Derby

By Arturo López Petinal

Debo confesar que, tras la victoria del viernes frente al eterno rival, llevo toda la semana viendo la clasificación y haciendo números. Desde luego, hay que ver qué pronto nos ilusionamos después de un triunfo cuando éste ha venido precedido de una racha de muchas derrotas y algún triste empate. Pero es lo que tiene el luchar en el fondo de la clasificación: que tus rivales están ahí porque también suelen perder, que te puedes tirar perdiendo partidos durante unas cuantas jornadas que la distancia con la salvación se agranda muy poco a poco porque los demás también pierden casi todos. En cambio, el día que ganas tú, la distancia se reduce un montón, como ha sido el caso de esta semana. De golpe y porrazo hemos recortado la tercera parte de los puntos que nos separan del descenso. Y ahora toca hacer números: esas cuentas que pueden valer para cualquier cosa menos para el fútbol.

Porque no nos engañemos, ¿alguien sabe los puntos que se necesitan para salvarse? Dejemos las matemáticas y vayámonos a la estadística: hasta hace unos años por aquí decíamos que 42-43 puntos eran suficientes para salvarse. Sin embargo llegó el año 2011 y nos fuimos a Segunda con esos 43 puntos. Otros años, en cambio, el Málaga se salvó con 37, o el Mallorca, que lo hizo con 39. Y si hacemos caso a los que dicen que nos faltan 7 victorias, tendríamos que acabaríamos la temporada con 41. Esa puntuación que hace tan sólo un año condenó al Villarreal.

Ya no me voy a parar en los años en los que vivíamos en la élite, cuando con 69 puntos ganamos una liga y, paradójicamente, los años siguientes superamos los 70 y la liga se la llevaron otros. A lo que voy es a otra cosa: a que no sirve de nada mirar más allá de la jornada en la que estamos, a que si queremos llegar al final de la liga con posibilidades hay que hacer los deberes en las jornadas anteriores.

El año pasado, unos de las claves del éxito fue no mirar los puntos que tenía el equipo en cada jornada ni echar cuentas de los que serían necesarios para lograr el ascenso. Nos cansamos de escuchar por parte de técnico y jugadores que había que ir partido a partido. Y así fue: fuimos encadenando victorias consecutivamente (hasta 9, creo recordar) y el día que el Sabadell cortó esa racha iniciamos otra. Así hasta llegar al día del Huesca con 85 puntos que aún no garantizaban el ascenso. Sólo mirábamos al siguiente partido y el único objetivo era ganarlo. El resultado está a la vista: el equipo en Primera de nuevo y batiendo todos los récords de la categoría.

Esta es la actitud que debe tomar ahora nuestro querido RC Deportivo: mirar sólo al siguiente partido. La victoria ante el Celta nos sirvió para ilusionarnos de nuevo, para tomar ese último tren en el que estamos ahora. Y ahora lo que toca es el Mallorca. Un triunfo ante los de Manzano reduciría a buen seguro mucho más la distancia, nos permitiría ponernos a un solo punto de ellos, ganaríamos un posiblemente decisivo goal average y haría que el siguiente partido se enfocase con unas ilusiones renovadas y hasta hace un par de semanas inimaginables.

Todo lo que venga después sólo tendrá sentido si el día 31 a las 7, cuando acabe el encuentro, podemos seguir diciendo con orgullo aquello de: SÍ SE PUEDE!!! FORZA DEPOR!

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