Cartagena (Colombia), 2 de noviembre del 2018

Olvidé comentarles que en Colombia no celebran el Día de difuntos y que el Dia de todos los Santos no fue festivo porque, por motivos turísticos, lo trasladaron al lunes 5 con fin de tener tres días de fiesta seguidos.
Hoy ha salido otro día de fuerte sol, y ya de mañana teníamos 33 grados de temperatura, que fue en ascenso. Durante el recorrido amenazó una fuerte tormenta tropical, que por suerte se quedó en un impresionante espectáculo de truenos y descargas eléctricas.
A primera hora de la mañana se puso en contacto conmigo Laura Grau, de Gema Tours, con la que acordé un cambio en mi programa de visitas. Como hoy dediqué todo el día a visitar la ciudad de Cartagena y terminaba con el tiempo muy justo para realizar la excursión nocturna «Rumba en Chiva», con grupo musical, fritos cartageneros, ron ilimitado, bailongo, etc. a bordo de uno de los coloridos autobuses llamados «Chivas», convinimos dejar esa movida para mañana, que regresaré con más tiempo de la visita a las Islas del Rosario.
Con ese cambio, también he conseguido un pequeño hueco para disfrutar de la piscina, sita en la tercera planta, y de su más acogedor espacio climático.
Y antes de relatarles mi recorrido viajero de hoy, quiero pedirles disculpas por si algunas palabras de mis relatos están mal escritas, o hay alguna que no concuerda bien. Se debe a que trabajo única y exclusivamente con el teclado del teléfono, que resulta bastante incómodo cuando se trata de escribir un texto largo; ya que, a veces, los lugares y las condiciones en que escribo no son los más adecuados en lo que a iluminación y comodidad se refiere. Pero creo, sinceramente, y por los comentarios recibidos, que aún así la información que les llega es perfectamente comprensible y adecuada, que es de lo que al fin y a la postre se trata.
También por medio de Whatsapp me he enterado que mi hermana Marika, que es otra gran viajera, y mi prima Eva, llegaron ya a Hanoi (Vietnam) en su recorrido por ese país, Laos y Camboya. ¡Que disfruten mucho, que es de lo que se trata!.
Les diré que Cartagena de Indias es uno de los puertos al que más cruceros arriban, y por eso durante mi visita a la ciudad me encontré con varios grupos de distintos barcos. Se la conoce por eso como la «Reina del Caribe «.
Otro apunte: los taxis no llevan el clásico letrero mundial «Taxi». Se reconocen por su color amarillo chillón y por llevar en los laterales y en el techo unas grandes placas identificativas. La mayoría son coches de tamaño medio y pequeño.
Cartagena de Indias, fundada en el año 1533 por Pedro de Heredia, supera actualmente el 1.200.000 habitantes y puede con toda justicia presumir de tener un casco antiguo colonial y estupendamente conservado, que es Patrimonio de la humanidad. Sus murallas miden nada menos que 13 km y es, en unión de Cuzco (Perú) y Ouro Preto (Brasil), uno de los destinos coloniales más fascinantes y mejor conservados de toda América del Sur.
La temperatura siempre ronda los 30 grados. Es una ciudad muy cómoda para caminar, aunque debido al fuerte calor y humedad hay que evitar las horas centrales del día.
Al igual que sucede en otras ciudades de América Central y de Sudamérica, los cables y los postes de diversos tendidos eléctricos y otros servicios arena las calles, los edificios, y sobre todo los monumentos.
En compañía del excelente guía Rafael Rivero, inicié la visita subiendo por la calle San Martín (donde está mi hotel) que es la más importante de Cartagena y de dirección única, dejando a nuestra izquierda el legendario Hotel Caribe, que es el más antiguo de la ciudad. Recorrimos el exclusivo barrio de Boca Grande, que recibe el nombre de la isla que hay enfrente. Esta es la parte de la denominada Ciudad Nueva, que data de 1980. Pasamos El laguito, llamado así porque entra el mar. Es un lugar con encanto, rodeado de grandes rasacacielos. Cerca está el Centro Médico Boca Grande, en el barrio Castillo, una zona residencial.
La Bahía tiene 13 km de largo y 6 km de ancho, y cuenta con varios pueblos de pescadores. En Santa Catalina el metro cuadrado cuesta 10.000 dólares. El nombre indígena original de Cartagena era Caramairi, que significa cangrejo y tiene un gran monumento en la carretera que viene del Aeropuerto. Los conquistadores murcianos vieron esta bahía parecida a la Cartagena española y por eso le pusieron el mismo nombre.

Pasamos por delante de Santa Cruz de Castillo Grande, ex fortaleza militar convertida ahora en un Club. Aquí es donde se elige Miss Colombia, desde que se inició este popular concurso de belleza femenina.
En el monte de La popa de la Galera, que es la parte más alta de Cartagena y su mirador natural,está el Convento de las Agustinas Descalzas, que se encargan del cuidado de ese lugar. En la parte superior hay una imagen de Santa Clara. En la subida existe un Viacrucis, y la Virgen de la Candelaria, y en la isla de enfrente hay una casa roja, que es la residencia del Presidente de Colombia.
Cabe resaltar que Cartagena es la cuarta ciudad de Colombia, pero es la primera en turismo, que está al alza. También destaca en el plano deportivo.
Resultó interesante la visita al Museo de la Joyería, especializado en esmeraldas. Hay la representación de la galería de una mina, las herramientas que utilizaban, los emplazamientos geográficos, etc. Según la forma en que estén talladas significan: ovalada = gratitud, redonda = optimismo, pera = confianza, y rectangular = admiración. El color se debe al óxido de cromo, óxido de vanadio, y/o óxido de hierro.

Ya en El Malecón, vimos la curiosa escultura de El patón, luego el Teatro Heredia, la «Ventana de la denuncia», de la Inquísición», el Museo del Oro, de los indios Zenués, que enterraban a sus muertos con todas sus joyas y pertenencias valiosas. La plaza S. Pedro Chaver, el gran defensor de los esclavos, tiene un bello monumento en el que se ve al Santo con el esclavo Celestino, que era su fiel escudero y el único que hablaba español, y la popular Torre del Reloj.
Nos acercamos hasta el Monumento a Caramairi (Cangrejo)nombre indígena de la ciudad antes de llamarse Cartagena, y tras fografiarnos en el grande y colorido letrero que da la bienvenida a la ciudad nos dirigimos a la Casa – Museo en la que vivió Rafael Núñez, ex Presidente de la Nación y autor de la letra del Himno Colombiano. Es una edificación preciosa, colonial, muy bien cuidada. Cuando llegamos estaba colocando sillas en los jardines para un concierto de rock y country.


Más adelante, está el bonito monumento a la India Catalina, un bellezón que fue raptada a los 14 años, llevada a la República Dominicana, y que acabó sus días en Sevílla (España).
Atravesamos el Parque Chambacú, donde ofició misa el Papa Juan Pablo II, el 6 de julio de 1986, y donde también estuvo el Papa Francisco, el 10 de septiembre del 2017. Me metí en el interior de un gran zapato de bronce, que forma parte del Monumento al Zapato Viejo, de gran éxito entre el público.
La Ciudad Vieja o Colonial se divide en 3 partes: Getsemaní, de clase pobre; San Diego, de clase media; y Santa Catalina, de potentados. En la Plaza Bolívar fue donde se puso la primera piedra de Cartagena de Indias.


Mención especialisima merece el detenido recorrido por el monumental Castillo de San Felipe de Barajas, llamado así en honor del rey español Felipe IV, y de su constructor.
Se trata de la mayor fortaleza construída por los españoles en todas sus Colonias. Edificado sobre una colina, contaba con 7 baterías para defender la ciudad. Tiene 41 metros de altura, y ocupa 15.000 m cuadrados. Es una impresionante obra de ingeniería militar, y nunca fue conquistado, pese a los numerosos ataques sufridos. Entre sus principales obras se encuentra una cisterna con capacidad para 72.000 litros de agua.
Al bajar de San Felipe pasé por la antigua Plaza de Toros, convertida ahora en un hotel de 5 estrellas y conservando sus formas. Alli cerca está el Museo Taurino, del año 1962, sede de la Tasca Peña Taurina, por cuyo frente circulan continuamente enjaezados coches de caballos.
Y tras una breve sesión fotográfica en las cuidadas murallas que rodean la Ciudad Vieja, regresé al Hotel.

Hasta mañana. ¡Saludos y salud!. (Fotos: Lajos Spiegel)

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