Momentos tristes del deportivismo

Del “Estoy metido en un lio y no sé cómo voy a salir”, de la mítica canción “Agárrate a mi María” del conocido grupo de pop español de los años ochenta Los Secretos, nos debe valer como fiel reflejo de la situación que vive hoy en día nuestro querido Real Club Deportivo de La Coruña. Los que tenemos sangre blanquiazul tampoco sabemos cómo vamos a salir de esta, tampoco podemos dormir y nos agarramos fuertemente a la ilusión y la esperanza para no tener miedo.

Del “Estoy metido en un lio y no sé cómo voy a salir”, de la mítica canción “Agárrate a mi María” del conocido grupo de pop español de los años ochenta Los Secretos, nos debe valer como fiel reflejo de la situación que vive hoy en día nuestro querido Real Club Deportivo de La Coruña. Los que tenemos sangre blanquiazul tampoco sabemos cómo vamos a salir de esta, tampoco podemos dormir y nos agarramos fuertemente a la ilusión y la esperanza para no tener miedo.

Como no es la primera vez que sufrimos, de los momentos tristes del deportivismo debemos sacar en conclusión que después de la tempestad viene la calma y como referencia nos podemos remitir a los malos momentos vividos en el Deportivo hace unos años.

Cuando uno de los momentos más tristes de la época fue el partido que nos privó del ascenso a la división de honor en la temporada 83 ante el del Rayo Vallecano que enmudeció el estadio de Riazor durante por moito tempo. Pese al paso de los años, muchas generaciones tienen en la memoria aquella triste pérdida del ascenso a primera división ante los de Vallecas en Riazor, cuando el Deportiviño capitaneado por el grandísimo José Luis Vara Olveira y el bruxo de Arteixo Arsenio Iglesias se llevaba uno de los varapalos más duros que recibió la afición coruñesa hasta la fecha. La precipitación y ansiedad tuvieron mucho que ver en aquellas fechas.

 

Posteriormente, Oviedo destino a donde viajamos en caravana los ya famosos niños del ascenso y no conseguimos el objetivo con aquel equipo que dirigía el recordado Chuchi Aranguren amargaba nuevamente a una parroquia que aprendía nuevamente a sufrir.

 

También en los años ochenta tuvimos que jugar la inoportuna promoción de ascenso que no existía hasta la fecha y tristemente coincidió cuando el Dépor había acabado la liga en puestos de ascenso directo. Creo que nuestros rivales de promoción eran Celta, Sestao y Logroñés. La fallida promoción de ascenso que disputamos con Eusebio Ríos en el banquillo blanquiazul nos hizo nuevamente sufrir.

 

También en los desgraciados años ochenta para el Depor fue la promoción jugada ante el Tenerife de Romel Fernández y la semifinal de la Copa del Rey ante el Valladolid arbitrada por Soriano Aladren hicieron que la afición deportivista creyeses que existían meigas.

 

Confiamos en que no pase nada y recordamos que de otras peores salimos los que vivimos aquel gol de Vicente Celeiro en la portería de general en mayo de 1988 que, aunque en el último momento, valió para mantener la categoría y comenzar con el lema “camina o revienta”. Además del gol del villalbés yo destacaría la sospechosa actuación del portero racinguista Alba que paró más que García Remón en Odessa.

El recordado y trágico penalti fallado por Djukic el 13 de mayo de 1994 en aquel fatídico partido en el que, el meta González tiró por los suelos el sueño de toda una vida de muchos deportivistas.

Ojala en el peor de los casos volvamos a vivir situaciones similares que nos sirvan como punta de lanza y aúpen a nuestro Dépor hacia nuevos destinos y nos haga olvidar lo mucho que estamos sufriendo los deportivistas. Que no queremos que desaparezca nuestra gloria y que todos recuerden quienes fuimos.

Sin complejos ¡Forza Depor!

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