Cuenca (Ecuador), 9 de noviembre del 2018

Hoy, vigésimo día de mi magnífico periplo por América del Sur, lo dediqué a recorrer la ciudad de Cuenca y visitar el cantón de Gualaceo, en Ecuador.

Me levanté a las 6.30 horas, y después de asearme y desayunar, me encaminé al Parque Abdón Calderón, donde inicié mi visita a la preciosa ciudad de Cuenca, que es Patrimonio de la Humanidad. En esa Plaza se encuentran la Catedral Nueva, el Ayuntamiento, la Catedral Vieja y la Gobernación del Azuay, que así es como se llama esta provincia en la que estoy, y cuya capital es Cuenca.
En el centro del parque hay una gran estatua de bronce, sobre un elevado pedestal, dedicada al héroe militar Abdón Calderón, quien después de ganar no sé cuántas batallas no murió a causa de las heridas…. falleció de disentería.

Alli coincidí con una manifestación, bajo el lema «Río Blanco libre de minería. El agua vale más que el oro». Por cierto, la bandera de esta ciudad se parece a la española, ya que es roja y amarillo, pero dos franjas solamente, y es muy frecuente verla en el exterior de las casas.

La Catedral Nueva está coronada por una gran imagen de Santa Ana, patrona de la ciudad, que ademas de Cuenca lleva su nombre. Denominada Catedral Metropolitana de la Inmaculada Concepción, fue edificada entre 1885 y 1967, y es de estilo románico, neogótico y renacentista. Tiene 105 m de largo, 43.5 m de ancho, y 53 m de alto en la cúpula mayor. Es la más grande del país, en su estilo.

Está hecha con ladrillo, mármol de Carrara, cal y arena, y fue consagrada en 1967. El altar mayor está forrado con pan de oro.
Ascendiendo por una escalera de caracol, de 157 escalones en muy buen estado, llegué a la cubierta de la catedral, me fotografié al lado de la gran imagen de Santa Ana y saqué varias fotos panorámicas de la ciudad.

 

Al lado de la Catedral está el Seminario Menor, que cuenta con un precioso patio y en cuyo primer piso hay muy buenas artesanías.

Cerca de la Catedral está el concurrido Mercado de las Flores, instalado en el atrio de la bella iglesia del Santuario Mariano, de amplio y rico interior. Y un poco más atrás, está el Mercado de Artesanías y la Iglesia de San Francisco.

A continuación me desplacé a la Vieja Catedral, construída entre 1557 (año en que el 13 de abril Gil Ramírez Dávalos fundó la ciudad) y 1573, como Iglesia Matriz de Cuenca. El 13 de junio de 1779 fue elevada a Catedral por el rey español Carlos III, y el 30 de julio de ese año se terminó la Capilla del Santísimo.

Además de su bella y valiosa ornamentación interior, cuenta con el Museo Religioso de Arte Vieja Catedral, y un patio muy acogedor con su «Equad’arte», una exposición de fotos antiguas de Cuenca y sus alrededores y tienda de artesania y recuerdos de Ecuador.

Al salir, pasé ante el Teatro Sucre y el Templo de la Concepción, sito en la calle Presidente Borrero. Poco más adelante, se encuentra el gran Templo de la Merced, de los Padres Oblatos.
Desde alli me desplacé en coche hasta el Mirador de Tui, entrando en el Valle de Tomebamba o Valle de los Cuchillos, llamado así por sus formaciones geológicas. Salimos de la ciudad por la Calle Larga, dejamos atrás el Estadio de los Colorados del C. D. Cuenca, y seguimos por la Avenida Remigio Crespo y la Plaza Juan Eljuri (un libanés que es dueño de medio Cuenca). Dejando a la derecha la imagen de la Virgen del Cobre (patrona de Cuba), atravesamos el Río Yanuncay o Río Sucio (debido a los minerales que arrastra) y subiendo una gran pendiente llegamos al Mirador de Tui.

Desde allí arriba pude comprobar porque llaman a Cuenca «La ciudad colorada «, debido al color de sus tejados. La vista es estupenda, ya que prácticamente abarca la alargada ciudad, que según dicen tiene forma de Puma, mientras que Quito tiene forma de jaguar.

En lo alto del mirador está la bonita Iglesia de la Merced, y un poco más abajo visité la Galería-Taller de Eduardo Vega, artista de reconocido prestigio mundial, «Con fuerza en sus murales» y por lograr la «Transfiguración y gloria de la arcilla».

Allí vi la reproducción de su gran mural en relieve el «Árbol de la vida», cuyo original de 9.50 m x 5.50 m está en la Universidad de Cuenca. También disfruté con la del mural «El cóndor «, que está en el Museo de las Artes del Fuego, en Cuenca, su Autorretrato de 1969 y con la Sala de piezas históricas, que no están a la venta, finalicé una visita de muchos kilates.

Bajamos por la Avenida Felipe II, atravesando una zona residencial de buenos chalets, pasamos sobre el Río Santa Ana y seguimos por la Avenida Solano, un bulevar que termina en el Río Tomobanba, zona en la que hay patrullas de policías en bicicleta. Al pasar junto al Río Tomobanba, que divide las partes antigua y nueva de la urbe, tuve oportunidad de ver las Casas Colgantes por las que la ciudad lleva el nombre de su homónima española.

Antes de entrar en la Calle Larga vi una hojalatería, que según Javier Santafé, mi guía, es una actividad tradicional de Cuenca, un poco después del Mirador de San Sebastián, y más adelante el famoso Mercado 10 de Octubre. Por cierto, al Río Tomobanba lo bautizaron con el nombre de San Sebastián, con el fin de que no continuara causando estragos. En estos momentos lleva casi menos agua que el coruñés Río de Monelos….

Y ya que mencioné a Galicia, les diré que coincidí con el vigués Jorge-Juan Carreira, cuyo hermano es Profesor del INEF de la Universidad de La Coruña y vecino mio en la coruñesa Playa de Santa Cristina, y su esposa, Cam.

Sigo con Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca, que es la tercera ciudad de Ecuador, que era un gran centro comercial del Imperio Inca antes de la llegada de los españoles, y que antes de los incas estuvo habitada por indígenas de cultura muy avanzada. El 3 de este mes celebraron la Fiesta de la Independencia.

Todo eso lo pude comprobar en mi detenida y muy ilustrativa visita Al Museo de las Culturas Aborígenes.

Pero antes, disfruté de otro almuerzo realmente típico: Copa de bienvenida a base de maracuyá aguardiente, leche y licor de caña. El primer plato, tamal: harina de maíz, pasas, pimientos, huevo y cerdo, envuelto en una hoja de achira, que no se come. El segundo, filete de chancho a la plancha, con papas amarillas cocidas. Y de postre un cóctel de no sé cuántas frutas ecuatorianas. La bebida, una cerveza del lugar «Ecuatorialmente refrescante» cuya fábrica data de 1913. Toma nota, Fede.

Tras la excelente comida visité el Museo Arqueológico que tiene una soberbia colección de objetos de las Culturas Puruhuá, Manteña, Panzaleo, Tacalshapa, Guangale y Bahía, además de la Sala lítica (13.000 años antes de Cristo), el Período formativo (4.000 años AC) y el Desarrollo Regional 500 años AD).
Este Museo fue creado en el Siglo XVIII, y es un «Homenaje al indio ecuatoriano en sus 15.000 años de existencia» confirma que Ecuador es «Un pequeño país que reúne toda la belleza del mundo » y que alberga «El tesoro escondido de Cuenca «.

Finalizado el recorrido por las ordenadas salas museísticas, que nos muestran objetos de cerámica, piedra, metales, divinidades varias, esculturas antropomorfas y zoomorfas, recipientes rituales, cocinas de brujo, instrumentos musicales; collares de cristal de roca, jadenita y alabastro, etc. , me dirigí en coche a Gualaceo.

Gualaceo está en un valle que tiene un clima muy agradable. Abundan los árboles frutales y también los pastos. Tradicionalmente era un sitio por el que paseaban las gentes del lugar. Uno de sus grandes atractivos turísticos son la fabricación artesanal de chales y bufandas, y sus grandes plantaciones de orquídeas.

Al cantón de Gualaceo accedimos atravesando la enorme caldera de un volcán que no llegó a erupciona y el material se quedó dentro del gran cráter, en cuyas paredes hay lajas de piedra parecidas a las que vi en una playa de Islandia, aunque más pequeñas.

El Río Paute erosionó el suelo abriéndose paso a través del Cerro Tamuga, que es un lateral del cierre de la gran caldera.

Mi primera e interesantísima visita fue a la «Casa de la Macana «, fábrica de los populares «Ikat» , chales y bufandas de lana y algodón, tejidos y teñidos artesanalmente, muy conocidos y apreciados a nivel mundial. Al frente está Ana-Maria Ulloa, famosa protagonista de diversos carteles publicados por el Estado ecuatoriano, con quien aparezco en una de las fotos. A resaltar que es ya la cuarta generación de artesanos de la «Casa de la Macana».

 


Visto todo el proceso creativo anterior, me desplacé a la famosa Plantación de Orquídeas del Ecuador «Ecuagenera «, cuyo propietario es José Portilla. Un cartel nos dice «Además de ser un lugar de esparcimiento, aquí se realizan investigaciones científicas » y otro nos ruega «Respeta y protege los árboles y las flores. Ellos son la esperanza de una naturaleza en peligro «.

En ese centro de producción de orquídeas, las reproducen in vitro, seleccionan las más vigorosas, las esterilizan y siembran. La adaptación es de 3 a 5 meses, las siembran con una mezcla de fibras naturales y tienen un área de crecimiento. Y tras ver todo el proceso, y la fantástica colección de orquídeas bellísimas e increíbles di por terminada la didáctica visita.

Regresamos a Cuenca por el mismo camino de la ida, y cuando llegué al Hotel Carvallo era ya de noche y el termómetro indicaba unos agradables 19 grados de temperatura y un 63 por ciento de humedad.

Me di otro gran tute, pero el esfuerzo se vio recompensado. Mañana les contaré más cosas. ¡Saludos y salud!. (Fotos: Lajos Spiegel)

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