será el momento en que debamos analizar y hacer el sano ejercicio de la autocrítica.

Yo creo, que una baza importante con la que puede jugar el Real Club Deportivo de La Coruña esta temporada, es con la que se supone una cómoda adaptación del plantel a la segunda división. La categoría es conocida por el staff técnico y plantilla de futbolistas, lo cual debe hacer más fácil y cómodo el largo recorrido que lleva a la máxima categoría del fútbol nacional. La veteranía y experiencia que se le presume a una amplia mayoría de miembros del equipo debe ser un hándicap que juegue en favor del equipo blanquiazul. A la vez que es bueno recordar que la afición del Riazor es de primera, aunque no hay que olvidar que es conocedora de la categoría de plata.

El compromiso, ilusión, esfuerzo y trabajo son los complementos perfectos para luchar por volver a jugar con los grandes. La limpieza necesaria que se hizo en el vestuario deportivista debe ser otro de los puntos a valorar, pues el ambiente vivido entre los miembros de la plantilla las temporadas pasadas era tremendo.

Mañana lunes disputamos nuestro segundo partido de liga en el estadio de Riazor ante un Granada C.F. que no conoce la derrota en los cinco partidos de liga. Los andaluces en la clasificación están empatados a puntos con el segundo. Mañana no va a ser un partido fácil para los futbolistas del Deportivo que esperan que les sirva de ayuda el jugar en casa, a la vez que confían en el determinante apoyo de la hinchada que nunca se rinde para que los lleve en volandas, como buena gente marinera, hasta la victoria.

Las obras del estadio municipal parece que van por el buen camino, pese a que en esta ocasión hay que volver a reubicar en otros asientos a un alto numero de socios. Las obras siempre son incomodas, pero en este caso tienen como finalidad el hacer la vida más fácil al público asistente a Riazor. Los que vivimos las obras del año 80 que se efectuaron con motivo del Mundial 82, o las no tan lejanas realizadas en los años noventa donde desaparecía la antigua general y nacía la grada de Pabellón sabemos lo bueno que viene después de lo malo. ¡Forza Depor!

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